TUXTLA GUTIÉRREZ, Chiapas, 18 de enero.- El permitir de nueva cuenta la entrada masiva de migrantes a esta entidad, pero sobre todo a la ciudad de Tapachula, solo generaría un “cuello de botella” pues, desde hace varios meses, cerca de 50 mil, entre centroamericanos, cubanos y de África están varados en esta ciudad fronteriza.
Desde ayer viernes, se esperaba el ingreso de una nueva caravana de al menos 3 mil hondureños y salvadoreños, no obstante, expertos y activistas advierten que se trata en realidad de dos grupos de entre 4 o 5 mil gentes cada uno (quienes ya están ingresando), y que incluso éstos tomarían dos rutas: una por Tenosique, Tabasco, y otra por el río Suchiate, en nuestra entidad.
Ante ello, cerca de 700 elementos de la Guardia Nacional (GN) y como 120 del Instituto Nacional de Migración (INM) se colocaron en por lo menos 10 kilómetros del río Suchiate, en Ciudad Hidalgo, para inhibir el flujo migratorio.
Para Marco Tulio Carrascosa, representante de la Oficina de Enlace Internacional en Chiapas, el gobierno de nuestro país está rebasado e incluso no existen las condiciones para recibir a más personas y brindarles lo que por ley les correspondería: atención en materias de salud, alimentación, vivienda y educación.
Prueba de ello, advierte, es que en el recorrido que comenzó desde ayer por los albergues del municipio de Arriaga ubicado también en la región costera y como a dos horas de Tapachula, los albergues carecen de la capacidad para dotarles de un espacio y todo lo que requieran.
“Hay una crisis en la materia, y si se permite que entren más migrantes, esto empeorará, y no estoy en contra de ellos, ¡para nada!, pues la realidad es diferente a lo que las autoridades dicen, con el deseo de ayudar, pero lo único que ocurre es que se vulneran los derechos de ellos, pues son abusados, son víctimas de trata de blancas, y nosotros no culpamos al gobierno, pero sí decimos que hay vacíos y la corrupción es la que tomará el control”, advierte.
Del dicho al hecho
De hecho y luego de que la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, advirtiera que ya no habría más entrega de “salvoconductos”, este viernes el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, puso sobre la mesa 4 mil empleos para quienes ingresen en esta nueva caravana.
Sin embargo, esto ha generado más incertidumbre entre los chiapanecos porque, solo ayer mismo, un grupo de migrantes, entre éstos haitianos, cubanos y centroamericanos, reclamaba al gobierno municipal de Tapachula, encabezado por el alcalde Óscar Gurría Penagos, el pago de dos quincenas por los servicios prestados como parte del Programa de Atención Emergente para Extranjeros.
Según los denunciantes, lo único que recibieron como respuesta fueron amenazas de que serían deportados si continuaban con sus reclamos.
Blindar la frontera
Por eso, advierte Carrascosa, el gobierno federal ya no debe dejar pasar a nadie, “estamos en la crisis migratoria más grande de la historia, y hay que aceptar que no vamos a poder contenerla, porque se carece de la tecnología y de otras herramientas o métodos, y por ello se tiene que hacer una cumbre con Estados Unidos de Norteamérica y Centroamérica, y se pacte un acuerdo, primero, legislativo, para que la migración no sea desordenada”.
Lo que también se tiene que hacer, opina, es modificar el Acuerdo de Esquipulas que permite que el tránsito entre El Salvador, Honduras y Guatemala sea “sin fronteras”, y luego elaborar
un proyecto en donde los estadunidenses inviertan en tecnología para detectar migrantes e impedir su paso masivo y sin control.
Eso lo “palpa”, dice, en Arriaga, donde según los cálculos existen por lo menos 5 mil migrantes “varados”, lo que ha generado —acepta— molestias entre los cerca de 50 mil pobladores de esa zona, quienes se sienten asolados “con esta situación de caos”.
“Lo que los habitantes dicen es que el gobierno se ha olvidado de atender las necesidades de la población nativa, se ha olvidado de ellos, para apoyar o atender con empleos u otras cosas a la migración, a foráneos”, declara tras su visita a la Casa del Migrante.
