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El Cardenal Jaime Ortega fue clave en el deshielo entre Cuba y EE.UU.; fue el mediador en los acercamientos entre los dos gobiernos que llevaron al restablecimiento formal de las relaciones en julio del 2015 tras décadas de hostilidad

LA HABANA, Cuba, 26 de julio (EFE/REUTERS/AFP).- El cardenal Jaime Ortega, la máxima autoridad católica de Cuba, murió este viernes en La Habana a los 82 años tras arrastrar por largo tiempo un cáncer, informó la Conferencia de Obispos Católicos en Cuba (COCC) en un comunicado.

Natural de Matanzas, al oeste de Cuba, Ortega desempeñó un relevante papel al frente de la Iglesia católica en Cuba, en un periodo en que la isla recibió la visita de tres papas (Juan Pablo II en 1998, Benedicto XVI en 2012 y Francisco en 2015), y fue un importante mediador en el “deshielo” entre el país caribeño y EE.UU.

Tras casi 35 años como arzobispo de La Habana, el cardenal, que ya padecía un cáncer en fase terminal según se reveló más tarde, cedió ese puesto en 2016 al hasta entonces arzobispo de Camagüey (centro), Juan de la Caridad García.

“El Cardenal Jaime ha fallecido y al comenzar a sentir su ausencia física reviven, junto al afecto agradecido, los recuerdos de su calidad personal y su infatigable celo pastoral”, expresó De la Caridad, que suscribe el comunicado de la COCC.

El arzobispo de La Habana también destacó de su predecesor la “amable sonrisa, su inteligencia clarividente y el testimonio de un sacerdocio entregado y en ocasiones sufrido”.

Un sacerdocio que comenzó en la Catedral de Matanzas (unos 100 km al este de La Habana) el 2 de agosto de 1964 y se le concedió en plenitud en ese mismo templo el 14 de enero de 1979 cuando fue nombrado arzobispo, recordó su sucesor en el comunicado.

El pasado junio autoridades de la Iglesia católica alertaron del grave estado de salud del cardenal Ortega, que padecía un cáncer de páncreas y había entrado en fase terminal al dejar de responder al tratamiento.

Ordenado cardenal en 1994, Ortega fue el impulsor de una versión del catecismo cubano más sencillo, creó nuevas diócesis y parroquias al frente de las cuales puso a sacerdotes jóvenes y reconstruyó iglesias, casas parroquiales y centros de asistencia.

También fue el rostro más visible de la Iglesia católica cubana y el artífice de las históricas visitas pastorales de los papas Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.

Destacó su rol de interlocutor con las autoridades del Gobierno cubano en el proceso de excarcelaciones de prisioneros políticos que tuvieron lugar entre los años 2010 y 2011 con el apoyo del Gobierno de España. En el 2010 las conversaciones tuvieron como fruto la excarcelación de varios presos políticos, entre ellos 52 opositores del grupo de los 75 condenados en el 2003.

Para saludar las visitas papales del 2012 y del 2015, Raúl Castro indultó a unos 6,500 presos, casi 3,000 para Benedicto XVI y 3,522 para Francisco.

Figura clave en el deshielo entre Cuba y EE.UU.

El hasta hoy líder de la Iglesia católica en Cuba protagonizó otro hito importante como mediador en el proceso de negociaciones secretas que, con la intervención del papa Francisco, fructificó en el restablecimiento de relaciones entre Cuba y Estados Unidos en 2014, bajo el mandato de los entonces presidentes Raúl Castro y Barack Obama.

Ortega fue el mediador en los acercamientos entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos encabezados por Raúl Castro y el expresidente demócrata Barack Obama, que llevaron al restablecimiento formal de las relaciones en julio del 2015 tras décadas de hostilidad.

El exarzobispo de La Habana se convirtió en una pieza clave en el acercamiento entre Washington y La Habana, luego de transmitir desde el 2014 mensajes secretos entre el Papa Francisco, Castro y Obama.

Cuando Raúl Castro se convirtió oficialmente en presidente en el 2010, Ortega respaldó una serie de reformas domésticas en un intento de abrir el país y afianzar sus relaciones con las naciones occidentales.

El arzobispo de La Habana, monseñor Juan de la Caridad García, destacó la obra de Ortega en la diócesis de Matanzas y como obispo en la diócesis de Pinar del Río, así como en la arquidiócesis de la capital cubana.

Autoridades de la iglesia dijeron que el trabajo de Ortega era defender los principios básicos como la libertad religiosa y el bienestar de los cubanos, no promover una agenda política partidista.

“Al pensar hoy con cariño y gratitud en el Cardenal Jaime nos anima saber que él permanecerá entre nosotros acompañándonos con el recuerdo de su amable sonrisa, su inteligencia clarividente y el testimonio de un sacerdocio entrenado y en ocasiones sufrido”, dijo García.

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