PACARAIMA, Brasil, 23 de febrero (EFE).- No pudieron. Fue un gran fracaso para el Gobierno de Estados Unidos y sus aliados. El envío frustrado de ayuda humanitaria de Brasil a Venezuela acabó este sábado en una auténtica batalla campal en el límite fronterizo entre ambos países, con graves enfrentamientos entre las autoridades venezolanas y manifestantes antichavistas.
La operación para intentar introducir ayuda humanitaria a Venezuela se encontró el sábado con la resistencia de la Guardia Nacional y la Policía Nacional, que se enfrentó con manifestantes en las inmediaciones de las fronteras con Brasil y Colombia en una jornada que dejó al menos dos fallecidos y decenas de heridos.
Los episodios de violencia se repitieron en los dos lados de la frontera, con especial gravedad en el venezolano, donde el Parlamento, bajo control de la oposición, contabilizó cuatro personas asesinadas y más de 20 heridos de bala en Santa Elena de Uairén, a unos 20 kilómetros de Brasil.
Alzado sobre un pequeño camión con sacos de arroz y leche en polvo, uno de los coordinadores del operativo de ingreso de ayuda humanitaria de Brasil a Venezuela llamó a los suyos al repliegue al caer la tarde.
La orden de retirar los camiones hasta nuevo aviso cayó como un balde de agua fría entre el medio millar de venezolanos que esperaban desde primera hora del día participar en el “día D” de la operación convocada en Colombia, Brasil y Curazao por el líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por medio centenar de países.
A pesar del cierre de la frontera ordenado por el Gobierno de Nicolás Maduro, el Gobierno brasileño mantuvo su plan y dos camionetas grandes, cargadas con alimentos y medicamentos, partieron a primera hora desde la ciudad de Boa Vista, en el estado de Roraima (norte), y recorrieron unos 220 kilómetros hasta Pacaraima, situada en la línea divisoria.
“Venezuela vive un momento de cambio irreversible”, aseguraba en declaraciones el canciller brasileño, Ernesto Araújo, quien acompañó todo el traslado, junto con personal de la Embajada de Estados Unidos.
Pero el oficialismo venezolano lo interpretó distinto.
“Las caras de la derrota, no logramos sacarle una sonrisa, ni para la foto”, escribió en su cuenta de Twitter el presidente de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello. El mensaje está acompañado de dos fotografías en las que se les ve con rostro serio a Guaidó y los presidentes de Colombia, Iván Duque; de Chile, Sebastián Piñera; de Paraguay, Mario Abdó, y al secretario general de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro.
Los dos vehículos, con matrículas A05AI5N y A64AI5N, ambas del estado venezolano de Monagas, y conducidos por venezolanos, como exige el Gobierno brasileño, regresaron sin haber conseguido ingresar a Venezuela debido al bloqueo.
En su lugar, aparcaron en medio de una zona considerada neutral, a unos 300 metros de distancia del puesto de control fronterizo venezolano, que estuvo fuertemente custodiado por militares de la nación caribeña.
Allí también se concentraron al menos 300 manifestantes antichavistas, que celebraron con vítores la llegada del primer cargamento, lanzaron proclamas contra el presidente venezolano, Nicolás Maduro, y se mostraron “dispuestos a acampar” hasta la reapertura de la frontera.
“Hoy podemos decir que vamos a pasar por esa frontera”, garantizó María Teresa Belandria, representante en Brasil del jefe de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, quien en enero pasado se autoproclamó presidente de ese país y consiguió el apoyo de unas 50 naciones, entre ellas Brasil y Estados Unidos.
El clima era de completa paz. Las dos camionetas, que solo transportaron una pequeña parte de las 200 toneladas de ayuda humanitaria reunidas por Brasil y Estados Unidos, se convirtieron en una suerte de mensaje político, pero todo comenzó a cambiar a partir de la tarde.
Una primera ambulancia atravesó de Venezuela a Brasil con heridos. Minutos después se repitió la escena con una segunda ambulancia, esta vez, al parecer, con muertos y heridos.
Desde el otro lado de la frontera llegaban relatos de que Santa Elena de Uairén era un auténtico campo de batalla con graves enfrentamientos entre las fuerzas venezolanos y habitantes del estado de Bolívar.
En medio de una creciente tensión, las dos camionetas venezolanas dieron vuelta atrás, pasaron de nuevo el puesto fronterizo brasileño y se adentraron en Pacaraima, ante el temor de disturbios en la zona.
