México

CIUDAD DE MEXICO, 5 de septiembre (Agencias).- De las 107 pruebas ofrecidas por la Procuraduría General de la República (PGR) para demostrar que Gildardo López Astudillo, alias “El Gil”, operó la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, 64 fueron invalidadas y las restantes, entre ellas los mensajes interceptados por la DEA entre miembros de Guerreros Unidos, no fueron consideradas suficientes por Juan Manuel Trespalacios Castán, secretario de Juzgado en funciones de juez que decretó su absolución.

De acuerdo con la sentencia, detenciones ilegales realizadas por elementos de la Marina y retenciones ordenadas de forma indebida por agentes del Ministerio Público provocaron que fueran desechadas la mayor parte de las pruebas y diligencias que respaldaban la acusación de la PGR contra el hombre a quien Renato Sales Heredia, excomisionado nacional de Seguridad, describió en 2015 como autor material de la desaparición de los 43 normalistas.

Por ejemplo, Patricio Reyes Landa y Jonathan Osorio Cortés fueron detenidos por marinos en Guerrero en cumplimiento de una orden de presentación, no una orden de aprehensión. Es decir, que los marinos debieron notificarles que la PGR buscaba su declaración ministerial y que tenían derecho a presentarse voluntariamente ante el Ministerio Público en vez de capturarlos.

Mensajes interceptados por la DEA

Entre las 43 pruebas que el juez declaró como lícitas y que utilizó para dictar su sentencia se encuentran los mensajes interceptados por la Oficina para el Control de Drogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), compartidos entre integrantes de Guerreros Unidos.

En la sentencia, se incluyen algunos fragmentos de mensajes, aunque están testadas algunas partes, lo cual no permite identificar ni al emisor ni al receptor. El juez recuerda, por ejemplo, que en un mensaje una persona pide a otra “que diga a la gente que declare que los muchachos estaban armados, que verifique con Estrella Blanca para que hicieran que los conductores declararan que fueron interceptados, también las familias de los civiles muertos y heridos, la mujer que mataron en un taxi y que llamara a (…) para que le hablara al hermano del presidente, porque éste también necesitaba colaborar, que todo fue su culpa por no revisar los autobuses”.