México

CIUDAD DE MÉXICO, 13 de junio (EFE).- Las familias de los 61,367 desaparecidos en México afrontan ahora nuevas trabas para encontrar a sus seres queridos: la pandemia de la COVID-19 ha frenado los operativos sobre el terreno y planea el fantasma de los recortes gubernamentales en organismos claves.

“Con la pandemia nuestro ritmo cambió totalmente, drásticamente”, explicó a Efe Leticia Hidalgo, de la asociación Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León, una organización que se vio obligada a cesar en su acompañamiento presencial a las familias y a cortar de raíz las reuniones en las diferentes instituciones de búsqueda.

Para la búsqueda sobre el terreno, que estos familiares de la norteña ciudad de Monterrey, en el estado de Nuevo León, llevaban a cabo cada fin de semana, tampoco hay lugar: las fuerzas de seguridad imprescindibles para estas tareas ya no les acompañan por el confinamiento.

Operativos parados

“Era reunirnos a las ocho de la mañana, esperar a que llegáramos todos los que vamos a búsqueda, subirnos a un transporte común, un camión o una camioneta, y salir a campo con nuestras varillas, nuestras palas, nuestro GPS y nuestro dron”, precisó Hidalgo sobre esas búsquedas ahora congeladas sin fecha de regreso.

Esta madre vio desaparecer a su hijo, Roy, en 2011, según denuncia a manos de la policía, y no ha vuelto a saber nada del chico de 18 años que se llevaron.

Con las oficinas y algunas instituciones cerradas, esta asociación intenta seguir con las tareas administrativas a distancia, lo que les obliga a “empujar con más fuerza” para conseguir la atención de las instancias.