CIUDAD DE MEXICO, 1 de octubre (Gobierno de México).- Para fomentar el desarrollo en la región de América Latina y el Caribe se debe “igualar para crecer y crecer para igualar”, aseguró este martes Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La directiva respaldó las acciones realizadas por la administración federal en esta materia.
“Creemos que el Gobierno está poniendo en práctica este término, está poniendo en práctica esta postura de dotar de mayores recursos a las poblaciones más pobres y, con ello, estimular el consumo, que es una de las variables más importante del crecimiento”, remarcó.
El discurso
Quiero extender nuestra gratitud a todas las delegaciones que viajaron largamente y quiero en verdad reconocer, sobre todo a las del Caribe, porque les cuesta mucho llegar en medio de tanto huracán, esa es la verdad, digo, no es por nada.
Veintiocho países han dicho hoy: ‘presente’. Una muestra emocionante de la pertinencia y voluntad colectiva por acelerar el paso hacia el logro del bienestar social, universal e igualitario, porque hay una urgencia, hay urgencia de sacar a 184 millones de latinoamericanos y caribeños de la pobreza y de la desigualdad, y todos los que estamos aquí estamos buscando, señor presidente, una nueva generación de políticas sociales, que sean más transversal, que sea más universal, que sea garante de derechos y que además se funda en un principio que compartimos y que le hemos escuchado a usted varias veces: Por el bien de todos, primero los pobres.
Amigas y amigos:
México cambió con voluntad humanista que empeña creatividad, búsquedas originales, y que no se limita a repetir y que se atreve, porque entiende que la pobreza y la desigualdad no es un problema de aritmética. Porque por el bien de todos, primero los pobres, tenemos que reconocer la dura realidad de nuestra región; porque en nuestra región la pobreza tiene cara de niño, tiene cara de mujer, de joven, de pueblo indígena, de trabajadores. Entonces, por el bien de todos, primero ellos.
En un país multicultural como este, como usted lo ha puesto en alto, la lista siempre es abundante de prioridades, es cierto, pero hay que poner primero a los pueblos indígenas. Y el reconocimiento del derecho a su autodeterminación, a la preservación de sus territorios, de sus saberes, de su cultura, su biodiversidad.
¿Cómo no decir que nuestros esfuerzos tienen que reconocer también el ciclo de vida, comenzando por los niños, pero también los adultos mayores?
¿Cómo no subrayar con la misma urgencia las necesidades de nuestros jóvenes, que han sido un hilo conductor de sus programas, señor presidente? Y ahí yo felicito a Luisa María Alcalde por la implementación de Jóvenes Construyendo Futuro.
Estamos convenidos y su gobierno ha dado testimonio concreto de ello, que la igualdad, que situar a la igualdad en el centro implica una ruptura con el paradigma económico que ha prevalecido en las últimas décadas; y hay que romper con una herencia de cinco siglos de privilegios y este cambio tiene una sincronía con una acumulación de demandas que lleva a recomponer el mapa político.
Seamos claros, hablar de igualdad implica difundir a lo ancho y a lo largo de la estructura productiva las plenas oportunidades laborales y el acceso universal a la protección social.
Ustedes lo han dicho, el empleo con derechos es la llave maestra para superar la desigualdad. Una nueva generación de políticas sociales que ustedes han puesto en marcha ha dicho que se requiere la transversalización de las acciones.
Ayer analizábamos los 12 programas que ustedes han puesto en marcha y que trascienden fronteras y territorios, y que realmente hoy alcanzan a todos.
La igualdad social y el dinamismo económico no están reñidos entre sí. La desigualdad es ineficiente, conspira, traba el desarrollo y es una barrera a la erradicación de la pobreza, al ejercicio de la libertad y la emancipación de las personas. La igualdad es una condición necesaria para desmantelar privilegios.
Lo que pasa es que los indicadores de nuestra región la verdad es que no son muy auspiciosos. Se logró disminuir la desigualdad y la pobreza entre el 2012 y el 2015 a un ritmo muy importante, gracias a políticas laborales y sociales progresistas, ¿verdad, Marina?, y Brasil así lo demuestra también.
Y, sin embargo, desde el 2015 esto se detuvo, esto se estancó y, por lo tanto, hoy en el 2019 estamos ante el 30 por ciento de las personas en situación de pobreza y 10 por ciento en pobreza extrema, o sea, 62 millones de personas en pobreza extrema. Esa es nuestra tarea por delante.
Amigos y amigas.
El que ha caminado los pueblos conoce la huella social del modelo neoliberal, en términos de vulneración de derechos, persistencia de pobreza y desigualdad.
Por eso es tan importante acercar las acciones al territorio e invertir en mujeres, en jóvenes, en pueblos indígenas sin abandonar, por cierto, a las personas con discapacidad, ni a los adultos mayores.
Pero, por otra parte, también es necesario y se vuelve más evidente porque nuestros pueblos lo entienden muy bien, los necesarios vínculos entre las políticas ambientales y las sociales. La evidencia es contundente, basta observar la ocurrencia de desastres y el cambio climático que ha ocurrido en los países del Caribe, Bahamas prácticamente destruido recientemente.
Por eso decimos con convicción: el Caribe primero, son nuestros hermanos menores y los que más apoyo necesitan en la región.
Presidente:
Sé que la dimensión ambiental y ecológica no le es ajena, valoramos que en ella se encuentra el impulso que ha dado a usted a programas como Sembrando Vida, lo vemos como un corredor forestal urgente para proteger el trópico, para proteger a nuestras selvas y regenerar esa fantástica diversidad del sureste mexicano, programas que ahora están alcanzando a Centroamérica, también.
Y, por cierto, actuar sobre la huella social y ambiental demanda un fortalecimiento del multilateralismo, y esto, señor presidente, lo dijo el propio canciller la semana pasada en Nueva York, un multilateralismo eficaz, como el que estamos tratando de aplicar gracias a usted y a los países de Centroamérica en el Plan de Desarrollo Integral para Salvador, Guatemala, Honduras y México, con la convicción de que la consolidación de sociedades más justas, igualitarias y sostenibles es un imperativo para que la migración sea una opción y no una obligación.
Pero necesitamos cambiar la conversación, necesitamos combatir el enojo, el desencanto, la vulnerabilidad de los jóvenes ante la seducción del delito, la ilegalidad y la migración. Necesitamos apoyar la igualdad de género.
Esto requiere de un mejor Estado, se trata de traer a la política de vuelta, que responda a los desafíos de la continuidad y la ruptura; de ahí la importancia de recolocar el desarrollo de otra manera, desde la periferia, con rebelión contra el pensamiento céntrico.
Señor presidente:
El esfuerzo por construir el bienestar, por apuntalar el desarrollo social, es un esfuerzo que tiene rostros concretos, personas, y la historia nos lo ha demostrado tantas veces, cómo reconocer la potencia transformadora de algunas personas que han sabido ser los rostros del cambio.