Desfiles de Río este año traen un mensaje de protesta social
RÍO DE JANEIRO, Brasil, 3 de marzo (AFP).- Mendigos bailarines, un navío pirata con agua fluyendo en cascada y hasta un motoquero encima de un carro alegórico: los desfiles de las escuelas de samba del Carnaval de Río de Janeiro arrancaron este domingo con una alta dosis de creatividad y exuberancia.
Las lluvias torrenciales que dejaron la ciudad en estado de alerta -y retrasaron el inicio del espectáculo en casi una hora- mermaron poco antes de la irrupción de las nueve veces campeona escola de samba Imperio Serrano.
La escuela verde y blanca entró a la ‘avenida’ -una pasarela de 700 metros- agitando al público con un clásico del cancionero brasileño, ‘O que é, o que é?’, de Gonzaguinha, que se interroga nada menos que sobre el sentido de la vida. Su “comisión de frente” representó el nacimiento de Cristo como si ocurriese hoy y entre un grupo de mendigos.
Le siguió Unidos do Viradouro, dirigida por el premiado Paulo Barros, con un “enredo” (tema) sobre la recuperación del universo y la sonrisa de la infancia para “virar” (transformar) las pasiones tristes del mundo.
En los carros alegóricos, sacados de los cuentos leídos por la noche por una abuela, podía verse un barco fantasma con una cascada de agua bañando criaturas del fondo del mar, sapos convertidos en príncipes o, en versión más moderna, un motoquero bajando por una rampa.
“Quien me vio llorar, me vera sonreír, / Puede creerlo, el amor está aquí / Vira Viradouro iluminó / El brillo en la mirada volvió”, dice la samba cantada por las más de 2,500 personas de las “alas” del desfile y los miles que los acompañaban desde las gradas.
Ante unos 72,000 espectadores, cada agrupación contaban una historia a través de la música, la danza y sus disfraces elaborados.
Cada escola tenía hasta 75 minutos para desplegar con fluidez en la Sapucaí entre 2,500 y 4,000 integrantes, así como seis carros alegóricos, para deslumbrar a un jurado que puntúa categorías como percusión, vestuario y tema del desfile, entre otros.
En total, catorce escuelas desfilarán durante la noche de este domingo y lunes, en dos veladas que se extenderán madrugada adentro.
Mujeres, indios, tolerancia religiosa
Es el primer carnaval desde que el ultraderechista Jair Bolsonaro llegó a la presidencia el 1 de enero, impulsado por una onda conservadora y grupos evangélicos neopentecostales que no suelen comulgar con los excesos carnales de esta fiesta popular.
Tras una elección altamente polarizada, además de clamar por una esperanza, varios de los desfiles de este año traen un mensaje de protesta social.
Aunque no sea el caso de la vigente campeona Beija-Flor. La escuela que el año pasado se coronó con un desfile criticando frontalmente la corrupción y la violencia, presentara este domingo un enredo autobiográfico, “Las fábulas de Beija-Flor”, para celebrar sus 70 carnavales de existencia.
También actuarán las tradicionales Unidos da Tijuca -que contará la historia del pan- y Salgueiro, que homenajeará a Xangó, uno de los dioses del candomblé, patrón de la justicia, que promete traer críticas al sistema judicial brasileño.
El lunes desfilarán las dos mayores campeonas. Una es Portela, que buscará su 23º título homenajeando a la cantante brasileña Clara Nunes, ícono musical de los años 70 y primera artista de su época en defender públicamente las religiones afrobrasileñas. La tradicional escuela cuenta con un ala especial diseñada por el estilista francés Jean-Paul Gaultier.
La otra, Mangueira, la agrupación verde y rosa que ganó su 19º título en el 2016 y que entra en la pista con un relato del “lado B” de la historia brasileña, exaltando héroes y heroínas negros, indios y pobres, relegados a un segundo plano en la narrativa tradicional.
Entre ellos recuerda a la concejal negra Marielle Franco, firme defensora de los derechos humanos en las favelas de Río, acribillada a balazos en marzo del año pasado.
La vicecampeona Paraiso de Tuiuti, que el año pasado fustigó el racismo y retrató al entonces presidente Michel Temer como un vampiro -una crítica a su reforma de los derechos laborales-, este año mantiene el tono de denuncia política pero con toques de humor, contando la historia de un personaje folclórico del noreste del país, el chivo Io Io.
Por tercer año consecutivo, los grupos de samba enfrentan restricciones presupuestarias: la subvención que reciben de la alcaldía se redujo de un millón a 500.000 reales (unos 132.000 dólares).
Carnaval callejero bajo lluvia
Fuera del estricto concurso del sambódromo, se celebra desde el viernes una fiesta más informal, regada de música y alcohol: la de los blocos callejeros, que arrastran multitudes disfrazadas en cortejos que toman diversos barrios.
Cientos de miles de personas deambularon este domingo por Río cuando cayó un aguacero que obligó a los ‘fiesteros’ a resguardarse bajo marquesinas y otros lugares techados.
Las autoridades esperan que siete millones de personas -incluido un millón y medio de turistas- participen de esta gigantesca fiesta al aire libre.