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TAPACHULA, Chiapas, 5 de julio (Reuters).- Huyendo de la violencia política luego que la policía incendió su casa, Marilyne Tatang, de 23 años, cruzó nueve fronteras en dos meses para llegar a México desde Camerún.

La mujer, quien tiene ocho meses de embarazo, planea tomar pronto un autobús hacia el norte y luego cruzar una décima frontera, la de Estados Unidos.

Pero ella no está sola: un número récord de africanos está viajando a Sudamérica para, luego de recorrer miles de kilómetros de carreteras y un peligroso bosque tropical, llegar a Estados Unidos.

Tatang tomó una balsa y cruzó el río Suchiate para llegar a México el 8 de junio, un día después que el gobierno de ese país llegó a un acuerdo con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para aminorar los flujos de migrantes que van hacia el norte, los mayores en más de una década.

Los migrantes que buscan ingresar por la frontera sur de Estados Unidos son principalmente centroamericanos. Pero un número creciente de nativos un puñado de países africanos se está uniendo a ellos, lo que ha provocado quejas de Trump y México a otras naciones latinoamericanas para que les frenen el paso.

A medida que cada vez más africanos aprenden, de parientes y amigos que han hecho el viaje, que cruzar de América Latina a Estados Unidos es difícil pero no imposible, más se están lanzando a la travesía y, a su vez, están ayudando a otros a seguir sus pasos, dijeron expertos en migración.

Las amenazas de Trump contra los migrantes han hecho eco en a todo el mundo, lo que, paradójicamente, estimula a algunos a aprovechar lo que ven como un último resquicio, dijo Michelle Mittelstadt, directora de comunicaciones del Instituto de Política de Migración, un grupo de expertos con sede en Washington.

Los datos de la Secretaría de Gobernación de México sugieren que la migración desde África batirá récords este año.

El número de africanos que ingresaron a México se triplicó en los primeros cuatro meses de 2019 frente al mismo período del año anterior, llegando a unas 1,900 personas, en su mayoría de Camerún y la República Democrática del Congo, países inmersos en conflictos fratricidas.

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