Yuretzi Idrogo, diputada venezolana exiliada en Brasil, dijo a Efe que se decidió retirar las camionetas de esa zona neutral entre los dos países “por precaución” ya que “la idea es que esa ayuda ingrese pacíficamente y sin ninguna violencia”.
Todo ello porque un grupo de antichavistas amenazaron con prender fuego la bomba de gasolina de los vehículos e incluso rodearon y golpearon a unos de los manifestantes bajo el pretexto de que era “un infiltrado del chavismo”.
Posteriormente, comenzaron a lanzar piedras y cócteles molotov contra un depósito de la venezolana Guardia Nacional Bolivariana (GNB, policía militarizada), muy cerca del único puesto de combustibles en esa zona, que es de la empresa venezolana PDVSA y que ha permanecido cerrado durante todo el día.
En un primer momento, los agentes venezolanos, equipados con escudos antidisturbios, no reaccionaron, pero al poco rato soltaron varias bombas lacrimógenas e iniciaron una carga contra los allí presentes, según pudo constatar Efe.
En paralelo, la Policía de Roraima entró en acción para intentar llevarse a esos manifestantes revoltosos hacia el interior del territorio brasileño y calmar así los ánimos.
El ingreso de la ayuda humanitaria de Brasil fracasó este sábado, si bien, el portavoz de la Presidencia brasileña, Otavio do Rego Barros, ya avisó que la operación pudiera prolongarse durante los próximos días, si continúan las dificultades, como hoy ha quedado demostrado.
Por su parte, el presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, no se pronunció durante todo el día, salvo el escueto tuit que publicó en español con la siguiente frase: “Fuerza a nuestros hermanos venezolanos! ¡Dios al mando!”.
“Ayuda” regresa a centro de acopio en Colombia
La Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres de Colombia (UNGRD) informó este sábado de que la ayuda humanitaria que había sido cargada en varios camiones para ser llevada a Venezuela fue llevada de nuevo al centro de acopio de Tienditas.
El proceso, precisó la UNGRD, “lo verifica personal de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN)” de Colombia.
En varias imágenes publicadas en la misma red social se observan los vehículos aparcados en el centro de acopio con la carga aún en ellos.
En otras aparecen camiones con una carpa puesta para proteger la ayuda y funcionarios de la DIAN monitoreando el descargue.
En el interior del centro de acopio varios funcionarios de la UNGRD ubican bolsas blancas, marcadas con un letrero que dice “donaciones”, y docenas de cajas selladas.
La descarga se lleva a cabo después de que dos vehículos con ayuda humanitaria fueran quemados por la Policía Nacional Bolivariana en el lado venezolano del puente Francisco de Paula Santander, que conecta al país con Colombia, según denunció la diputada Gaby Arellano.
El Francisco de Paula Santander conecta específicamente a la ciudad venezolana de Ureña y a la colombiana Cúcuta, donde se almacenan toneladas de ayuda humanitaria que el Gobierno de Nicolás Maduro se niega a aceptar argumentando que se trata de un show político y que puede dar paso a una invasión extranjera.
El hecho formó parte de los desórdenes que se generaron en los puentes Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander y que fueron protagonizados por civiles que pretendían acompañar el ingreso de la ayuda a Venezuela, y autoridades de ese país que quisieron impedirlo.
Al caer la tarde, el ministro colombiano de la Defensa, Guillermo Botero, explicó en rueda de prensa que del puente de Tienditas lograron salir ocho camiones con ayuda humanitaria.
“Cuatro se fueron con destino al puente Simón Bolívar, que comunica a Cúcuta (Colombia) con San Antonio (Venezuela)” y “cuatro hacia el Puente Francisco de Paula Santander que comunica con Ureña”, aseveró.
Botero detalló que “los camiones que llegaron a Ureña lograron pasar la frontera. Tres de ellos se internaron en Venezuela y uno quedó en Colombia”.
“De esos tres camiones, dos fueron incinerados y uno permanece en Venezuela. Eran camiones de placa venezolana pero su carga fue retirada para preservarla”, sostuvo.
A renglón seguido, añadió que de los cuatro camiones que había en la frontera con San Antonio han regresado tres y “el último no ha vuelto aún por el volumen de personas que hay allí” y que podrían resultar heridas si el automotor da la vuelta.