CIUDAD DE MEXICO, 7 de junio (SinEmbargo).- El empresario mexicano Carlos Slim, uno de los hombres más ricos del mundo, dijo hoy, parafraseando al Presidente Andrés Manuel López Obrador y tomando parte de su discurso, que es necesario invertir en el sur para detonar esa zona de Norteamérica.
“Por el bien de todos, hay que invertir en el sureste de México y en Centroamérica”, dijo.
El empresario destacó que si eso se logra se podrían formar clases medias educadas “que participen activamente en esta nueva sociedad”.
Slim también destacó el liderazgo económico de Estados Unidos, Canadá y México. “Somos tres países complementarios e interdependientes”, dijo.
EE.UU. y México
La dependencia de México a Estados Unidos obliga al Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obradora una sola acción frente a las amenazas de una subida de aranceles: aplacar a Donald Trump. Eso dice la edición de The Economist que empieza a circular este viernes.
“La nueva disputa con México también podría desentrañar uno de los anteriores triunfos autoproclamados de Trump. Su reemplazo del TLCAN con el Acuerdo de Estados Unidos-México-Canadá no puede ser ratificado hasta después de las elecciones de Estados Unidos en 2020, pero muchos se estarán preguntando cuál es el objetivo de esto. Los mexicanos ahora saben que si apaciguan a este Presidente, el acuerdo que obtendrán solo durará hasta que necesite un nuevo impulso político”.
La publicación inglesa dice que a los políticos a menudo les gusta unir a sus simpatizantes a través protestas contra amenazas extranjeras. “El Presidente de México es una excepción. Aun cuando Andrés Manuel López Obrador se enfurece contra otras indignidades de la vida mexicana moderna, no se atreve a criticar a Donald Trump con demasiada dureza”.
“Esto se debe en parte a que López Obrador evita las distracciones extranjeras de su agenda doméstica de izquierda. Pero es sobre todo porque los lazos económicos de México con los Estados Unidos son tan vitales que ningún Presidente los pondría en peligro con una postura imprudente”, dice The Economist. “Ningún Presidente mexicano”.