CIUDAD DE MEXICO, 12 de mayo.- Se ha estimado que las autoridades en nuestro país confiscan sólo el 14% de las 730 mil armas que cruzan de forma ilegal anualmente por la frontera norte y que alrededor del 46.7% de las 51 mil armerías estadounidenses depende en alguna medida de la demanda mexicana.
Para contextualizar lo anterior, se ha señalado que el número de tiendas de armas crece constantemente en la franja fronteriza sur de los Estados Unidos, en donde cerca de 6 mil 700 armerías se concentran en las zonas limítrofes con nuestro país de California, Arizona, Nuevo México y Texas, con un promedio de dos establecimientos por kilómetro.
Lo anterior, ha contribuido a que en México circulen más de 15 millones de armas ilegales y que alrededor de un 80% de esa cantidad provengan de Estados Unidos, lo cual en parte explica que en nuestro país se hayan utilizado armas de fuego en la mitad de las decenas de miles de homicidios cometidos en México.
En México circula una cantidad de armas de fuego, suficientes como para armar a uno de cada tres hombres adultos en el país, pues se estima que unas 2 mil piezas de alto calibre, se introducen de manera ilegal de Estados Unidos cada día.
De todas esas armas, las autoridades en nuestro país confiscan sólo 14 por ciento de las 730 mil que cruzan de forma ilegal, anualmente por la frontera norte, con lo que se confirma que alrededor de 46.7 por ciento de las 51 mil armerías estadounidenses, dependen en alguna medida de la demanda mexicana.
De acuerdo con datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés) y en medio de las negociaciones entre el Gobierno mexicano y la administración de Donald Trump, sobre seguridad nacional y narcotráfico, existen al menos 6 mil 700 traficantes de armas a lo largo de la frontera norteamericana con México.
“Ellos, por medio de contrabandistas transfronterizos, trasladan lotes muy pequeños de armas ocultos en vehículos particulares a través de los cruces internacionales habituales y sólo en el estado de Texas, tiene su origen aproximadamente 40 por ciento de las armas que han llegado a las manos de los narcotraficantes mexicanos”, precisa el organismo de la ONU.
El Centro de Estudios Sociales y Políticas Públicas de la Cámara de Diputados (Cesop), alerta que “sin los recursos provenientes del narcotráfico, difícilmente las organizaciones criminales hubieran podido llegar a tener el poder de fuego que tienen en la actualidad.
En lo que se refiere al tráfico de armas en el sur de nuestro país, precisa que debido al pasado reciente de varios de los países de América Central, se ha presentado un tráfico constante a través de las fronteras de las distintas naciones de la región.
Entre el armamento ilegal que circula por el país destaca el de carácter bélico como cohetes, lanzacohetes, lanzagranadas, fusiles Barret y granadas de fragmentación. Y se han encontrado armas de nueva generación, como la subametralladora y la pistola FN Herstal, capaces de perforar blindajes, lo que da una idea del carácter violento de algunas de las organizaciones criminales instaladas en el país.
En toda América Latina circulan entre 45 y 80 millones de armas de fuego. En el caso de Colombia se estima que por cada arma legal hay cuatro ilegales; en Brasil casi la mitad del total de las 16 millones de armas existentes en ese país es ilegal —7.6 millones—. En México la proporción aumenta considerablemente con respecto a los países de la región, siendo ilegal el 85% de todo el armamento.
La investigación señala que en toda la región la violencia letal producida por armas de fuego supera ampliamente al promedio mundial. Mientras que en el resto del mundo el 42% de los homicidios fueron ocasionados por armas de este tipo, la cifra llegó al 70% en Centroamérica (donde incluyen a México) y al 60% en Sudamérica y el Caribe.
Estados Unidos: el hogar de la libertad, la búsqueda de la felicidad y la gran mayoría de tiroteos masivos en el mundo.
Pero los tiroteos masivos no son un recuerdo lejano en este país. En octubre de 2017, el atacante de 64 años Stephen Paddock le disparó a una multitud que estaba reunida en el Harvest Music Festival de Las Vegas. 58 personas murieron y más de 500 personas resultaron heridas. Fue el tiroteo en masa más mortal en la historia moderna de Estados Unidos.
Y un año antes, en 2016, un ataque en el club nocturno Pulse, de Orlando, dejó 49 personas muertas. En 2012, Adam Lanza comenzó una matanza en Newtown, Connecticut, asesinado a su madre antes de acabar con la vida de 26 estudiantes y personal de la escuela primaria Sandy Hook. En 2007, 32 personas murieron en la masacre de Virginia Tech.
La relación única de Estados Unidos con la propiedad de armas –consagrada como un derecho en su constitución– también está en medio de un debate emocional y divisivo sobre el significado de estas 27 palabras, que dan a sus ciudadanos el derecho a poseer armas. Lo que también, en opinión de muchos críticos, ha ayudado a marcar el comienzo de una cultura que ve a su propia gente morir asesinada a manos de ciudadanos armados: más que en cualquier otro país de altos ingresos en el mundo.
