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La magna obra de Alicia reside en haber dotado a un país tan pequeño de un Ballet tan grande*

Sirva este texto del Dr. Armando Hart, de seguro homenaje de felicitación a nuestra Alicia Alonso, Prima Ballerina Assoluta y Directora del Ballet Nacional de Cuba, quien es una de las personalidades más relevantes en la historia de la danza y constituye la figura cimera del ballet clásico en el ámbito iberoamericano y mundial, porque el pasado 21 de diciembre acabamos de festejar su 98 cumpleaños. (Eloísa Carreras Varona)

La compañera Alicia nos informó en detalle de algunas cuestiones del viaje a Puerto Rico. Toda esta información nos ha hecho bien y nos ha hecho que los felicitemos a ustedes, no sólo por su actitud o por su aporte cultural, sino por la batalla política e ideológica que ganaron. Es decir, que incluso en Estados Unidos ustedes ganaron una batalla cultural y realizaron una tarea cultural de enorme significado, de enorme significación; pero además, ocurrió en Estados Unidos, la presencia del Ballet Nacional de Cuba, en los momentos en que estaba más intensa la situación internacional por la cuestión relacionada con África y la política del Gobierno norteamericano en relación con Cuba y en relación con los problemas de África. Ustedes recuerdan que aquello estaba muy tenso. Y en los momentos en que mayor era la tensión, en esos días, desde el punto de vista político, la presencia del Ballet en Washington significó llevar la bandera […] de las posiciones políticas de la Revolución; y desde luego, eso es posible porque en la medida en que el Ballet Nacional de Cuba es la excelencia en el arte, es buen arte, es que puede influir, porque si no fuera un buen arte no podría tener ninguna influencia.

Y debió ser muy emocionante para todos ustedes, y debió ser muy emocionante sobre todo para Alicia y para los compañeros de mayor tiempo en el Ballet, su presencia allí, y por el hecho de que Alicia había estado hace ya algunos años en aquel lugar, en Nueva York; el hecho de volver Alicia allá con la Revolución, con el triunfo de la Revolución Cubana, casi a los veinte años del triunfo de la Revolución Cubana, con nuestro Ballet.

Y lo que más me asombró a mí —lo voy a decir muy personalmente—, no es una conclusión cultural, sino una percepción personal […], lo que más me admiró de los comentarios que se hicieron desde el punto de vista cultural en esos diez días en Estados Unidos, y me agradó mucho, desde luego, el realce de la personalidad de Alicia y el reconocimiento al valor artístico de Alicia […].

Pero allí hubo, además de este alto reconocimiento, un reconocimiento al Ballet como institución. Desde luego, incluso recuerdo que hubo un comentarista asombrado de que un país tan pequeño tuviera un ballet tan grande. Y, desde luego, esto también es obra de Alicia y de todos los compañeros que durante todos estos años han trabajado en la dirección del Ballet, pero a mí me llamó la atención el hecho de que ellos reconocieran ya no solamente a la personalidad artística e individual, sino también a la institución y al Ballet como conjunto.

Asimismo, me llamó la atención el hecho de que destacaran ya no solamente la personalidad de Alicia, sino a las otras primeras bailarinas y a los otros artistas y técnicos. Se destacó bastante eso. Y yo vi que hicieron una información no solamente de Alicia, que es un valor reconocido, sino de los valores que han ido surgiendo en estos años en el Ballet de Cuba, porque creo que el mérito del Ballet es haber desarrollado inclusive también valores nuevos en el ballet. Así que estas dos cosas me llamaron la atención.

También me llamó la atención que, al parecer, ellos pensaban que el ballet podía haber introducido en Cuba aspectos no netamente cubanos, ¿no? Y el ballet, efectivamente, con su técnica, que no tiene un origen cubano…, pero bueno, la cultura nace en muchas partes del mundo, nace en todas partes. Pero ellos destacaron, por ejemplo, cómo había elementos profundos de cubanía y en algunos aspectos los subrayaron. Y esto a ellos les llamó la atención. Y a nosotros, que a ellos les llamara la atención, también nos agradó mucho. Así que el deseo del Ballet de formar parte esencial de la cubanía —y en algunos elementos se veía, en algunos aspectos se apreciaba—, y que ellos lo pusieran en algunos comentarios, también me llamó la atención.

