CIUDAD DE MÉXICO, octubre 30 (EL UNIVERSAL).- Hace unos días EL UNIVERSAL mostró un recuento de algunas de las casas que han sido decomisadas a narcos poderosos de México, mismos que ya han sido detenidos, abatidos, o que incluso han muerto.
Te mostramos una segunda parte de estas casas pertenecientes a narcotraficantes que, gracias a sus negocios ilícitos, han logrado edificar con cualquier cantidad de lujos y excentricidades.
Por ejemplo, Héctor Beltrán Leyva, conocido como “El H”, líder del Cártel de los Beltrán Leyva, falleció el 19 de noviembre de 2018 en un hospital de la ciudad de Toluca, Estado de México, luego de sufrir un infarto.
Su última morada está ubicada en el exclusivo fraccionamiento de Juriquilla, Querétaro. Pintada de blanco, con muros de gran altura, la propiedad se distingue de los inmuebles aledaños por contar con una cúpula amarilla adornada con un gallo de metal.
La fachada tiene un garaje de madera, el cual se encuentra a sólo unos metros de la puerta principal donde resalta una figura de un sacerdote con una vasija en las manos, hecha de piedra. También hay un tapete de piedra con figuras de peces.
También está el caso de Sergio Villarreal Barragán, conocido con el alias de “El Grande” y/o “King Kong”; fue enemigo de “La Barbie” y principal operador de Héctor Beltrán Leyva. Fue detenido en una casa de la calle de Mercaderes del exclusivo fraccionamiento Puerta de Hierro, en Puebla.
La guarida está conformada de dos amplias plantas de color blanco y con acabados coloniales. Tiene un amplio garaje con capacidad para cuatro automóviles aproximadamente, así como un patio y decoración con palmeras en el interior y exterior. Tenía un gimnasio, un área de masajes e imágenes religiosas.
Era dueño de algo parecido a un castillo a la usanza medieval. Cuenta con puente, plaza y su catedral, todo rodeado de un muro de acero y piedra de más de un kilómetro de longitud.
La propiedad comienza con una mansión a la que se entra por un portal vigilado por cámaras que comunica hacia una serie de jardines que sirven de marco a los juegos infantiles que rodean la parroquia construida en roca, concreto y vitral, con dos torres de más de 50 metros de altura. Le sigue un quiosco de teja roja sostenido por cuatro columnas de piedra.
Finalmente, Carlos Montemayor González, alias “El Charro” y suegro de Édgar Valdez Villareal “La Barbie”, asumió el liderazgo de la organización delictiva y fue responsable de las células que “La Barbie” tenía en Guerrero y Morelos.