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Es un hecho que García Luna no actuaba solo. Tenía a un jefe que le ordenaba cómo debía proceder, y ese jefe fue Felipe Calderón. Hizo Calderón una guerra para legitimarse, y en esa guerra su aliado fue el Cártel de Sinaloa. Si Calderón está implicado, eso amerita cárcel

CIUDAD DE MEXICO, 4 de enero.- En 2006, hubo un fraude electoral. Parecía que las épocas en que se robaban las elecciones se habían acabado con el triunfo en 2000 de Vicente Fox.

Pero no.

El PAN, el partido que sufrió fraudes durante muchos años, en 2006 encabezó uno. Y lo lideró Felipe Calderón.

La calidad de “presidente ilegítimo” o “espurio” a Calderón no se le borraba (nunca se le borró), pero él lo intentaba e ideó una estrategia: hacer una guerra para olvidar ese “no ser democrático” que cargaba a donde fuera.

El 2 de enero de 2007, en Apatzingán, “le declaró” la guerra al narco. A partir de ahí, comenzó esta tragedia que hoy aún vivimos. Muerte, desgracia, lágrimas, sangre, dolor, impotencia.

Su sexenio fue uno de los peores que ha vivido este país: de eso no hay duda.

Cuando dejó de ser presidente, buscó retornar al poder a como diera lugar. Sabía que el PAN había perdido, pero podía, a través de él, regresar.

A partir de 2013, buscó decididamente que su esposa, Margarita Zavala, fuera la presidente de México. Sabía que él no podía reelegirse en 2018, pero pensaba que vía ella, Margarita, él podría seguir mandando.

El problema es que, en el PAN, había otro ambicioso: Ricardo Anaya. Y Calderón perdió. Se tuvo que salir del partido, y aunque Margarita fue candidata presidencial independiente, era tanta la desgracia que vivía que decidió salirse de la contienda.

Pero Calderón no quedó contento. Como enfermo de poder que es, ha querido regresar a como dé lugar al poder. Por eso decidió hacer un partido, y postular desde ahí a Margarita.

No le ha ido nada bien. Sin embargo, era casi un hecho que obtendría el registro, y ya, dueño de un partido, Calderón pensaba que podría volver a gobernar ya fuera vía su esposa o con modificaciones constitucionales que le permitieran, en un futuro, volver a contender en una elección presidencial.

Ése era su plan. Hasta ayer.

La detención de Genaro García Luna en Estados Unidos no es que sea una sorpresa. Quien haya observado la vida política de México en los últimos 20 años, entenderá perfectamente que el PAN tuvo en el gobierno un brazo en el narco, y ese brazo se llama Cartel de Sinaloa.

Fue Fox quien dejó escapar a Joaquín El Chapo Guzmán Loera, y fue Calderón, vía Genaro García Luna, quien lo protegió durante todo su sexenio.

Es un hecho que García Luna no actuaba sólo. Tenía a un jefe que le ordenaba cómo debía proceder, y ese jefe es Felipe Calderón. Hizo Calderón una guerra para legitimarse, y en esa guerra, su aliado fue el Cártel de Sinaloa.

¿Qué obtuvo Calderón? Eso deberá saberse con los resultados de las investigaciones que se siguen. El hecho es que está implicado, y eso amerita cárcel. No puede ser que un presidente haya estado aliado con organizaciones delictivas. Es inaceptable. Y es inaceptable que, cuando actuaba con esas organizaciones, combatía a las otras y llenaba de sangre a su país. A su gente.

La vida política de Calderón, pues, está llegando a su fin. Pasó de pretender la reelección, a una posible (y muy justa) condena en una cárcel de máxima seguridad (ya sea aquí, en México, o en Estados Unidos). Y se lo merece.

Que implica que García Luna se declare “no culpable”

Genaro García Luna fue secretario de Seguridad Pública de México.

Fue una escena con ribetes surrealistas: Genaro García Luna, arquitecto de la guerra contra el narco en México, entró a una corte de Nueva York este viernes acusado de conspiración para traficar cocaína.

En una audiencia que duró menos de media hora, García Luna se declaró “no culpable” de los cargos que enfrenta, que podrían costarle entre 10 años de prisión y cadena perpetua.

Vestía un jersey gris de algodón, pantalones beige y, tras casi un mes detenido, lucía algo demacrado respecto a su imagen de secretario de Seguridad Pública del gobierno mexicano de Felipe Calderón (2006-2012).

