CIUDAD DE MÉXICO, 29 de febrero (SinEmbargo).– Entre julio y septiembre de 2017, en vísperas de las elecciones presidenciales en México, Alexander Nix, entonces director ejecutivo y creador de Cambridge Analytica, se reunió en la Ciudad de México con el ex Presidente Enrique Peña Nieto y con el empresario más rico del país, Carlos Slim Helú, de acuerdo con el libro La dictadura de los datos (Harper Collins, 2019), escrito por la ex asesora especial de la firma, Brittany Kaiser, quien en 2016 se reunió con miembros del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Cambridge Analytica, filial en Estados Unidos de SCL Group, no era una agencia publicitaria sino una “agencia de cambio conductual”, dice Kaiser.
Con acceso a entre 2 mil y 5 mil puntos de datos individuales de 240 millones de estadounidenses recopilados a través de Facebook, con base en psicología conductual y datos científicos, envió mensajes personalizados con información manipulada a favor del candidato republicano Donald Trump y en contra de la candidata demócrata Hillary Clinton, planteó la informante sobre las elecciones de 2016. Podía, escribió Kaiser, hacerles pensar, votar y actuar de manera diferente a la que lo habían hecho antes. La empresa había trabajado para Colombia, Trinidad y Tobago, India, Nigeria, Libia, Afganistán y otros. En el Brexit, intentó participar a favor de la salida de la Unión Europea.
“El día en que estaba programada la reunión con el Presidente Peña Nieto y con el poderoso Carlos Slim, dueño del New York Times, cometí un terrible error, algo que no ayudó a mejorar mi relación con Alexander [Nix] o a que recuperase su fe en mí. Días antes de las reuniones con Peña Nieto y Slim, que tendrían lugar en el despacho del Presidente y en la empresa de Slim, respectivamente, me fui de vacaciones a Estados Unidos y, estando allí, perdí el pasaporte. Se suponía que debía volver a la Ciudad de México a tiempo para la reunión el martes por la mañana con Alexander. Pero era un fin de semana largo, ya que el lunes era festivo en Estados Unidos y no estaría abierta ninguna oficina de pasaportes hasta el martes por la mañana. No podría obtener los nuevos documentos de viaje a tiempo para volver a Ciudad de México y acudir a la reunión”, describe Kaiser.
“Cuando por fin nos vimos el miércoles por la mañana en las oficinas de Polanco, él [Alexander Nix] ya se había reunido, sin éxito, con Peña Nieto y Slim el día antes”, agrega la ahora ex poderosa asesora de la controvertida firma.
La ahora fundadora de la campaña #OwnYourData reconoce que no consiguió llegar a un acuerdo con el Presidente Peña Nieto y con el PRI. Argumenta que ignoraba las leyes locales y eso le impedía elaborar un discurso adecuado para lograr el contrato presidencial. Interesada en la legalidad de los datos, elaboró estrategias con empresas de datos y de sondeos mexicanas como Parametría y Mitofsky, pero no tenían la infraestructura necesaria. Los miembros del equipo de Cambridge Analityca habían podido sondear a los grupos de focalización y hacer una investigación básica, pero no habían elaborado una base de datos que tuviera un tamaño útil y relevante, y tampoco habían podido hacer modelo y focalización adecuados.
“A medida que fue pasando el tiempo, Alexander se frustró tanto por lo mucho que estaban tardando en conseguir el contrato con el PRI que hizo algo inquietante. En vez de esperar a que el contrato se fraguara, empezó a buscar clientes en otros partidos de México, reuniéndose con representantes de partidos opuestos entre sí”, expuso Kaiser sin abundar sobre qué partidos y si se concretó algún contrato.
Después vino el terremoto del 19 de septiembre de 2017. Hasta finales de noviembre de ese año, el PRI destapó a su candidato presidencial, José Antonio Meade Kuribreña. Fuentes cercanas reiteraron a SinEmbargo que Cambridge Analytica nunca participó en la campaña.
En junio de 2018, el diario The New York Times publicó que la propuesta de Cambridge Analytica al PRI comenzó a circular en 2017, cuando el ahora Diputado Enrique Ochoa presidía el partido tricolor.
“El PRI revisó esa propuesta durante meses, y al final decidió que no necesitaba pagar millones de dólares a alguien externo para una campaña sucia. El partido podía hacer eso por sí mismo. Sin embargo, como una muestra de las medidas extremas a las que el priismo está dispuesto para afianzar su posición en el poder, le pagó de cualquier manera a Cambridge Analytica… para que no colaborara con ningún otro partido, de acuerdo con dos personas con conocimiento directo de las negociaciones”, dice el texto del Times.
Reuniones para gubernaturas estatales
Brittany Kaiser vivió en el departamento de Cambridge Analityca ubicado en Polanco, una de las zonas más acomodadas de la Ciudad de México, durante el primer semestre de 2017. Pero en el verano de 2016 ya había visitado la capital mexicana.
