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El gran negocio de ventas de medicamentos falsificados

CIUDAD DE MEXICO, 28 de julio.- El comercio de fármacos falsificados también abarca a los medicamentos que salvan vidas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) colabora con la INTERPOL para acabar con las redes delictivas a las que este comercio ignominioso les rinde miles de millones de dólares.

En 2009, una operación de cinco meses de duración coordinada por la Organización Internacional de Policía Criminal (INTERPOL) en China y siete de sus países vecinos en Asia sudoriental, se incautaron 20 millones de píldoras, frascos y sobres de medicamentos falsificados e ilícitos, se detuvo a 33 personas y se cerraron 100 puntos de venta al por menor.

En una serie de redadas que se llevaron a cabo también el año pasado se localizaron medicamentos falsificados por valor de cientos de millones de dólares y se descubrió una red delictiva que vendía esas mercancías a consumidores de todo Oriente Medio. En Europa, en sólo dos meses funcionarios de aduanas incautaron 34 millones de píldoras falsificadas, un alijo que, según Günter Verheugen, Comisario de Industria de la Unión Europea “superó nuestras peores expectativas”.

Los resultados de esta cadena de operaciones emprendidas en todo el mundo para hacer cumplir la ley han ido revelando el perfil de un comercio que sorprende incluso a los funcionarios de los organismos de reglamentación familiarizados con este problema. Los expertos sanitarios consideran que esas operaciones no han hecho más que destapar una mínima parte de una industria floreciente de falsificación de medicamentos que plantea una amenaza cada vez más seria para la salud pública en todo el mundo.

Según el Pharmaceutical Security Institute - organización financiada por la industria farmacéutica -, la mayor parte del comercio de medicamentos falsificados se desarrolla en Asia. Pero Aline Plançon, funcionaria de la INTERPOL, sostiene que en todo el mundo hay casos de medicamentos falsificados: “Hay un flujo de productos que llegan de todas partes y salen hacia todas partes, y hay muchísimos centros de distribución.”

La amenaza que supone la falsificación de productos farmacéuticos dista mucho de ser una novedad: numerosas autoridades nacionales llevan mucho tiempo luchando contra esas actividades. Si bien la OMS ha venido trabajando sobre esta cuestión compleja y políticamente delicada desde que la Asamblea Mundial de la Salud la abordó por primera vez en 1998, las actividades encaminadas a hacer cumplir la ley se intensificaron a partir de 2006, cuando se creó el Grupo Especial Internacional contra la Falsificación de Productos Médicos (IMPACT), integrado por organizaciones internacionales, organismos encargados de hacer cumplir la ley, la industria farmacéutica y organizaciones no gubernamentales.

Los miembros del grupo IMPACT han venido colaborando estrechamente en investigaciones penales internacionales, prestando asistencia a los países para reforzar sus sistemas de detección y de aplicación de la ley, y colaborando con la industria en la elaboración de diversas medidas, como las relacionadas con el uso de recursos de alta tecnología para aumentar la seguridad de los envases de los medicamentos.

Según una estimación publicada en los Estados Unidos de América por el Center for Medicine in the Public Interest, este año la cifra de ventas de medicamentos falsificados podría ascender a 75.000 millones de dólares de los Estados Unidos, lo que equivaldría a un incremento del 90% en cinco años. Resulta difícil determinar la magnitud del problema cuando hay tantas fuentes de información y diferentes definiciones del término “falsificación”. Sabine Kopp, secretaria ejecutiva interina del Grupo IMPACT y gestora del programa de la OMS de lucha contra la falsificación de productos médicos, dice que la Organización está realizando un estudio comparativo de la legislación y la terminología utilizadas en la lucha contra la falsificación en diferentes países.

“En realidad, los estudios sólo ofrecen una imagen instantánea de la situación, porque los falsificadores utilizan métodos muy flexibles para imitar los productos y evitar su detección”, dice la Sra. Kopp.