Nos dicen, por la información que tenemos de lo de Nueva York, lo de Washington, lo de Canadá, que hubo una aceptación muy grande y sin grandes problemas de tipo…, pudiéramos decir, de contrastes políticos con la gente allí; porque, incluso, según la información que tenemos, algunos de los elementos negativos que fueron por allí después hasta se metieron a ver el Ballet. Y eran minoría. Según la impresión que tenemos esto no tuvo significado.

Entonces está el otro viaje que hicieron ustedes a Puerto Rico. Este viaje a Puerto Rico tiene una significación cultural, pero también una significación política muy profunda; diría que su significación política es mucho más profunda por cuanto es obvio que en Puerto Rico muchos de los contrarrevolucionarios cubanos se han adueñado allí de resortes importantes en la divulgación, en la formación cultural, en la prensa, en los medios masivos. Y allí parece que, efectivamente, se logró una batalla política muy grande, muy fuerte. Incluso tenemos información sobre eso, no solamente por la que nos dan allí y la que nos dan Alicia y los compañeros que fueron del Ballet, sino por la información cultural: en la prensa, en los medios masivos —y recordemos que los contrarrevolucionarios cubanos se han apoderado allí de todo eso—. Y sabemos que fue un encontronazo fuerte, incluidos algunos detalles simpáticos, como cuando preguntaron a Alicia en aquella rueda de prensa si ella era comunista, y la respuesta que dio Alicia: «bueno, pues sí, ¿usted no lo sabe? Sí, yo soy comunista pero aquí venimos no a hacer política, sino a bailar». Yo creo que, ante esas preguntas, Alicia estaba haciendo la mejor de las políticas, allí en ese ambiente, al hablar de esa forma. Y simpático también, cuando algunos contrarrevolucionarios, para insultar a Alicia, le gritaban: «comunista, comunista», como si le lanzasen un insulto. Eso es algo que realmente es digno de la anécdota, porque para ellos tiene esa connotación.

Pero lo cierto es que el teatro se llenó y que hubo un gran entusiasmo; lo cierto es que el Colegio de Abogados tuvo una actitud firme en todo esto, y nos cuentan que la gran discusión en Puerto Rico fue sobre si el gobernador iba o no iba a la función. Y después, primero que si iba a ir el presidente del Senado, que si iba a ir el alcalde, pero luego el gobernador no fue o no iba a ir, y entonces el alcalde y el presidente no fueron…, pero no importa que no fueran el alcalde y el presidente del Senado, de todas maneras aquello fue una noticia que causó conmoción allí, y desde el punto de vista político, se libró una batalla muy interesante que yo creo que tiene también importancia desde el punto de vista de la lucha que está librando Puerto Rico por recuperar su nacionalidad. En estos momentos Puerto Rico está librando una importante batalla por su nacionalidad en las Naciones Unidas, de manera que hemos visto cómo con un arte de alta calidad se pueden librar batallas políticas importantes para la Revolución, y cómo el Ballet ha desempeñado ese papel y puede seguirlo haciendo en el futuro.

