México

Crisis forense en Jalisco

GUADALAJARA, Jalisco, 14 de septiembre (Sin Embargo/EFE).- El hallazgo de un pozo con 119 bolsas con restos humanos de al menos 44 personas, ha agudizado la crisis forense del Estado de Jalisco y profundizado la inseguridad en el país que contabiliza tres mil 24 fosas clandestinas descubiertas desde el 2006.

Hasta ahora, el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses (IJCF) ha identificado que los restos descubiertos pertenecen al menos a 44 personas, de las que han registrado nueve cuerpos completos, 17 incompletos, nueve cabezas y nueve troncos de diferentes personas, dijeron fuentes de la dependencia.

Luego de analizar el contenido de los 119 bultos, “aún hay diversas piezas que los peritos siguen analizando” por lo que el número de víctimas podría incrementar, detallaron las autoridades.

La manera en que los cuerpos fueron depositados y ocultados en el pozo, situado en el municipio de Zapopan, hace más compleja su identificación, pues los peritos deben revisar hueso por hueso y hacer pruebas para determinar si pertenecen a la misma osamenta.

El coordinador del Gabinete de Seguridad del Estado de Jalisco, Macedonio Tamez Guajardo, declaró que los restos humanos presentan entre tres días y un año de evolución cadavérica, lo que dificulta el análisis forense.

Fue el olor fétido de los cuerpos en descomposición lo que alertó a los vecinos de la colonia La Primavera, una urbanización en la que conviven casonas de descanso y humildes edificaciones a la que se llega por un camino con grandes tramos sin pavimentar.

Se sabe que los vecinos avisaron al dueño del predio y este a su vez denunció el hecho a las autoridades, aunque cuando se les pregunta los moradores prefieren decir poco a los medios de comunicación.

Situada a un más o menos un kilómetro de un cuartel de la Policía Federal, la fosa de más de diez metros de profundidad es hasta ahora, la mayor encontrada en Jalisco. Tan sólo en el 2013 fueron halladas dos en el municipio de La Barca con 67 cuerpos en su interior.

El pozo está en un predio unas cuatro hectáreas bordeado por una cerca de ladrillo, con casas cercanas y desde donde se ve parte del Bosque de La Primavera, situado a sólo 35 minutos de distancia de la zona conurbada de Guadalajara.

No se sabe en qué momento los delincuentes cavaron el pozo de tal profundidad. Los peritos la examinaron durante ocho días, desde el 3 de septiembre pasado, y extrajeron 119 bolsas con restos humanos antes de dar por concluida la revisión.

Unos días después de concluida la excavación, el lugar está sin vigilancia y el pozo ha sido tapado con la misma tierra que la maquinaria pesada sacó.

Alrededor quedan restos de una bolsa negra, un trozo de tela manchada, cubre-bocas, guantes y la basura de los alimentos que los peritos consumieron durante las jornadas de trabajo.

Familiares de desaparecidos no creen en las autoridades y buscan acudir al predio para verificar por ellos mismos que no hayan quedado más restos abandonados por negligencia de las autoridades estatales, pues saben que entre las víctimas podrían estar alguno de sus seres queridos, dijeron.

En un comunicado el colectivo Familias Unidas por nuestros desaparecidos en Jalisco solicitó al Gobierno federal “ayuda urgente” y pidió no dejarlos solos ante lo que denominó una “crisis forense” que no ha sido enfrentada debido a que el gobierno estatal “no cuenta con la capacidad y recursos” para hacerlo.

Pese a la presión mediática, las autoridades en Jalisco han dado poca información del hallazgo y han defendido la hipótesis de que se trata de personas ligadas al Crimen Organizado.

“Muchos de los que hemos encontrados en fosas tienen antecedentes criminales, es un ser humano, lo lamentamos y se va a investigar, pero debo decirlo como una inducción a la reflexión para los jóvenes: meterse al crimen, lo pagan”, dijo Tamez Guajardo a la prensa mexicana.

Un informe del gobierno mexicano presentado el 30 de agosto señalaba que desde el 2006 y hasta la mitad de agosto del 2019 se han encontrado en el país 3,024 fosas clandestinas con al menos 4,974 cuerpos, la mayoría en los Estados de Tamaulipas, Chihuahua, Guerrero, Sinaloa y Jalisco.