Si bien no se dispone de datos para determinar con precisión la escala de este negocio vasto, sofisticado y lucrativo, la Sra. Plançon, copresidenta del grupo de trabajo de IMPACT sobre aplicación de la ley, señala que “estamos hablando de la incautación de grandes cantidades de productos y de redes delictivas sofisticadas”.

La variedad de productos falsificados también ha aumentado debido a la difusión del comercio por Internet, que abarca una gama desconcertante de fármacos, tanto de marca como genéricos. Según la OMS, en más del 50% de los casos se ha comprobado que los medicamentos adquiridos a través de sitios web sin domicilio social declarado, son productos falsificados.

Como se señala en un informe de la Alianza Europea para el Acceso a Medicamentos Seguros, “en fechas relativamente recientes se comprobó con estupor que los consumidores también pueden adquirir en línea falsificaciones de medicamentos de venta con receta que pueden salvar vidas indicados en el tratamiento del cáncer y de enfermedades cardiovasculares graves.”

Los analistas afirman que los países en desarrollo son un blanco ideal para los falsificadores, porque allí los precios de los fármacos legítimos pueden resultar inasequibles para la mayoría de la población y los controles legales suelen ser deficientes.

Los productos falsificados incautados en el marco de la Operación “Storm II” en Asia, abarcaron desde antibióticos hasta medicamentos para la regulación de la natalidad, suero antitetánico, antipalúdicos y fármacos para el tratamiento de la disfunción eréctil. Como señala la Sra. Plançon, en Egipto los investigadores encontraron de todo, desde medicamentos utilizados en casos de transplante de órganos hasta fármacos para el tratamiento de enfermedades del corazón, así como de la esquizofrenia y la diabetes, así como miles de cajas con antineoplásicos.

También en los países de ingresos más altos, donde tanto las reglamentaciones como los medios para imponer su cumplimiento son más estrictos, estas prácticas pueden resultar muy rentables. Según el Medicines and Health Care Products Regulatory Agency del Reino Unido, actualmente los falsificadores también fabrican imitaciones de medicamentos de precio alto y con una demanda que asegura su venta rápida. “La falsificación responde fundamentalmente a la posibilidad de conseguir enormes beneficios”, observa la Sra. Kopp. Y añade: “Los delincuentes son especialistas en adaptarse a las situaciones que pueden reportarle mayores ganancias.”

En un estudio patrocinado por los laboratorios Pfizer en 14 países europeos - una de las mayores investigaciones realizadas en esta esfera - se estimó que los ciudadanos de Europa occidental gastan más de 14,000 millones de dólares de los Estados Unidos en adquirir medicamentos de fuentes ilícitas, muchos de ellos falsificados. Una parte importante del mercado corresponde a los llamados “medicamentos de estilo de vida”. En este estudio se comprobó que casi la mitad de los medicamentos falsificados vendidos por Internet eran fármacos adelgazantes, seguidos por los antigripales.

Otro mercado muy importante para los medicamentos falsificados, tanto en Europa como en Asia, guarda relación con la disfunción eréctil, a cuya expansión contribuye el número creciente de farmacias en línea, que permiten acceder a fármacos de venta con receta sin tener que recurrir a un médico. En un estudio citado por la revista holandesa International Journal of Clinical Practice se comprobó que de 370 muestras de Viagra incautadas sólo 10 eran genuinas.

En los primeros cinco meses de 2008, 150 personas fueron ingresadas en hospitales de Singapur con diagnóstico de hipoglucemia grave (brusco descenso de los niveles de azúcar en la sangre). Cuatro pacientes fallecieron y siete sufrieron grave daño cerebral. Según se informó, las personas ingresadas habían ingerido medicamentos falsificados supuestamente indicados para el tratamiento de la disfunción eréctil, pero que contenían una fuerte dosis de glibenclamida, fármaco indicado en la terapia de la diabetes.

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