Y hay algo del Ballet que nosotros sí queríamos subrayar aquí y es lo siguiente: en Cuba, antes del Ballet Nacional, antes del Ballet de Cuba, no había esa tradición de ballet, no había tradición de ballet, y, sin embargo, en el país se ha hecho ya una cierta tradición de ballet. Es decir, que eso prueba que las tradiciones artísticas se pueden ir creando cuando hay un arte de calidad, se pueden ir formando aun cuando no exista con anterioridad, mediante un trabajo de formación de bailarines y de cuadros, y de un trabajo en que ha habido no pocas dificultades e inconvenientes, porque ustedes saben perfectamente que en todo este trayecto y en todos estos procesos y cuestiones, manejar grupos de gente es difícil. Y no todo es fácil ni sencillo, ni todo es de un color de rosa, pero lo objetivamente cierto —y nosotros tenemos que mirar las cosas objetivamente por sus resultados concretos— es que con este recorrido por Estados Unidos, por Canadá y por Puerto Rico, el Ballet de Cuba se ha situado como una institución cultural que con un gran arte ha hecho una buena política, y esa es la esencia del planteamiento que tenemos que hacer en el Ministerio de Cultura: que, efectivamente, tenemos que hacer un trabajo político e ideológico, y que pueden desempeñar las instituciones culturales un papel político e ideológico de gran significado, pero lo harán en la medida en que se trate de buen arte. Esa es la lección más importante que nosotros podemos señalar aquí, porque si no es buen arte no puede influir, si no es arte de calidad no puede influir políticamente; a veces se puede situar en puntos antagónicos el arte y la política. Nosotros tenemos el criterio de que se puede hacer buena política en el arte cuando hay buen arte; si no hay buen arte es difícil hacer buena política. Así que nosotros no podemos poner esto como puntos antagónicos.

No ha sido solo el Ballet el que ha hecho algunos recorridos en es-tos meses. Yo debo decirles que en estos meses se han enviado hacia fuera una serie de organismos culturales, de instituciones culturales; a los mismos Estados Unidos, donde ustedes estuvieron. Allí estuvieron un grupo de cine y el Grupo Moncada, que hicieron recorridos importantes; allí estuvo Silvio y ganó la Trova, que tuvo una repercusión muy grande; allí estuvieron ahora recientemente los Iraqueres, lo que tuvo también una significación. Y debo decirles lo siguiente, para que ustedes valoren la repercusión que tuvo en Estados Unidos esta cuestión:

Hace algunas semanas, debe haber sido más de un mes, estuvieron por aquí los dirigentes de la Columbia Broadcasting System; el presidente que se ocupa de toda la esfera del disco y de la música, para discutir con la Egrem el problema de grabar un disco de los Iraqueres. Ellos se entusiasmaron mucho con los discos de los Iraqueres, y están muy interesados en la música cubana, y les voy a explicar después las razones de este interés. Entonces, ellos querían grabar un disco de los Iraqueres y llevarlo al mundo entero; decían que iba a causar una gran conmoción. Nosotros les dijimos que nuestro inconveniente era el bloqueo, que incluso desde el punto de vista cultural […].

Pero lo interesante para ustedes es lo siguiente […]. Ahora está en alza y ahora hay interés por la cultura cubana que se hace en la Isla, por el efecto que ha producido lo del Ballet. Les digo esto como un aliento proveniente del éxito que allí tuvo el Ballet de Cuba.

[…]

Por una razón de justicia, de justicia plena, los treinta años del Ballet hay que conmemorarlos como corresponde por su significación.

Y dada la significación internacional que el Ballet ha tomado, la conmemoración puede ser un acontecimiento de carácter de repercusión internacional; que realmente sea la coronación de todo un proceso de trabajo de tres décadas y que realmente esté a la altura del Ballet y a la altura de la cultura de la Revolución, para reflejar allí lo que la Revolución ha hecho en materia artística, porque en buena medida hay que decir que el Ballet es el Ballet de hoy, por la Revolución. Porque es verdad que el Ballet hubiera seguido siendo una institución si no hubiera triunfado la Revolución, hubiera podido seguir siendo una institución de importancia, pero con muchísimas limitaciones. Y ya lo era antes, antes del triunfo de la Revolución era una institución de importancia, pero las limitaciones eran obvias; no se podía haber extendido en la forma en que se ha extendido, ni organizado en la forma en que se ha organizado si no hubiera sido por la Revolución, y esto es ampliamente conocido, y por eso nosotros creemos que al VI Festival de Ballet debemos darle la mayor significación posible: significación cultural y significación política. Esto nos es útil a nosotros para incitar a otras instituciones culturales a emprender también un trabajo similar, o sea, que la experiencia del Ballet sea como una brújula para otras instituciones culturales.

