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Es estremecedor

WASHINGTON, D.C., 7 de septiembre (AP/REUTERS/EL PAIS).- Conforme las aguas empiezan a bajar, los cadáveres emergen en Bahamas. Así ocurrió hace dos años con el huracán Harvey en Texas, hace 14 con Katrina en Nueva Orleans, y ahora con esta antigua colonia británica, uno de esos paraísos del Caribe, que afronta un desastre descomunal. La cifra oficial de fallecidos como consecuencia del ciclón Dorian se sitúa en la cuarentena, pero el Gobierno advierte de que el balance final será “estremecedor” y que el número de desaparecidos en las islas más azotadas se cuenta por “centenares, hasta miles”. Ahora convertido en tormenta, Dorian ataca Estados Unidos y va rumbo a Canadá.

El huracán se cebó con las islas noroccidentales del Caribe durante dos días eternos para una población acostumbrada a las tormentas propias de la época, pero que no había visto en la historia reciente un ciclón tan potente. Tocó Bahamas el domingo con categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, que clasifica estos fenómenos, lo que supone vientos de al menos 252 kilómetros. Arrasó las islas de Ábaco y Gran Bahama, con unos 70,000 residentes, y destruyó alrededor del 45% de los hogares, según las cifras aportadas por Cruz Roja.

Las ayudas han empezado a llegar a la zona. También montones de bolsas mortuorias. “El público debe empezar a prepararse para una información inimaginable de cifras de muertos y sufrimiento humano”, dijo el ministro de Sanidad de Bahamas, Duane Sands, en unas declaraciones a Guardian Radio 96.9 recogidas por la cadena de televisión CNN. Antes, el director general de Turismo y ministro de Transporte, Joy Jibrilu, ya había advertido de que “literalmente, centenares, hasta miles de personas se encuentran aún desparecidas”.

Las imágenes aéreas mostraban un paisaje devastado allá donde el imaginario colectivo sitúa un paraje de ensueño. Ábaco está formada por dos islas y múltiples cayos dedicados esencialmente a la pesca y con tan sólo 13,000 habitantes, entre los que se encuentra un gran número de haitianos refugiados de sus propios desastres naturales. Gran Bahama, con 52,000 habitantes, sí es un enclave turístico y alberga la segunda mayor ciudad del archipiélago, Freeport.

Los ciudadanos se movilizan para tratar de encontrar a sus seres queridos, en buena parte a través de las redes sociales. Una página web, DorianPeopleSearch.com, fue creada el domingo para poner en contacto a esas personas que no saben nada de otras desde el fin de semana y se han multiplicado las búsquedas a través de Facebook. Al mismo tiempo, cunde el pavor. “Hueles los cuerpos descomponiéndose a medida que caminas por Marsh Harbour [una de las ciudades de Ábaco]”, declaró Sandra Sweeting, de 37 años, en una entrevista con AFP.

El chef español José Andrés, desplazado a la zona con su organización de ayuda alimentaria World Central Kitchen, que prevé repartir 20,000 comidas diarias, describía por teléfono a este periódico lo que veía. “La destrucción está en todas partes, las carreteras han sido barridas y los barcos han sido expulsados fuera del agua, un agua que ahora cubre todo, hasta las casas”.

Bahamas es más rica y desarrollada que otros archipiélagos del Caribe, pero el azote de un huracán de esa magnitud durante dos días, concentrado en el mismo punto, ha destrozado muchas de sus infraestructuras, como centros médicos, lo que agrava las dificultades.

Los equipos de búsqueda y rescate todavía no logran llegar a algunas comunidades bahameñas que siguen aisladas por las inundaciones y los escombros después del huracán Dorian, mientras el número oficial de muertos ha aumentado a 43 y es probable que aumente aún más, informaron las autoridades.

“Hay muchos desaparecidos y se espera que el número de muertos aumente significativamente”, dijo. “Esta es una de las crudas realidades a las que nos enfrentamos en estos tiempos de tinieblas”.