La hostia de la eucaristía es una celebración religiosa que se conmemora en cada misa recordando la última cena con Jesús con sus discípulos, cuando Cristo dice "tomen y beban todos de él porque es mi cuerpo", repartiendo el pan y el vino entre los presentes en la cena.
De acuerdo con la religión católica, la hostia es la representación del sacrificio hecho divinidad, pues su significado se basa en el sacrificio que hizo Jesús al morir en la cruz.
Las hostias están hechas de agua y harina de trigo, estos ingredientes se mezclan hasta obtener una masa que debe ser horneada, ventilada y cortada por moldes y son los mismos conventos los que se encargan de producirlas.
De acuerdo con información de sacerdotes católicos, hacer entrega de la hostia en cada eucaristía es un derecho canónico a cargo del Padre que de la misa. Aunque también existen excepciones donde el sacerdote encargado de entregar la sagrada comunión, puede designar a otras personas a que le auxilien a entregar la hostia. Los únicos requisitos para poder comer y beber del 'cuerpo y de la sangre de cristo' son estar bautizados, tener la primera comunión y haberse confesado en caso de tener un pecado mortal.
En cuanto al vino utilizado en la sagrada comunión, este puede ser adquirido en cualquier vinatería aunque debe contar con ciertas características específicas como no tener ningún otro elemento químico añadido.
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