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México

Revelan que AMLO ofreció a Trump hacer 'una visita de excepción” a EE. UU.

CIUDAD DE MEXICO, 23 de abril (La Política Online).- Cuando terminó el evento público, Andrés Manuel López Obrador se metió en una sala privada del Hyatt Regency de Mérida. Acababa de recibir un invaluable espaldarazo público de Larry Fink, como había anticipado La Política Online. El poderoso ejecutivo de BlackRock había dicho que ayudaría con sus inversiones para que México “crezca y sea más próspero”. Un gol ante los mercados.

Le esperaba ahora una junta privada con Wilbur Ross, el enviado de Donald Trump, justo en medio de los cabildeos para aprobar de una vez el Tratado de Libre Comercio. AMLO incluyó en esa reunión a Marcelo Ebrard, Graciela Márquez Colín y Alfonso Romo. Tres piezas claves para la relación política, diplomática y comercial con los vecinos del norte.

Después de varias intervenciones protocolares, de agradecimientos mutuos, Ross fue muy frontal en un mensaje: le aconsejó respetuosamente a López Obrador desechar la idea de construir sus trenes con fabricantes chinos. “Son más baratos, es cierto, pero también sabrá que en unos años serán chatarra que tendrá que reparar permanentemente”, dijo sin vueltas.

Desde luego, el mensaje de Ross terminó de la forma más esperable: el pedido de considerar a las grandes corporaciones del sector ferroviario que tiene para ofrecer Estados Unidos. De hecho, un ejecutivo de esas empresas -Patrick Ottensmeyer, de Kansas City Southern- había sido protagonista de la cena de recepción que se había organizado la noche anterior para los secretarios de estado en la Hacienda San Diego Cutz.

López Obrador respondió que su canciller Ebrard viajaría lo antes posible. Le pidió a Ross que le organizara una ronda de presentación con todas esas empresas dispuestas a participar en el Tren Maya y en el Transístmico. Ahora el Secretario de Relaciones Exterior prepara una gira para las próximas semanas.

No es la primera vez que un allegado de Trump cabildea directamente con AMLO por los intereses de las constructoras de Estados Unidos. En la cena que se organizó en la casa de Bernardo Gómez -ejecutivo de Televisa-, Kushner se quejó porque no habían invitado a Flour, socia de ICA en México, para las obras de Dos Bocas.

Lo más interesante del encuentro llegaría sobre el final. AMLO cerró la conversación con Ross con un comentario que asombró incluso a sus propios funcionarios. Le pidió que por favor le explicara a Trump que su decisión era no salir del país, porque la situación de México requería una dedicación plena a la política interna. “Pero podría hacer una excepción”, sorprendió.

El Presidente dijo que si existiera un acuerdo que motivara esa gira de excepción, acaso un convenio de inversión para el desarrollo -un tema que reitera siempre que le preguntan por los problemas migratorios con Trump-, entonces viajaría con gusto “en los próximos meses”.

En el Gabinete se consideró este ofrecimiento como una de las jugadas más audaces de López Obrador, justo en la previa del arranque de la campaña de reelección de Trump. “Una foto de un líder latino, quizás el que mayor valoración tiene entre su electorado, le daría un empuje considerable”, resumió un hombre de la Cuarta Transformación.

En efecto, aunque Trump logró envenenar el tema migratorio entre sus adversarios políticos, que ya incluso evitar mencionar la defensa de los dreamers, el peso del electorado latino sigue creciendo en los Estados Unidos. Una foto con AMLO acaso sea la validación perfecta para la postura de Trump.

Pero lo más llamativo es que en el círculo de asesores del tabasqueño se instaló un nuevo paradigma: el emergente anti-sistema, la amenaza para México, el hombre de la incertidumbre para la economía regional, ahora se volvió en el factor de estabilidad. Acaso la consolidación de un aliado impensado para la Cuarta Transformación.

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