Uno de los niños mayores escondió a sus hermanos heridos entre matorrales y otra pequeña deambuló sola ocho kilómetros a pesar de que le habían disparado en un brazo y su madre y dos de sus hermanos estaban muertos: los desgarradores relatos
CIUDAD DE MEXICO, 5 de noviembre (Infobae/Sin Embargo).- Poco a poco se han dado a conocer más detalles de la masacre ocurrida a la familia LeBarón en la cual fueron asesinadas nueve personas, seis eran niños. Algunos menores lograron escapar corriendo y una sobreviviente más, una bebé de siete meses salvó su vida de milagro cuando instantes antes de la ráfaga de balas, su madre la abrazó y la escondió en el piso de la camioneta; mientras alzaba las manos para pedir que no mataran a los niños.
En la emboscada, los proyectiles alcanzaron primero al vehículo donde viajaba Rhonita Maria Miller, de 30 años y su hijos, Howard Jacob Miller (12 años), Krystal Bellaine Miller (10 años) y los gemelos Titus Alvin Miller y Tiana Gricel Miller (8 meses), los acribillaron. Se cree que las balas alcanzaron el tanque de gasolina, ya que en minutos el auto y sus ocupantes se incendiaron masivamente, todo en su interior quedó calcinado. Al parecer uno de los niños intentó salir ya que la puerta se encontró abierta y parte de sus restos afuera del vehículo, detalló una de sus familiares, Kendra Miller en Facebook.
Segundos después de atacar a Rhonita y sus hijos, los sicarios fueron por los otros autos donde viajaban Christina, Dawna Langford y los hijos de ambas. Christina Marie Langford Johnson escondió a su bebé de siete meses Faith Marie Johnson en el piso del auto y salió del auto con las manos arriba para pedir clemencia para los niños, pero sin piedad le dispararon en el pecho, al igual que a Dawna Ray Langford, (43 años).
En esos segundos, algunos de los niños lograron bajar de la camioneta por instinto y corrieron tan rápido como pudieron, uno de los mayores, Devin (13 años), logró esconderlos entre unos matorrales y se dirigió al rancho de sus familiares para pedir ayuda, eran al menos 15 kilómetros, más de cinco horas de distancia caminando a pie.
Entre el pánico y la incertidumbre Mackenzie, de 9 años, decidió ir al rancho también a pedir ayuda, ya que el chico no regresaba, su madre Dawna y dos de sus hermanos estaban muertos y ella estaba herida de una brazo, pero aún así quería conseguir ayuda para los otros niños que estaban heridos de bala y sangrando, sin embargo se perdió, a las 21:30 hrs. fue hallada con vida, deambulando por la zona.
“Es heroico lo que hicieron los niños, los mayores cargaron a los menores heridos y como pudieron se acercaron al rancho de La Mora, que está a cinco horas del lugar de donde fueron emboscados, El pequeño hijo de Dawna de un año tiene un disparo en el pecho, otro tiene un disparo en la mandíbula, algunos más en los brazos”, relató Julián LeBarón con Aristegui.
“Yo mismo encontré a Faith, estaba en el piso de la camioneta, estuvo casi once horas sola ahí. No lloraba, cuando la alcé abrió los ojos, estaba deshidrataba pero ilesa a pesar de que la camioneta estaba toda llena de balas”, abundó Julián sobre la pequeña hija de Christina de siete meses.
Cuando sus familiares llegaron a la zona encontraron la dantesca escena, a los niños heridos de bala y varios muertos. Los pequeños fueron hospitalizados en Estados Unidos.
Habían salido de EE. UU.
La familia LeBarón es un grupo que tras ser expulsado de Estados Unidos, fue acogido en México. Sus orígenes se remontan a Ervil Morrell LeBarón, quien fue dirigente de un grupo fundamentalista mormón.
Tras su llegada a tierra azteca, alrededor de 1924, fundaron la colonia LeBarón, localizada en la zona noroeste del estado de Chihuahua. En 2009, esta comunidad volvió a aparecer en la prensa nacional por un caso de homicidio.
El 2 de mayo de 2009, Érick LeBarón fue secuestrado en la comunidad mormona de Chihuahua. Los captores del joven de 16 años exigían un rescate de un millón de dólares, lo que ocasionó que Benjamín, su hermano mayor, se organizara para exigir a las autoridades que fuera rescatado sin pagar por su liberación.
El 9 de mayo Erick fue liberado y encontrado en un cerro del municipio de Valle de Zaragoza, sin lesiones. Sin embargo, la madrugada del 7 de julio de 2009, un grupo de 17 sicarios entró a la vivienda de Benjamín, destruyendo su casa y aterrorizando a su familia.
Cuando su cuñado Luis fue a ayudarle, se los llevaron a los dos, los hincaron y les dispararon a quemarropa cuatro veces en la cabeza. Las investigaciones de la autoridad ministerial revelaron que los homicidios de Benjamín y Luis fueron represalias de los secuestradores.
Así fue como empezó el activismo de Julián LeBarón, encabezando un movimiento contra el secuestro en Chihuahua. En 2011, conmovido por el asesinato de Juan Francisco, el hijo de Javier Sicilia, Julián determinó unirse al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad para luchar contra la violencia relacionada con el narcotráfico.
