A pesar de los reiterados llamados de las autoridades a no salir en las próximas vacaciones de Semana Santa, miles de personas han abarrotado el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) en estos días, con el objetivo de aprovechar los días de asueto, en un contexto en el que una tercera ola de la pandemia se ve en el horizonte.
Poco importó que las muertes por COVID-19 sigan acumulándose en los hospitales, que médicos y enfermeras trabajen a marchas forzadas, que las autoridades sanitarias federales pidieran en repetidas ocasiones a la gente no salir en Semana Santa o que la mayoría de los estados sigan en una situación delicada, pues, desde el pasado jueves, es posible ver a un mar de viajeros en los pasillos y salas de abordar del AICM, quienes esperan ansiosos el vuelo que los sacará temporalmente del encierro.
Como es de esperarse en estas situaciones, ni la sana distancia ni el uso correcto de cubrebocas son respetados por parte de los usuarios, a pesar de la titánica labor por parte de los trabajadores del aeropuerto, quienes continuamente realizan tomas de temperatura y reparten gel antibacterial.
Además, por disposición de las autoridades aeroportuarias, todos los pasajeros deberán presentar una prueba que certifique que están libres de SARS-COV-2, virus causante de la enfermedad, la cual debe realizarse entre 48 y 72 horas antes de abordar.
A pesar de que estas escenas son cada vez más comunes, el gobierno federal ha expresado en diversas ocasiones que no hará obligatorias las medidas de distanciamiento social, así como tampoco sancionará a los individuos que no las respetaran.
De acuerdo con cifras oficiales, ha sido después de temporadas vacacionales, cuando la gente suele reunirse con amigos y familiares, que se dan repuntes en los contagios, tal como sucedió en la pasada temporada navideña.
JMCG