Fue secuestrada en diciembre de 2007 en Azcapotzalco; seis años después su cuerpo fue hallado en una fosa común. Aquí los detalles del caso
Priscila Loera estuvo secuestrada por más de dos años en la Ciudad de México, su familia pagó el rescate en al menos dos ocasiones y por su caso sólo hay un detenido. Priscila fue secuestrada el 11 de diciembre de 2007 en la colonia Pro-Hogar, en la alcaldía de Azcapotzalco.
La joven acababa de cumplir 18 años y estaba por graduarse de la preparatoria. En un video difundido en ese momento se puede ver cómo cinco sujetos se llevan a la fuerza a Priscila.
Ella permaneció cautiva durante más de dos años y fue asesinada por integrantes de la banda “Las Pelonas”. El padre de la joven, Marco Loera García, contó años después que su hija fue mutilada y que en las “pruebas de vida” que brindaban se podía ver a Priscila sosteniendo un periódico con fechas recientes al secuestro. En febrero de 2010 fue localizado el cuerpo de la joven en un paraje de Huitzilac, Morelos.
Sin embargo, en ese momento los restos no pudieron ser identificados, por lo que fueron enviados a una fosa común donde permanecieron tres años.
En 2013, la Procuraduría General de la República informó del hallazgo de los restos de la joven a la familia de Loera, quienes confiaban en que su hija siguiera viva después de seis años de cautiverio.
La familia de la joven pagó un último rescate en octubre de 2009, pues habían recibido supuestas cartas escritas por ella y fotografías donde aparecía con periódicos de fechas recientes.
La última “prueba de vida” que mandaron los secuestradores fue en agosto de 2010, seis meses después de que su cadáver con varios impactos de bala fuera hallado en el paraje de Morelos.
El secuestro fue catalogado como uno de los más largos registrado en la historia de la Ciudad de México, pues hasta 2013 se creía que la joven seguía con vida.
En octubre de 2013, la PGR indicó que contrastó muestras de los restos de la joven con el ADN de personas que habían reportado como desaparecida a una mujer de entre 20 y 25 años. Los resultados mostraron que se trataba de Priscila Loera, a quien se creían en cautiverio.
Sin embargo, ya había sido asesinada.
Por su secuestro, sólo hay un detenido, el colombiano Nino Colman Hoyos, quien fue sentenciado por el juez 28 penal, a finales de 2010, a pasar 60 años en prisión.
Las investigaciones señalan que el detenido trabajaba en la empresa de transporte del padre de Priscila, y que, al renunciar, creó dos cuentas que se ocuparon para negociar con los familiares de los padres de la joven.
Marco, padre de Priscila era un empresario con estabilidad económica que perdió toda su flota de camiones por pagar los rescates que los secuestradores le exigían por liberar a Priscila. Marco contrajo deudas que no pudo pagar, por lo que fue a dar a la cárcel.
La banda que secuestró a Priscila se le conoce como “Las Pelonas”, pues acostumbran rapar a las víctimas.
La misma banda ha sido relacionada con el secuestro del estudiante de la Universidad del Pedregal, Norberto Ronquillo, pues el modus operandi es muy similar a su caso.
Sin embargo, el padre de Priscila se convirtió en activista por las víctimas de secuestro y realizó propuestas para la elaboración de la Ley de Víctimas que ahora ya es una realidad.
Con información de Arturo Ortiz / Archivo EL UNIVERSAL