Al ingresar y retirarse de la sala custodiado por guardias, buscó con su mirada a su esposa e hijos presentes entre el público, que lo despidieron con gestos de fuerza con sus puños.

La audiencia transcurrió en la misma corte federal de Brooklyn donde el año pasado fue juzgado y sentenciado a cadena perpetua Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cartel de Sinaloa que según la acusación entregó millones de dólares en sobornos a García Luna para “operar con impunidad” en México.

Después que la fiscalía advirtiera que hay un “riesgo inaceptable de fuga” si fuera liberado, la jueza Peggy Kuo decidió que García Luna, de 51 años, permanezca preso mientras su defensa trabaja en un pedido de fianza.

La próxima audiencia quedó fijada para el 21 de enero y se abren distintos escenarios para el otrora hombre fuerte de la policía mexicana.

¿Habrá juicio?

Además de los cargos por conspiración para el narcotráfico, García Luna también está acusado de formular declaraciones falsas en 2018, al pedir su naturalización para obtener la ciudadanía de EE.UU.

El exfuncionario mexicano se mudó en 2012 a Florida, donde obtuvo estatus de residente y fundó una empresa de seguridad con sus iniciales.

Fue detenido el mes pasado en Dallas, Texas, después que la justicia de EE.UU. emitiera una orden de arresto en su contra, una noticia que causó asombro a ambos lados de la frontera.

El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, señaló esta semana el arresto de García Luna como la “prueba” de que el narcotráfico convivía con el poder en su país.

“Nada más esa prueba o sea, el que estaba a cargo de la seguridad, la mano derecha (de Calderón) está acusado de proteger a una organización delictiva”, sostuvo AMLO en el Palacio Nacional de México.

Además de su cargo como secretario de Seguridad Pública, desde el que trazó la estrategia de la guerra contra los carteles de la droga, García Luna dirigió entre 2001 y 2005 la desaparecida Agencia Federal de Investigación, que combatía el crimen organizado y la corrupción en México.

Aunque se declaró “no culpable”, García Luna aún podría evitar ir a juicio si llegase a algún tipo de acuerdo con el gobierno estadounidense.

De hecho, la jueza y la fiscalía sugirieron esa posibilidad en la audiencia de este viernes.

“Una pregunta es si el gobierno estaría dispuesto a retirar esos cargos” para alcanzar un acuerdo, dice Rob Heroy, un abogado que ha defendido a acusados de narcotráfico en EE.UU. y antes fue asistente de fiscal de distrito en Carolina del Norte.

“Estoy seguro de que (García Luna) tiene mucha información que al gobierno le encantaría conocer”, añade Heroy en diálogo con BBC Mundo.

¿Habrá acuerdo?

Parte de las pruebas de la fiscalía de EE.UU. contra García Luna provienen del juicio a “El Chapo” Guzmán, y en particular del testimonio del hermano de Ismael “El Mayo” Zambada, otro líder del cartel de Sinaloa.

Jesús Zambada aseguró en el juicio que se reunió personalmente en dos ocasiones con García Luna en un restaurante para entregarle carteras con entre tres y cinco millones de dólares en efectivo.

Y especificó que esos sobornos eran para asegurarle a su hermano que García Luna no iba a arrestarlo ni interferir con las operaciones del cartel.

En ese momento García Luna respondió en un largo comunicado que esas afirmaciones eran “mentira, difamación y perjurio” en su contra y negó haber tenido contacto “con personas vinculadas con actividad delictiva”.

Pero la fiscalía de EE.UU. insiste ahora en que García Luna ha “amasado una fortuna personal” de millones de dólares inconsistente con el salario de un servidor público en México.

La propuesta de fianza que haría su defensa en los próximos días podría servir como indicación de su situación financiera, aunque no revele de dónde proviene el dinero.

Heroy advierte que aún faltan conocerse todas las pruebas con que contarían los fiscales y que García Luna podría evitar un acuerdo de cooperación por razones de seguridad.

“Proporcionar información sería muy peligroso para su familia. Incluso si toma protección de testigos, tendrá familia en México, así que creo que es poco probable que coopere con el gobierno”, dice el abogado.

“Si negociara un trato, sería uno que no implique cooperación”, agrega. Es decir, aceptar pasar un tiempo en prisión sin proporcionar información al gobierno.

Esto podría comenzar a despejarse a partir de la próxima audiencia de García Luna en la corte de Brooklyn, que estará a cargo del juez Brian Cogan, el mismo que dirigió el juicio a “El Chapo” y limitó los testimonios sobre presunta corrupción en México.

(Jorge Gómez Naredo)

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