Las muertes relacionadas con armas ocurren en circunstancias trágicas alrededor de todo el país a diario: más de 1.800 personas murieron por armas de fuego solo en 2017, según Gun Violence Archive, un grupo sin ánimo de lucro. Pero a menudo se trata de tiroteos masivos que reavivan el debate sobre el control de armas en Estados Unidos y que resaltan su posición como un caso atípico mundial.
Se estima que hay aproximadamente 310 millones de armas de fuego disponibles para los civiles estadounidenses, según un informe del Instituto Nacional de Justicia (NIJ).
India es el hogar de la segunda reserva de armas de fuego para civiles más grande, estimada en 46 millones.
Los cálculos más actualizados –que tienen más de una década de antigüedad– sitúan la reserva mundial de armas para civiles en unos 650 millones. Según Small Arms Survey, organización con sede en Suiza, la cantidad de armas de fuego de civiles probablemente ha aumentado desde 2007. La producción de armas de fuego continúa proliferando en todo el mundo, superando los efectos que podría tener la destrucción de las mismas.
Según Small Arms Survey, es imposible identificar el número exacto de armas de fuego propiedad de civiles debido a una variedad de factores, incluidas las armas que no se registran, el comercio ilegal y el conflicto mundial.
Los estadounidenses poseen la mayor cantidad de armas por persona en el mundo: alrededor de cuatro de cada 10 dicen que poseen una pistola o viven en una casa con armas de fuego, según un estudio del Centro de Investigaciones Pew publicado en 2017.
Yemen, que tiene el segundo lugar en población con armas de fuego per cápita (y es un país sumido en un conflicto civil de tres años) está muy por detrás de Estados Unidos en términos de propiedad.
Y, cuando se trata de masacres con armas de fuego, Estados Unidos es una anomalía: hay más tiroteos masivos públicos allí que en cualquier otro país del mundo.
En febrero de 2017, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una medida que desechaba una regulación de la era del exmandatario Barack Obama destinada a mantener las armas lejos de algunas personas con enfermedades mentales graves.
La normativa original era parte de una serie de medidas tomadas por el gobierno Obama para tratar de frenar la violencia armada, después de que otros esfuerzos no prosperaran en el Congreso.
Globalmente, las leyes restrictivas para armas de fuego han demostrado una diferencia a la hora de frenar las masacres. En Australia, por ejemplo, ocurrieron cuatro tiroteos masivos entre 1987 y 1996. Después de esos incidentes, la opinión pública se volvió contra la propiedad de armas y el Parlamento aprobó leyes de armas más estrictas. Australia no ha tenido un tiroteo masivo desde entonces.
Estados Unidos tiene una de las tasas más altas de muertes por arma de fuego entre los países desarrollados, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Nuestros cálculos, basados en datos de la OCDE de 2010, muestran que los estadounidenses tienen 51 veces más probabilidades de morir por disparos que las personas en Gran Bretaña.
La mayoría de los estadounidenses propietarios de armas (dos tercios) dicen que una de las principales razones por las que las poseen es para su protección personal, según el estudio del Centro de investigaciones Pew. Sin embargo, la mayoría de las muertes relacionadas con armas de fuego de Estados Unidos se atribuyen a la autolesión.
De hecho: los suicidios relacionados con armas son ocho veces más altos en este país que en otras naciones de altos ingresos.
Sin embargo, a nivel mundial, Estados Unidos registra menos asesinatos relacionados con armas de fuego que muchos otros de sus vecinos del sur.
De acuerdo a Small Arms Survey, El Salvador presenta la mayoría de homicidios con armas de fuego del mundo –excluyendo a las zonas con guerras en curso–, con más de 90 personas asesinadas por cada 100.000 habitantes.
Entre 2010 y 2015, Honduras registró los promedios más altos de homicidios relacionados con armas de fuego: 67 de cada 100.000 personas allí.
Venezuela y El Salvador están muy cerca en ese mismo período de cinco años, con 52 y 49 muertes relacionadas con armas de fuego, respectivamente, por cada 100.000 habitantes.
Mientras que la tasa de Estados Unidos durante ese período es de 4,5 homicidios relacionados con armas de fuego por cada 100.000 personas. Las agencias de seguridad de Estaos Unidos no están obligadas a informar sobre asesinatos con armas cometidos la Policía. A menudo, tales incidentes se registran como “homicidios justificables” y pueden o no estar incluidos en las estadísticas oficiales de homicidios, según Small Arms Surve
Se menciona además que desde los años ochenta las aproximadamente 2 mil 200 fábricas de armamento y suministros establecidas en los Estados Unidos han producido más de 98 millones de armas cortas y largas.
(EL PAIS/CNN)