Corrupción, el mayor lastre
Sin embargo, refiere que las estrategias de los migrantes también han cambiado, pues hoy, por ejemplo es gente que lleva por lo menos 3 mil dólares en la bolsa para poder continuar su camino sin “contratiempos” en su paso por la frontera, es decir “rompe” a una de las barreras más fuertes: la GN, y de esa manera llegar a EE. UU. o quedarse tranquilamente en la entidad chiapaneca.
Eso se puede comprobar en los últimos meses, pues en los retenes son pocas las retenciones de migrantes, cuando se sabe que en los camiones de pasaje viajan hasta decenas, comenta.
Luis García Villagrán, coordinador general del Centro de Dignificación Humana AC, desde hace varios días ha hecho recorridos por todo el cauce del río Suchiate, con la intención de observar cómo es el trato hacia la población migrante.
A pesar de que hoy sábado los migrantes se amontonaron en la Frontera Sur, con la intención de entrar a Chiapas, el activista recuerda que el pasado jueves por la noche la gente que intentaba cruzar era poca, e incluso se observó que la GN y agentes migratorios disuadieron los grupos con facilidad.
Entrega de la TVR, una ilegalidad
“Quedaban muy pocos en Tecún Umán (Guatemala), y solo como 40 o 50 se entregaron a Migración, instancia que les ofreció la tarjeta TVR, lo cual es una ilegalidad, porque no se le puede dar eso a gente que solicita refugio, ni mucho menos a los de Honduras, pues esa tarjeta solo funciona para visitantes de Guatemala”, evidencia.
Lo que él también comprobó, agrega, es que hubo grupos que se dispersaron y tomaron otros rumbos, ya sea por Tenosique o por La Mesilla (país guatemalteco). Pero también las autoridades en la materia hacían “su lucha”: convencerlos de que se entregaran a Migración para hacer los trámites necesarios “o irse para atrás”.
Lo más lamentable, advierte, es que el gobierno solo se prepare para contener el flujo migratorio, pero no establezca espacios para atenderlos, como debería de ser, con la instalación de albergues, “para nada, solo buscan detenerlos y deportarlos”.
Para él, agrega, el método disuasivo que utiliza el gobierno le ha funcionado a la perfección: quedarse al menos un mes en la Estación Migratoria, luego pasar a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), donde el trámite se “agota” en seis meses, lo que hace cansado el proceso.
La Silla Rota buscó también a Pierre-Mart René, asociado de Información Pública del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) en Tapachula, quien afirmó que solo están atentos a lo que suceda, a la evolución de la caravana; en cuanto tengamos más información, daremos más detalles”.
Por su parte, Ramón Verdugo, director de la asociación civil “Todo por ellos”, externa: “A mí no me gustan las caravanas, pues he visto cómo segregan a la gente, cómo cazan a los líderes, o cómo se evita que reciban ayuda humanitaria o para traslado”.
Lo que Marco Tulio Carrascosa no puede entender, es por qué la Frontera Sur, a pesar de la presencia de la GN, es “tan porosa” y desordenada, “o hay corrupción de parte de las autoridades migratorias o no sé qué pasa, porque con el Parlamento Centroamericano detectamos hace tiempo alrededor de 60 pases ilegales, pero estoy seguro de que ahorita deben de ser muchos más”.
Lo que algunos de los entrevistados se cuestionan es qué sería mejor: ¿dejarlos ingresar a suelo mexicano y decir, entre comillas, que se les atiende cuando la verdad es otra, o mejor “blindar” la frontera y no recibir a nadie?
“Porque en ese mensaje de: ´Vamos atenderlos, ayudarlos, aquí a los migrantes se les cuida´, hay otra cara de la moneda que dice que a ese sector se les ha tratado mal en nuestro país; por eso México no debe de asumir solo la cuestión migratoria”, culmina Carrascosa.
No obstante, encargados de albergues y activistas estiman que de las necesidades que hay en esta materia, las autoridades mexicanas solo resuelven entre el 30 y 40 por ciento, por ello, agregan, la necesidad de que los países centroamericanos y el mismo EE. UU. se encarguen del resto.