La economía mexicana podría caer hasta 5.3 por ciento debido a los efectos del coronavirus COVID-19, dijo el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). En la actualización de sus estimaciones, consideró el impacto de choques externos; no se contemplan los choques de la oferta debidos a la cuarentena, el confinamiento y los cierres de empresas para frenar la propagación del virus. Al dar a conocer el Informe Macroeconómico de América Latina y el Caribe 2020, ajustó el pronóstico de un crecimiento para el 2020 de México de 1.6 por ciento previsto antes del coronavirus COVID-19 a -5.3 por ciento en un escenario de choque extremo. Según el BID, en el escenario más moderado se prevé una baja en el crecimiento de México de 2.3 por ciento y de 3.4 por ciento, tomando en cuenta un contexto severo podría descender 4.5 por ciento. También estableció que si los bajos niveles de los precios del petróleo persisten pueden tener graves repercusiones negativas para los exportadores de petróleo, como Colombia, Ecuador y México. El informe que presentó la investigadora, Victoria Nuguer y el asesor principal del departamento de Investigación del BID, Andrew Powell, se pone de relieve que la región suele tardar en recuperarse de choques fuertes, pese a que el resto del mundo lo haga con relativa rapidez. Se prevé que América Latina y el Caribe pasarían de un crecimiento estimado de 2.1 por ciento para este año a un desplome de 4.8 por ciento en el escenario extremo. Otro de los países más afectados de la región sería Brasil, con un descenso de 4.4 por ciento para el contexto más extremo. En los cuatro escenarios de choque pronosticados por los expertos del BID, se consideraron los efectos que tendrían el comportamiento de las economías china y estadounidense sobre América Latina y los países más importantes de la región. En el caso de México, muestra un grave impacto dada su estrecha asociación con los Estados Unidos y su alta integración en la cadena global de valor. Los bajos precios del petróleo también repercutirán en la posición fiscal consolidada de México, y porque el país ha registrado aumentos relativamente pronunciados de los rendimientos de los bonos. La magnitud del choque de la demanda, la caída de los precios de los productos básicos y el aumento de los costos de financiamiento, probablemente provoquen una subutilización mayor de los recursos en la región, advirtieron. Anticiparon que seguramente habrá repercusiones adicionales de esas medidas. En la parte financiera señalaron la probabilidad de que aumenten la demanda de liquidez y los préstamos morosos. Por lo que alertaron que si se pone en grave peligro la estabilidad financiera, la crisis se extenderá y la recuperación podría retrasarse en todos los países. Del lado de la política fiscal, consideraron que es fundamental que América Latina en su conjunto mejore la eficiencia del gasto, dirigiéndose de forma más precisa para beneficiar a los pobres, a los trabajadores informales y a los necesitados durante esta crisis. Los programas de subsidios y transferencias son necesarios en estas circunstancias, pero se requieren cláusulas de caducidad u otras técnicas para asegurar que ese financiamiento excepcional sea temporal, a fin de garantizar que no se repitan los errores del pasado. Al proporcionar ayuda a las empresas privadas y, al mismo tiempo, salvaguardar los mercados laborales, los gobiernos deberían considerar la posibilidad de aplicar medidas que funcionen como apoyo a la liquidez, sugirieron.
Con información de El Universal
Por Redacción Digital Por Esto!
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