Primero buscó contratos comerciales y se reunió con grandes empresas como AB InBev (Grupo Modelo) y Coca-Cola, sin llegar a un acuerdo final.
“Descubrí que compañías enormes como esas apenas utilizaban análisis de datos para llegar a los consumidores de México”, comenta. “Los datos eran difíciles de comprar allí, era complicado recopilarlos, y esas empresas necesitaban toda la ayuda posible. Me apasionaba elaborar nuestras ofertas al otro lado de la frontera y estaba encantada de poder alejarme de los mensajes virulentos que salían de la campaña de Trump y de los concurridos mítines de Trump en el norte”.
Pero, escribe, “la primera vez que llegué a la Ciudad de México, empecé a mantener reuniones productivas con el PRI, el partido del Presidente de México, Enrique Peña Nieto […] había sellado acuerdos con diversas elecciones gubernativas mexicanas”. El director Alexander Nix también fue a exponerles en una presentación Power Point los alcances de la empresa.
Cuando Kaiser regresó en 2017 planeaba abrir unas oficinas en la Ciudad de México, pero el director ejecutivo, Alexander Nix, la requirió en Londres, Inglaterra. Entre enero y junio de 2017 les dejó el proyecto a Laura Hilger, quien trabajó en la Torre Trump, quien “apenas sabía lo que era trabajar en política sobre el terreno en el México rural”, y a Christian Morato, quien no sabía hablar español.
“Lo que les estaba entregando era algo en lo que había estado implicada durante un año. Uno de los contratos era para unas elecciones gubernativas en el Estado de México y en otros tres estados; el otro era un posible trabajo para una de las mayores empresas de medios de comunicación del mundo hispanohablante, Cultura Colectiva [en abril de 2019 se reveló que este medio efectivamente se basaba en datos de usuarios de Facebook para dirigir su contenido personalizado]”, plantea Kaiser.
El 4 de junio de 2017 se celebraron elecciones para Gobernador en el Estado de México, Coahuila y Nayarit. Ganaron los priistas Alfredo del Mazo Maza, Miguel Riquelme Solís, y el panista Antonio Echevarría García, respectivamente.
“Alexander había recibido malas noticias de México. Aunque el candidato al que habíamos apoyado en una de las carreras gubernativas había ganado, Laura y Christian habían dirigido mal la campaña y la participación de Cambridge Analytica. Alexander me dijo que debía viajar allí y resolverlo”, expone la autora del libro. “No había habido tiempo suficiente para que el equipo del Estado de México desarrollara todos esos planes que yo había plasmado en la propuesta; era culpa del cliente por haber acudido a nosotros tan tarde, tan cerca de las elecciones y pidiéndonos que hiciéramos tanto en tan poco tiempo”.
El área de comunicación social del Gobierno del Estado de México dijo a SinEmbargo que es “absolutamente falso” que Cambridge Analytica haya participado en la campaña de Del Mazo. El estratega Sergio José Gutiérrez fue quien impulsó la campaña digital en 2017, informó.
“La dictadura de los datos”, además de lo revelado sobre México, abunda a detalle sobre la participación de la empresa en las elecciones de Trump (solo a través de CA la campaña del ahora Presidente de Estados Unidos se gastó 100 millones de dólares en publicidad, principalmente en Facebook) y sobre su intención de intervenir en el Brexit.
Kaiser comparte que aunque tuviera convicciones demócratas, una de las razones por las que laboraba en la empresa era para mantener a su familia, afectada por la crisis financiera de 2008. Durante los casi cuatro años que laboró ahí, descubrió que en menos de 10 años –cuando trabajó como voluntaria en la campaña de 2008 de Obama usar Facebook era lo novedoso– los datos habían modificado la manera de hacer campaña electoral.
Y, sobre todo, en vísperas de las elecciones del próximo noviembre de Estados Unidos, advierte que aunque Cambridge Analytica y su matriz SCL Group fueron disueltas luego del escándalo revelado por medios como The Guardian, y pese a los ajustes en Facebook, la democracia sigue en juego. Muchos de sus ex compañeros de trabajo siguen por ahí haciendo consultoría en elecciones y trabajando con datos.
“El problema era mayor que Cambridge; el problema eran los Big Data. El problema era que Facebook, en particular, había permitido a empresas como Cambridge recopilar datos de miles de millones de personas, y, a cambio, esas empresas habían vendido esos datos a cualquiera que pudiera pagar por ellos. Todo aquello sucedía desde el inicio de nuestra vida digital, sin que lo supiéramos, y sin supervisión del Gobierno”, abunda Kaiser.
Y cuestiona: “¿Será posible volver a tener alguna vez unas elecciones justas y libres, o incluso tener autodeterminación en nuestra vida diaria?”.