México

Indignarse por lo otro

Ivi May Dzib

En los últimos días hemos tenido noticias que han impactado en la vida nacional, ya que han puesto sobre la mesa los grandes problemas que viene arrastrando el país y que están ligados a la corrupción e impunidad que en los últimos sexenios era una de las banderas que enarbolaban los partidos políticos y que ahora se combate como la máxima prioridad para poder salir adelante. Primero vimos la renuncia de Germán Martínez al frente del IMSS por lo que considera la falta de compromiso por parte de Hacienda para con los más pobres y un ensalzamiento de la política neoliberal por los recortes y retención de presupuesto. Por otro lado se publicó una lista de los periodistas consentidos del sexenio pasado, lo que nos da una luz de cuánto costó la apología de los medios de comunicación a una manera corrupta de gobernar, los ataques contra la oposición y minimizar a las víctimas de las decisiones y omisiones de la época peñanietista, todo tuvo precio y se pagó con el dinero del erario, ese mismo dinero que debió de servir para beneficiar al pueblo fue utilizado para que la mafia se perpetuara en el poder mediante el uso faccioso de la información.

Lo que nos debe de preocupar es cómo se pretende desviar la atención de todo lo que se nos revela como si la culpa de lo que está sucediendo no fuera de las administraciones pasadas y pudiera solucionarse con un decreto presidencial. Por ejemplo, se publica la lista de los periodistas consentidos en el sexenio pasado y entonces se hace evidente porqué gente como Joaquín López Dóriga no se indignaban ante los claros casos de corrupción del gobierno y atacaba fieramente a López Obrador, pero eso sí, hablando siempre de verdad, transparencia y periodismo serio. También nos quedó claro la voracidad de Enrique Krauze y sus pactos con el gobierno, ante la negación por la Operación Berlín nos encontramos con la evidencia a la que nos dio acceso el INAI. Pero lo peor de todo esto es que mucha gente se encuentra indignada no porque estos “comunicadores” se hayan dado una vida de lujo gracias al erario, sino porque consideran que hay empresas que sospechosamente no se encuentran en la lista, entonces redoblan los esfuerzos para que esta información carezca de sentido y se señale otra vez al presidente López Obrador de mañoso.

Algo parecido sucede con la renuncia de Germán Martínez, ya que, si bien es cierto que hay recortes, desabastos y problemas en el IMSS, esto no es algo nuevo. El pan de todos los días de las administraciones pasadas era la mala calidad de los servicios, el desabasto y las negligencias, muchas de ellas eran expuestas en distintos medios de comunicación y solapadas por otros gracias al dinero que se repartía a manos llenas para encubrir la negligencia gubernamental, ahora el asunto se expone como si fuera algo nuevo, entonces todas las baterías de la crítica se encuentran enfocadas en la “criminal” forma de manejar la institución de salud gratuita de la que dependen los mexicanos. Es complejo trabajar desde la burocracia, pero es más complejo aún trabajar sin los mecanismos de corrupción del pasado, ya que si ahora se quiere ahorrar y evitar el despilfarro se ve como una austeridad sin sentido. La renuncia de Germán Martínez expuso una problemática que tendría que ser una prioridad para el gobierno, pero también nos mostró la hipocresía de la oposición quien ahora considera incapaz de solucionar al actual gobierno un problema que existe gracias al PRIAN y su sentido de rapiña. A Germán Martínez los que antes lo veían como un traidor lo ven ahora como una persona congruente, esto ya nos dice cómo mira la derecha. Porque se nota la diferencia cuando la crítica se hace por tener un interés genuino en el país y cuándo por motivos partidistas.

ivimayd@hotmail.com