SAN DIEGO, Estados Unidos, 31 de marzo (AP).- Las autoridades de Estados Unidos informaron el martes que incautaron un gran alijo de opioides, metanfetaminas, cocaína y otras drogas introducidas de México a California a través de un túnel transfronterizo provisto de ventilación, iluminación y una red subterránea de rieles.
El túnel de unos 600 metros de largo y 9.5 metros de profundidad conectaba depósitos en Tijuana y el condado de San Diego, según un equipo investigador de túneles integrado por varias agencias federales. El túnel existía desde hacía varios meses a juzgar por “el estado de construcción avanzada observado en varios tramos”, según el equipo de investigación.
El alijo consistía de dos toneladas de diversas drogas, a diferencia de otros anteriores que consistían mayormente de marihuana. El descubrimiento del túnel el 19 de marzo permitió incautar 590 kilos de cocaína, 39 kilos de metanfetamina, 7.7 kilos de heroína, mil 300 kilos de marihuana y 900 gramos de fentanilo.
El túnel, cerca de un muro fronterizo de dos capas construido durante la Presidencia de Donald Trump, fue un testimonio elocuente de la insuficiencia de tales barreras frente a la habilidad de las organizaciones del narcotráfico.
Los muros construidos por orden de Trump se extienden bajo tierra para impedir la excavación, pero hasta cierta profundidad y no bastan ni de lejos para impedir los pasajes secretos.
Es la primera vez que se encuentran cinco tipos de drogas en un solo túnel en San Diego, un polo de atracción para los carteles mexicanos debido a su tierra arcillosa y la presencia de zonas industriales a ambos lados de la frontera donde se pueden ocultar camiones y equipo pesado para la construcción.
Las autoridades estadounidenses dijeron que pidieron ayuda a sus contrapartes mexicanas para hallar la entrada del túnel en Tijuana y luego ejecutaron una orden de cateo en el distrito de depósitos industriales de Otay Mesa, San Diego.
En enero, las autoridades anunciaron el descubrimiento del túnel de contrabando más largo hallado en la frontera, que se extendía más de mil 200 metros desde en un pequeño edificio industrial en Tijuana hasta San Diego. Poseía una extensa red de rieles, sistema de ventilación, cableado y paneles eléctricos de alto voltaje, un elevador en la entrada y un sistema complejo de drenaje.
En ese caso no hubo arrestos, confiscación de drogas ni se halló un punto de salida confirmado en Estados Unidos. Pero su extensión provocó estupor en las autoridades. Corría bajo varios depósitos en San Diego.