Puebla, 15 de enero (Periódico Central/SinEmbargo).– En Puebla , el cuarto estado más pobre del país, una veintena de municipios se dedican al robo y comercialización de combustible que extraen ilegalmente de los ductos de Petróleos Mexicanos (Pemex). En la Nación Huachicol , los campesinos se convirtieron en ladrones de combustible, las familias venden las gasolinas que almacenan en sus casas y jóvenes y niños aprenden el oficio de “halcones”.
Los niños y jóvenes son quienes administran los grupos en Facebook que venden la gasolina ilegal hasta en 7 pesos y que llevan al máximo su creatividad para hacer memes de las explosiones y frases huachicoleras.
En una vivienda en Palmarito, en el municipio de Quécholac, los menores sirven el hidrocarburo e incluso hay testimonios que un pequeño tuvo la idea de comprar pistolas similares a las que están en las gasolineras para agilizar la expedición del combustible.
“Ya los chiquillos ven normal a los huachicoleros, dicen que de grandes quieren ser como ellos, ya andan armados y preparándose en Palmar del Bravo”, dijo Jazmín Avalos, habitante de la comunidad de Candelaria, Felipe Ángeles.
En redes sociales como Facebook se ofertan camionetas de juguete con sus galones a control remoto con un costo de hasta 800 pesos. Durante la pasada temporada de Día de Reyes, en enero del 2019, volvieron a verse fotografías de camioncitos huachicoleros como opciones entre los regalos para los niños poblanos.
Javier Pérez, otro de los habitantes, afirma que los niños, junto con sus madres, salen a la calle o caminos a vender la gasolina.
“La gente vigila y avisa, les regalan un galón y son los mismos niños los que despachan”.
En una vivienda en Palmarito, en el municipio de Quécholac, los menores sirven el hidrocarburo e incluso hay testimonios que un pequeño tuvo la idea de comprar pistolas similares a las que están en las gasolineras para agilizar la expedición del combustible.
Son las 3:00 de la tarde en la comunidad de Benito Juárez, Tepeaca, y hay una fuerte persecución entre los militares y dos huachicoleros que, con su camioneta Ford, se dirigen a la carretera federal en dirección a Tehuacán.
Hay balazos y nadie ha caído muerto. La gente se esconde: las mujeres lloran, los niños salen con la pistola para contraatacar, y los padres huyen para evitar ir a prisión.
Pasan 15 minutos y ahí, junto al Arco de Seguridad en Cuapiaxtla, caen muertos cuatro soldados por los 15 disparos de una “cuerno de chivo”. Los huachicoleros han triunfado y se van con el patrón a festejar el combate con un buen Buchanan’s.
En realidad, todo lo anterior nunca ocurrió, es producto de la imaginación de un grupo de niños que viven inmersos en la huachicultura.
Son juegos de pequeños en el campo cuyas camionetas no son más que la carretilla que sirve para dar la pastura a los borregos y las balas de las supuestas AK47 son un par de piedras que están en medio de los cultivos.
SANTO NIÑO HUACHICOLERO
En las comunidades del Triángulo Rojo la población es católica, los huachicoleros hacen grandes aportaciones para los festejos patronales de los barrios, se ofrecen a adornar altares y pagan misas a favor de la comunidad.
Cierto es que los párrocos en las celebraciones eucarísticas de cada domingo piden a los fieles “no meterse en problemas”, no incitar a la violencia y ser un buen ejemplo para los niños.
Igual que los narcotraficantes le rezan a su santo, Jesús Malverde, los ladrones de combustible a Pemex en Puebla tienen ya a su Santo Niño Huachicolero, que en estas fiestas de la Candelaria fue el atractivo principal entre los habitantes del municipio de Palmar de Bravo.
El 26 de marzo del 2017, el propio arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa hizo un llamado a los católicos a no encomendarse a esta figura religiosa pues es “distorsión” de la devoción al niño dios “que no entra en la piedad de la iglesia”. A pesar de esto, durante 2018, la moda del Niño Huachicolero persistió como una de las vestimentas más utilizadas.
TAMARA, LA REINA HUACHICOLERA
Su nombre es Tamara Alcántara, conocida como la “Reina del Huachicol” por ser la primera compositora —con tres canciones para bailar y cantar con un par de tequilas— que representa musicalmente la situación del Triángulo Rojo.
Su inspiración surgió en 2015, después de un convivio con amigas en la localidad poblana de San José Tuzuapan, en el municipio Quecholac. Tamara terminaba una presentación con su grupo de mariachis.
Afuera de la vivienda donde amenizó una fiesta un voceador gritaba para anunciar la portada de un periódico de la región: “¡Agarraron, los agarraron! ¡Agarraron a los huachicoleros!”
—Ya vámonos, pinche chamaca huachicolera— le gritó “El Charro”, su esposo, para pedirle que se levantara de la mesa en la que estaba tomando unos tragos.
—Me sentí re´ mal y nos fuimos, le dije que no me dijera así frente a la gente y él me pidió que como compositora hiciera una canción de los huachicoleros. Fue hasta el otro día que estábamos serios cuando aceptamos juntos hacer la letra. Lo pensé todo un año y la canción se hizo como un chascarrillo. Se hizo una canción, después la parte dos y tres. Yo, la letra y él, la música.
https://youtu.be/B9Us_2EF7sE
Las frases como: “el poblano pasó de ser camotero a huachicolero” y “soy huachicolero ¿y qué?”, hicieron famosa a esta cantante de música mexicana que se ha creado una personalidad encapuchada con sombrero, pistola, blusa vaquera, botas y pantalón.
En más de 20 años de trayectoria ha creado 300 canciones, todas ellas inscritas ante el Registro Público de Derecho de Autor desde 2016.
Cuando inició su carrera artística, sus compañeros se burlaron de sus interpretaciones, pero ahora es conocida a nivel internacional por ser la compositora de la “Cumbia del Huachicol, “El Huachicolero” y “La gran señora Huachicolera”.
Después de ser entrevistada por medios de comunicación de todo el país así como internacionales, Tamara Alcántara prometió un tema a todos los reporteros: La Cumbia del Reportero. Este tema lo lanzó a inicios del 2019.