* Un cierre sustancial podría tener un impacto especialmente fuerte en las comunidades transfronterizas desde San Diego hasta el Sur de Texas, así como en supermercados que venden productos mexicanos, fábricas que dependen de partes importadas y otros negocios en todo Estados Unidos
* “Le reporto al Pueblo estadounidense que en la Frontera Sur enfrentamos una crisis en cascada. El sistema está en caída libre”, alerta Kirstjen Nielsen, Secretaria de Seguridad de Trump, en una misiva que envió al Capitolio
WASHINGTON, 29 de marzo (APRO/AP).- El Gobierno de Estados Unidos advirtió que, debido a la crisis humanitaria y migratoria generada por las caravanas de centroamericanos que buscan asilo, habrá grandes retrasos en los cruces vehiculares y peatonales en la frontera con México.
Durante más de dos años, Trump ha prometido construir un largo e impenetrable muro a lo largo de la frontera a fin de detener la inmigración ilegal, si bien el Congreso se ha mostrado reacio a otorgar el dinero necesario. Mientras tanto, el presidente ha amenazado repetidamente con cerrar la frontera, pero esta vez, cuando un nuevo grupo de migrantes centroamericanos se dirige al norte, la situación parece ser distinta, ya que ofreció una fecha específica.
Un cierre sustancial podría tener un impacto especialmente fuerte en las comunidades transfronterizas desde San Diego hasta el sur de Texas, así como en supermercados que venden productos mexicanos, fábricas que dependen de partes importadas y otros negocios en todo Estados Unidos.
El comercio entre ambos países involucra diariamente cerca de 1,700 millones de dólares en bienes, de acuerdo con la Cámara de Comercio de Estados Unidos, que afirmó que el cierre de la frontera sería “una absoluta debacle económica” que amenazaría cinco millones de empleos estadounidenses.
Kirstjen Nielsen, Secretaria de Seguridad del Gobierno de Donald Trump, notificó esas medidas al Congreso federal estadunidense, con el argumento de que para atender la crisis migratoria centroamericana se reducirá al personal de las agencias federales que atienden los cruces vehiculares y peatonales que llegan a la Unión Americana por la Frontera Norte de México.
“Le reporto al Pueblo estadounidense que en la Frontera Sur enfrentamos una crisis en cascada. El sistema está en caída libre”, alerta Nielsen en una misiva que envió al Capitolio.
“No se equivoquen, los estadounidenses podrán sentir los efectos de esta emergencia”, abunda, y agrega que ante la creciente llegada de migrantes centroamericanos que buscan asilo, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) ha enviado a personal que atendía otros menesteres de carácter migratorio, a atender la crisis humanitaria, y eso tendrá repercusiones.
“Por la reubicación del personal para que se una al esfuerzo de atención a esta crisis, podría haber retrasos comerciales, un alto aumento en el tiempo de espera por parte de los vehículos y líneas peatonales más largas en la frontera”, advierte Nielsen.
El anunció de la DHS va en tono con las amenazas del presidente Donald Trump, en el sentido de que si México no detiene a las caravanas de migrantes centroamericanos antes de su intento por llegar a Estados Unidos para pedir asilo, él podría cerrar la frontera la próxima semana.
“Déjenme ser clara: no tiene precedentes el volumen de la población vulnerable que está arribando, esto dificulta el cuidado que requieren y el darle prioridad a los individuos que legítimamente huyen de la persecución”, puntualiza la secretaria de Seguridad.
El gobierno de Trump ha establecido que antes de esta supuesta crisis que se ha desarrollado en la frontera con México, la mayoría de la migración estaba integrada por adultos cuyas solicitudes se podían procesar con celeridad dentro del sistema de asilo, y por ello se repatriaba a quienes eran rechazados por falta de autenticidad en su petición.
“Ahora estamos viendo a un flujo de familias y niños solos, quienes por las leyes caducas y las tendenciosas decisiones de las cortes, no pueden recibir una adjudicación eficiente, y en la mayoría de los casos nunca son removidos de Estados Unidos, aunque estén bajo el estatus de indocumentados”, subraya Nielsen en la carta.
De igual manera, denuncia que muchos de los migrantes centroamericanos están usando a menores de edad como emblema para darle credibilidad a pedidos infundados de asilo en Estados Unidos.
“Mi preocupación más grave son los niños, más que antes están arribando enfermos y son explotados durante el peligroso peregrinaje. Los traficantes de personas saben que nuestras leyes facilitan la entrada a Estados Unidos si se presentan como familia; por eso usan a los niños como si fuera un boleto gratuito, y en algunos casos usan a los niños en múltiples ocasiones, los reciclan para ayudar a más inmigrantes a llegar a los Estados Unidos”, remata.
La secretaria de Seguridad Nacional de EE.UU., Kirstjen Nielsen, insinuó que Trump se refería al actual incremento en el número de familias, en su mayoría centroamericanas, que se dirigen al norte a través de México.
Muchas de esas familias han estado solicitando asilo, lo que según la ley estadounidense no requiere que ingresen a Estados Unidos por un cruce fronterizo oficial.
Nielsen dijo que Estados Unidos podría cerrar los puertos de entrada designados para redistribuir al personal a fin de ayudar a procesar a los padres y a los niños. Los puertos de entrada son pasos fronterizos oficiales que utilizan los residentes y los vehículos comerciales.
“Si tenemos que cerrar los puertos para atender a la cantidad de gente que viene, lo haremos”, dijo Nielsen.
La Casa Blanca no respondió por el momento las preguntas sobre si la posible medida de Trump se aplicaría al transporte aéreo.
Trump hizo sus declaraciones después de que el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, dijera que su país estaba haciendo su parte para combatir el contrabando de migrantes.
Las organizaciones delictivas cobran miles de dólares por persona para trasladar a migrantes a través de México, en grupos cada vez más numerosos y hacia secciones remotas de la frontera con Estados Unidos.
En Florida, Trump enfrentó preguntas respecto a los dos niños migrantes que murieron en custodia de Estados Unidos en diciembre, cuando se le cuestionó si las autoridades estadounidenses están preparadas para hacerse cargo de los menores enfermos que sean detenidos.
“Pienso que ha quedado bien claro que hemos realizado un trabajo fantástico”, dijo, en defensa de los esfuerzos de la Patrulla Fronteriza para ayudar a los menores.
“Fue una situación muy complicada y eso va mejorando, es algo que tiene mucho camino por recorrer”, detalló. “Es una situación horrible. Pero México podría detenerla”.
Los legisladores demócratas y republicanos discrepan sobre si realmente hay una “crisis” en la frontera, particularmente en medio de la presión de Trump para que se construya un muro fronterizo, el cual, según él, resolverá los problemas de inmigración, aunque un muro no detendría a las familias que cruzan en puertos oficiales para entregarse a las autoridades estadounidenses.
Alejandra Mier y Terán, directora ejecutiva de la Cámara de Comercio de la zona de Otay Mesa en San Diego, dijo que la simple amenaza del cierre fronterizo envía el mensaje incorrecto a las empresas en México y podría causar que las compañías opten por buscar sus cadenas de suministros en Asia.
“Creo que el impacto sería absolutamente devastador en muchos frentes”, afirmó Mier y Terán, cuyos miembros dependen del cruce de Otay Mesa para importar televisores, equipo médico y otros productos a Estados Unidos. “En cuestión de un efecto a largo plazo, básicamente es dispararse al pie uno mismo. Envía el mensaje a otros países de que, ‘no vengan porque nuestras fronteras no siempre estarían funcionando’. Eso es extremadamente atemorizante y peligroso”.