En 2012 anunció su separación del grupo, al considerar que el poeta Sicilia utilizó al movimiento para convertirse en interlocutor del gobierno. “El movimiento [por la Paz] ha querido que los políticos nos resuelvan las cosas y no creo que el gobierno nos pueda traer la paz”, argumentó LeBarón en una entrevista con la cadena de televisión CNN.
“Yo creo que el gobierno no puede solucionar el problema, es imposible, somos 115 millones y tenemos el 98 % de impunidad. La única forma en que creo yo que se puede hacer es que los ciudadanos acepten su responsabilidad”, agregó.
La familia es reconocida por su incursión en la política y su respaldo a los campesinos. De acuerdo con medios de Chihuahua, el actual representante de la comunidad es Joel LeBarón, quien cuenta con protección especial del gobierno federal.
Los niños que sobrevivieron se cubrieron con arbustos
“En la mañana del 4 de noviembre de 2019, tres madres en tres vehículos, con catorce niños entre ellas, se juntaron para ir a La Mora, una pequeña comunidad familiar en las montañas del noreste de Sonora. Dos de ellas, para ver a la familia en Chihuahua, y uno de ellos para recoger a su marido del aeropuerto en Phoenix, Arizona. Nunca lo habían hecho. Fueron emboscados por los cárteles mexicanos; fueron disparados, quemados y asesinados a sangre fría. Eran civiles inocentes, ciudadanos estadounidenses simplemente tratando de vivir vidas tranquilas”, dijo Miller, prima de Jhon LeBarón.
“Durante 11 horas, sus familias por todo Sonora, Chihuahua, y el medio oeste de Estados Unidos, esperaban con miedo y horror cualquier noticia de posibles sobrevivientes. El primer vehículo fue encontrado lleno de agujeros de bala y completamente en llamas. Nita y los cuatro de sus siete hijos, que habían tomado el viaje fueron quemados, la mayoría hasta las cenizas, y sólo quedaron unos pocos huesos calcinados para identificar que los cinco habían estado dentro. Parece que uno trató de escapar ya que la puerta del pasajero estaba abierta y los restos estaban parcialmente dentro y fuera del vehículo”, agregó en su cuenta de Facebook, en donde ha realizado distintas actualizaciones desde ayer.
“En otra parte de la carretera –continúa Kendra Miller–, alrededor de 10 millas más adelante, estaban Christina, con su bebé Faith en su vehículo, y Dawna, de 9 niños, con ella. Ambos fueron ejecutados desde adelante y Christina saltó, saludando con sus brazos, para que los atacantes supieran que eran mujeres y niños en los vehículos. Ella dio su vida para tratar de salvar el resto. Dawna y dos de sus chicos también fueron asesinados en los disparos”.
“Después de presenciar la muerte de su madre y hermanos, el hijo de Dawna, Devin, escondió a sus otros 6 hermanos en los arbustos y los cubrió con ramas para mantenerlos a salvo mientras él iba por ayuda. Como se tomó demasiado tiempo en volver, su hermana de 9 años dejó a los cinco restantes para intentarlo de nuevo. Devin llegó a La Mora a las 5:30 de la tarde, 6 horas después de la emboscada, dando la primera noticia que alguien había oído hablar entre sus familias y Christina”, dice Kendra.
“Los tíos de Devin se armaron y volvieron a tratar de encontrar a los niños ocultos, sabiendo que muchos de ellos habían sido heridos. No llegaron muy lejos antes de darse cuenta de que se estaban poniendo en riesgo la muerte, ya que había habido un tiroteo continuo durante horas, por todas las montañas cerca de La Mora. El grupo de hombres esperó un tiempo por refuerzos, y alrededor de las 7:30 de la tarde, encontró a los niños ocultos. Encontraron al bebé de Christina con el vehículo a su alrededor plagado de agujeros de bala. De alguna manera ella se había quedado intacta, y viva. Ella estaba en el asiento de su coche, que parecía haber sido colocado rápidamente en el suelo del vehículo por su madre para su protección”, indica el relato.
“La búsqueda no terminó allí. McKenzie, la niña de 9 años que había ido por ayuda, estaba desaparecida. Los soldados que habían llegado para entonces, llegaron; y los hombres de La Mora y pueblos cercanos la buscaron durante dos horas en la oscuridad, hasta que la encontraron alrededor de 9:30 de la noche”, señala Kendra.
“Los cinco de los niños de Dawna que fueron heridos fueron recogidos por una ambulancia y tratados en el hospital local, hasta que un helicóptero enviado por el Ejército mexicano los vino a recoger. Su padre, David, que para entonces había llegado desde Tucson, Arizona, los acompañó en otro helicóptero, esperando en la frontera con los Estados Unidos. Desde allí, para ser transportado a Phoenix”, continúa relatando.
“Devin, su hermano Jake, y el bebé de Christina, Faith, están ahora al cuidado de sus tías y abuelas en LaMora. Hemos perdido 9 hoy. En este momento estamos esperando, por la mañana, por respuestas, por la justicia”.