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¿Trump o Harris? Qué presidente de Estados Unidos conviene más a México

Con las elecciones en Estados Unidos a días de celebrarse, México se pregunta cuál candidato, Donald Trump o Kamala Harris, favorecería más la relación bilateral y en qué aspectos
A unos días de conocerse el próximo presidente de Estados Unidos surge la duda de quién conviene más a México / Especial

A pocos días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, el gobierno mexicano encabezado por Claudia Sheinbaum observa con cautela el rumbo que podría tomar la relación entre ambos países.

En esta contienda, los votantes decidirán entre una segunda oportunidad a Donald Trump, expresidente republicano, o el paso histórico de Kamala Harris como la primera presidenta de EE. UU., y ambos escenarios ofrecen pros y contras para México.

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Trump y su enfoque en la frontera y seguridad

Si Donald Trump regresa a la Casa Blanca, los analistas anticipan que continuará usando la relación con México como un recurso de política interna. Isidro Morales, del Centro de Estados Unidos-México del Instituto Baker, señala que un segundo mandato de Trump probablemente intensificaría su retórica antimigrante y presionaría a México para endurecer sus políticas fronterizas.

En particular, es posible que Trump busque establecer un estatus de "tercer país seguro" para México, forzándolo a recibir a migrantes deportados sin compensación ni apoyo logístico, una estrategia que podría agravar los desafíos migratorios internos.

Otro punto de fricción sería el combate al narcotráfico. Morales anticipa que, ante el impacto del fentanilo en Estados Unidos, Trump podría catalogar a los cárteles mexicanos como “organizaciones terroristas” y plantear una intervención militar en México, argumentando la necesidad de proteger la seguridad nacional estadounidense. Esto sería una medida altamente controvertida, que podría tensionar aún más las relaciones.

T-MEC y comercio con Trump

En el ámbito comercial, la posible reelección de Trump traería consigo una revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). A pesar de que Trump renegoció el T-MEC en 2020, aún tiene reservas sobre aspectos relacionados con la energía y el comercio.

Ha manifestado oposición a las políticas energéticas de México, que favorecen a empresas estatales sobre privadas y a la integración de componentes chinos en productos manufacturados en México, lo que podría complicar las cadenas de suministro.

Harris y la continuidad demócrata

Una presidencia de Kamala Harris, por otro lado, podría ofrecer una continuidad de la política exterior de Joe Biden, con un enfoque en el control migratorio y la cooperación en seguridad, pero con un posible enfoque hacia los derechos humanos y la justicia social.

Stephanie Brewer, directora de WOLA, indica que Harris podría buscar una agenda que no dependa exclusivamente del control migratorio, sino que contemple soluciones estructurales con una perspectiva humanitaria. Este enfoque podría ayudar a fortalecer la cooperación bilateral en áreas más allá de la migración, incluyendo la seguridad y el desarrollo económico regional.

Morales añade que una administración de Harris también podría apostar por colaboraciones conjuntas en inteligencia y la detección de lavado de dinero para combatir el narcotráfico, un enfoque que podría robustecer la capacidad de México para enfrentar el crimen organizado y su impacto en ambos lados de la frontera.

El factor Sheinbaum y la relación México-EE. UU.

Si bien Claudia Sheinbaum parece alinearse más con una política demócrata en discurso, Isidro Morales sugiere que su administración se asemeja al nacionalismo y estatismo característicos de Trump.

Esta afinidad podría facilitar una relación pragmática entre ambos países, ya que, durante su mandato, Trump demostró una tendencia a no intervenir en los asuntos internos de México, lo cual es un punto atractivo para la política mexicana actual. Esta cercanía “pragmática” podría servir de base para un entendimiento, incluso si la relación entre ambos mandatarios no carece de tensiones.

El futuro de la relación bilateral

La elección del próximo presidente estadounidense definirá los enfoques prioritarios de la relación bilateral. Con Trump, México podría enfrentar presiones en temas de migración, narcotráfico y comercio, aunque con una relativa libertad en asuntos internos.

Con Harris, el país podría beneficiarse de un enfoque en derechos humanos y mayor cooperación estructural, pero con posibles demandas en políticas sociales y ambientales.

La postura de México ante el desenlace de esta elección será clave para definir los próximos años en materia de cooperación y desarrollo bilateral, ya que el ganador asumirá el cargo en enero de 2025, trayendo consigo cambios y continuidades que afectarán las relaciones en múltiples niveles.

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