El joven asesinado por un policía en Acatlán de Pérez fue despedido con rabia y dolor / Se imputará al responsable el cargo de homicidio calificado
OAXACA, Oaxaca, 12 de junio (EL UNIVERSAL).- Al grito de “¡queremos Justicia!” y rodeados de una multitud vestida de blanco y con globos azules, este jueves fue sepultado Alexander, el joven de 16 años asesinado de un disparo en la cabeza, bala que salió del arma de un policía municipal de Acatlán de Pérez Figueroa.
El camino que recorrió el cuerpo de Alexander desde la que fue su casa hasta el cementerio de Acatlán se tapizó de impotencia y de dolor. Amigos, familiares, desconocidos y hasta políticos acompañaron a Virginia, la madre del joven que, con rabia desbordada, denunció hace unos días que a su hijo futbolista lo mataron los policías de la patrulla 023.
El cortejo que recorrió las calles de Vicente Camalote lo formó una multitud con la indignación como bandera. Lo mismo la caravana motorizada que, con sus rugidos y el ruido de su claxon, clamaban por la muerte del adolescente cuyo sueño era jugar fútbol de manera profesional y que ya estaba encaminado para lograrlo, pues había debutado en la Tercera División de los Rayados de Tierra Blanca.
Fue por eso que antes de que el cortejo llegara desde la casa materna al cementerio de Acatlán, Alexander debía visitar una última vez la cancha, la misma donde jugaba con sus amigos. Al grito de “¡sí se puede!” y “¡chander!”, como lo nombraban quienes querían al joven –que también tenía la nacionalidad estadounidense–, los compañeros del futbolista compartieron con él la emoción de un último partido, de un último gol y de un último festejo.
Con el féretro en el centro de la cancha, los jóvenes hicieron una última jugada, el balón llegó en un pase, se anguló con el cajón de madera y anotó el gol ante una multitud, con el dolor en carne viva. Luego, los jóvenes se fundieron en un festejo-despedida para honrar a su compañero ausente.
“¡Vamos, Chander!” y “arriba mi campeón”, eran los gritos nacidos del ánimo que la multitud dejó como constancia de la vida de Alexander, cuyo nombre se repetía una y otra vez desde las gradas, en las porras que acompañaban a sus dolientes y que del júbilo se transformaron en reclamos. La rabia había vuelto como única forma de exigir justicia.
Cuando el cortejo llegó a donde sería depositado el cuerpo del joven, el dolor se expandió en el lugar convertido en las notas de “El amigo que se fue”. Luego, siguieron los reclamos contra las autoridades, la exigencia de que no se manche el nombre de Alexander y el clamor para que los responsables de su muerte paguen con cárcel. Todo lo demás fue llanto y rabia.
Imputarán homicidio calificado
El policía municipal que disparó contra el joven Alexander será acusado de homicidio calificado y así se le va imputar, informó el Fiscal de Oaxaca, Rubén Vasconcelos.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva, señaló que se solicitará la pena más alta que establece la ley, que puede ser de 40 años, pero se agrava y puede ser hasta de 105 años cuando se trata de miembros de corporaciones policiacas. “Se trata de un homicidio, un homicidio calificado no es algo que fue un accidente. Nosotros tenemos, después de toda la información que hemos recabado de la comisión de los hechos, las diligencias realizadas, los dictámenes de balística, la mecánica de hechos, las entrevistas recabadas a testigos, todo para imputar la comisión del homicidio a este Policía”, expuso.
La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se unió al reclamo de justicia y expresó su solidaridad con la familia. A través de sus redes sociales, la funcionaria aseguró que coadyuvarían a los familiares y aseguró que desde el Gobierno Federal han seguido el proceso desde que se dio a conocer el caso.
“Nos unimos a las voces que claman #JusticiaParaAlexander y expresamos a su familia nuestra solidaridad y apoyo en lo que podamos coadyuvar. Hemos seguido con atención el proceso desde el primer día”, tuiteó.