“Esto es solamente el inicio”, reconoce María Elena Ríos, quien lleva siete meses peleando una doble batalla entre la recuperación de su cuerpo luego de un ataque con ácido y la pelea legal por conseguir castigo para los responsables.
La semana pasada, Antonio Vera Carrizal, ex Diputado priísta, señalado como presunto autor intelectual de la agresión, fue vinculado a proceso por tentativa de feminicidio, delito que autoridades alcanzaron a imputar para sancionar una agresión que no ha sido sanada.
María Elena Ríos es una sobreviviente de la violencia de género que en México los dos primeros meses del 2020 cobró la vida 164 víctimas, reconocidas por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En entrevista exclusiva para POR ESTO! la saxofonista oaxaqueña admitió que no ha logrado aceptar por completo que su cuerpo no volverá a ser el mismo después del ataque con ácido sulfúrico y el recuerdo del pasado 9 de septiembre, día en el que conoció el alcance de las amenazas de su ex pareja, no podrá borrarse.
“En mi vocabulario, o en el vocabulario que manejamos yo no encuentro la palabra que califique totalmente o que describa ese dolor, no la hay.
“Todo el tiempo pensé que me iba a morir porque era un dolor que ni los médicos podían controlar”, recuerda.
El Poder Judicial de Oaxaca sigue el proceso contra cuatro probables responsables, todos ellos vinculados a proceso, pero pesar de las detenciones y la vinculación, María Elena no encuentra la tranquilidad.
“Te absorbe totalmente un dolor, no me gustaría que ninguna persona pase por lo que yo pasé. Es un día que no se va a borrar de mi mente, una sensación que no se va a borrar y las personas que quisieron que esto pasara, aunque estén encarceladas, a mí no me van a devolver la vida que tenía antes”, dijo.
Toma fuerza del dolor
Con la reconstrucción de su piel también se fue dando la reconstrucción de su ser.
Su familia es el salvavidas que la mantiene a flote para llevar el mensaje de lucha a otras mujeres.
“Yo tuve mucho miedo en atreverme a denunciar esta situación porque las amenazas que recibía me intimidaron mucho y creo que no lo hice a tiempo, y por eso pasó lo que pasó, tenía que contarlo, no lo quise hacer por miedo.
“¿Cuáles son los primeros indicios o alertas? desde que te dice eres una tontita, ese tipo de agresiones que son psicológicas, cuando te dicen que tú no puedes, que necesitas de un hombre o cuando te dicen ‘tú eres mía, de nadie más’ pareciera que es un juego, pero no, es algo real y es lo que yo viví y estoy segura que muchas mujeres pasan por algún momento de su vida”, relató.
Aunque está decidida a compartir su experiencia para evitar la repetición de estos comportamientos violentos en una relación de pareja, en su camino aún se encuentra con señalamientos que la revictimizan.
“Me ha dolido esa falta de espíritu en las personas, me han dolido los comentarios misóginos de las mujeres y no entiendo en qué momento no pueden ser empáticos, no pueden entender que nadie en este mundo es perfecto y que todos cometemos errores y que con base a esos errores se genera un crecimiento personal y bajo el crecimiento personal es un crecimiento social”.
Reencuentro con el saxofón
Hace apenas unos días volvió a tocar, luego de que su boca fuera reconstruida lo suficiente para manipular su instrumento.
“Lo sentí como cuando te enojas con una persona y de repente te vuelve a sonreír y te mira a los ojos. Sentí una libertad porque mi instrumento es una extremidad de mi cuerpo, esa reconciliación y reestructuración de mi cuerpo, fue muy grato para mí y eso es algo que me ha sacado adelante porque es una de las cosas por las que he luchado siempre.
“A mi agresor fue lo que le molestó, porque siempre quiso que yo escogiera entre él y la música y obviamente yo decidí luchar por mis sueños, y esa fue la molestia por la cual me agredió de esta manera, y si Dios me concedió seguir viva ¿por qué no seguir luchando?”, afirmó.
Volver a casa
Faltan años de tratamientos y operaciones para que María Elena pueda ser dada de alta y con la contingencia sanitaria por el Covid-19 el proceso se ha prolongado, pero regresar a su hogar significó renacer.
“Te sientes abrazada, sientes que embonas, que respiras mejor, aprendes a sentir más y a apreciar la humedad, el calor, aprendes a sentir la lluvia y esa conexión con cada una de las manifestaciones de la naturaleza se agudizó”, finalizó.
Su principal consejo: “Vivir cada día haciendo lo que a uno le gusta”.
(Astrid Sánchez)