Ustedes deben saber que se tomó la decisión —ya concretamente— de que en la sede del Ballet, el García Lorca, también radicarán la ópera y el grupo lírico, de y que la compañera Alicia Alonso fuera como una directora general de todo esto. Así que ya la compañera Alicia Alonso no será solamente una bailarina, sino también una directora general de la ópera, del ballet, de los líricos...

Pero a este hecho, nosotros queremos darle también significación por lo siguiente: queremos hacer notar cuál es la organización que aspiramos a darles a las instalaciones escénicas, y a las de teatro y a las culturales.

Hace meses nosotros estuvimos allí con Alicia y con un grupo de compañeros, y hablamos de esto informalmente, pero ahora ya habrá que formalizar esta decisión. En mi opinión, hay que aprovechar el 30 Aniversario del Ballet para formalizar esta institución del García Lorca. Señalamos esto porque es nuestro propósito que el García Lorca y todas las instituciones de este carácter cultural funcionen dirigidas por compañeros con autoridad artística.

[…]

Pero lo más importante no son los detalles aquí y allá que siempre nos llevan un gran trabajo; lo más importante es el conjunto, el resultado general y el resultado final, y eso es lo que yo quería recalcar aquí hoy: el resultado esencial, final, de todo este proceso, y pedirles que sigan trabajando para desarrollar cada vez más un mayor arte de ballet en nuestro país, de acuerdo con los principios de nuestra Revolución; y decirles, por último, algo que ya les hemos explicado, pero que queremos subrayar antes de concluir, y es que el trabajo o la influencia política que pueda tener el Ballet estará en consonancia con su influencia artística. Si el Ballet no tiene influencia artística, no tiene influencia política; y para tener influencia artística, tiene que ser un Ballet cada día de mayor calidad, de mayor nivel. Así que fe-licitamos a todo el colectivo por todos estos éxitos, los felicitamos a todos… no quiero mencionar nombres, porque al hacerlo a veces se le escapan a uno, y después queda éste y queda el otro; pero el de Alicia sí, porque Alicia es Alicia, aunque sé que hay un grupo grande de futuras promesas y de promesas reales, de promesas actuales…

[…]

Porque sí hay que decir una cosa, de entera justicia: sin el valer artístico de Alicia hubiera sido muy difícil o imposible; esto yo creo que es una verdad objetiva. No es que estemos con cultos a la personalidad; estamos diciendo algo objetivamente. Pudiera haber habido un Ballet de Cuba sin Alicia, teóricamente es posible. Pero lo cierto es que el que ha habido ha sido también por su influencia, y por tener nosotros la dicha de contar con Alicia. Esto es un hecho objetivo que nosotros tenemos que considerar, y que en este momento tenemos que recalcarlo aquí. Claro, Alicia, porque tiene también unas condiciones artísticas excepcionales ampliamente reconocidas.

De manera que felicidades a todos, y esperamos que el VI Festival de Ballet sea un éxito más de la cultura de Cuba, y que el 30 Aniversario del Ballet sea un éxito de todos los que han participado en el proceso del Ballet de Cuba. Sea un éxito de todos —esto es un principio— y de todo nuestro pueblo y del Ministerio de Cultura, del pueblo y de todos. Debemos ver esto con gran amplitud, como siempre nos ha enseñado Fidel a ver las cosas, y de esa manera será más grande el éxito del Ballet de Cuba, y más grande el éxito de Alicia.

* Versión de las palabras que pronunció en la reunión con el Ballet Nacional de Cuba, el 6 de septiembre de 1978, convertidas en el texto 2 de la Antología Pasión por Nuestra América.

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