El día de ayer, monseñor Franco Coppola, el nuncio apostólico en México, ofició una misa por la pacificación en la ciudad de Aguililla, Michoacán, localidad azotada por la violencia entre grupos del crimen organizado que se disputan el control de esta pequeña urbe de la región de Tierra Caliente.
Antes del servicio religioso, Coppola se reunió en privado con pobladores de Aguililla, quienes le relataron la difícil situación que se vive debido a la incomunicación y la violencia producto de los frecuentes enfrentamientos entre grupos delictivos.
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Cerca de 2 mil personas asistieron la misa oficiada por el representante del Papa Francisco en México en una cancha de basquetbol que fue improvisada como iglesia, en la que Coppola mandó un mensaje de paz y refrendó su apoyo a los pobladores de Aguililla, a quienes les dijo “no están solos”.
La situación en la cabecera municipal de este municipio es tal, que pocos son los pobladores que continúan en la zona, quienes han optado por abandonar sus hogares con rumbo a Apatzingán o a otras partes donde la presencia del crimen organizado no es tan poderosa.
Actualmente, el control de Aguililla es disputado por células del Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el grupo denominado Cárteles Unidos, lo que ha generado una sangrienta lucha armada con decenas de muertos, familias enteras desplazadas y una economía fragmentada.
Sin embargo, tras la visita del religioso, hombres armados, presuntamente del CJNG, bloquearon con piedras nuevamente una de las carreteras que comunican a Aguililla con otros poblados.
Debido a estos actos, la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) de Michoacán desplegó agentes de la policía local, quienes tuvieron que retirar los escombros para reestablecer la vialidad en la carretera Apatzingán - Aguililla.
JMCG