CIUDAD DE MEXICO, 28 de diciembre.- Andrés Manuel López Obrador jugó a fondo en un momento en el cual el Gobierno todavía está conmocionado por la muerte del matrimonio Moreno Valle. El Presidente lanzó un ambicioso plan para contrarrestar un flagelo criminal pero que además pone en jaque a la competitividad del país y a su empresa más emblemática: el huachicoleo en PEMEX.
Es una maniobra a diversas bandas pero que tiene carga política porque por primera vez en años invierte la lógica. En los últimos sexenios del PRI y del PAN el drama del robo de combustible era abordado como una circunstancia que padecía la empresa productiva del Estado. Ahora AMLO cambia el enfoque en 180 grados: el problema no son tanto los grupos criminales que se favorecen de ese monumental negocio sino que el conflicto central está incrustado en PEMEX y, concretamente, en ciertas estructuras de la empresa donde tiene poder el sindicato que dirige Carlos Antonio Romero Deschamps.
López Obrador habló de tres empleados de la empresa cesanteados y puestos bajo la órbita de las autoridades judiciales. Luego Olga Sánchez Cordero lanzó su advertencia contra el poderoso sindicalista que encarna como pocos unos de los últimos resabios de poder real del PRI. Una realidad que se desmoronó la noche del 1 de julio.
Según pudo conocer este medio, por estas horas crece a gran velocidad el debate en el sindicato petrolero sobre un recambio acelerado. Un giro que se vuelve preciso no sólo por las posibles contingencias judiciales, sino además porque desde hace algunos días ya funciona otro sindicato, impulsado por Rocío Nahle y con fuerte apoyo Luisa María Alcalde Luján. En el mismo tiene un rol preponderante José Luis Peña, esposo de la secretaria de Energía quien fuera echado de PEMEX por Emilio Lozoya.
Este nuevo armado se propone comenzar a licuar de adherentes al gremio propiedad de Deschamps. Es un desafío para el líder sindical porque por primera vez se encuentra frente a un Gobierno que le quiere detentar el poder en la base laboral de la compañía.
Deschamps no es invitado a los eventos de Octavio Romero, su poder comienza exhibir grietas y ya aparecen algunos jugadores internos con la ambición de reemplazarlo, por ahora el más evidente es el diputado federal Fernando Navarrete, actual secretario de Actas del Sindicato.