Este sábado 9 de noviembre, en una emotiva misa binacional realizada en Ciudad Juárez, Chihuahua, la comunidad fronteriza honró la memoria de los migrantes que han perdido la vida intentando cruzar hacia Estados Unidos. La ceremonia se llevó a cabo en un altar improvisado sobre el Río Bravo, en el punto exacto donde convergen Chihuahua, Texas y Nuevo México, y reunió a personas de ambos lados de la frontera.
El obispo de Ciudad Juárez, José Guadalupe Torres Campos, encabezó la ceremonia acompañado por el obispo de El Paso, Mark Seitz, y el obispo de Las Cruces, Peter Baldacchino. En su mensaje, Torres Campos resaltó la importancia de recordar a los migrantes fallecidos y orar por su descanso eterno.
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“Nos unimos como cada año en esta misa binacional para pedir por el eterno descanso de nuestros hermanos migrantes”, expresó, recordando que la misión de la Iglesia es acompañar y caminar junto a los migrantes en su travesía.
La misa fue también un llamado a la solidaridad y a la reflexión sobre el difícil camino que recorren miles de personas en busca de una vida mejor. “Dios camina con su pueblo, y como Iglesia debemos caminar con ellos, especialmente con quienes enfrentan el desafío de la migración”, señaló el obispo Torres, subrayando el compromiso de la Iglesia de apoyar a las personas migrantes en su búsqueda de esperanza y dignidad.
Durante la ceremonia, migrantes presentes portaron banderas de sus países de origen, mientras que asistentes de ambos lados de la frontera se unieron en una oración compartida por la paz y la unidad. La misa binacional ha sido una tradición anual que resalta la hermandad entre las comunidades fronterizas y recuerda la importancia de construir puentes de entendimiento y compasión en tiempos de creciente tensión migratoria.
Los obispos presentes renovaron su llamado a la unidad y al respeto entre los países vecinos, enfatizando la necesidad de políticas migratorias justas y compasivas. La ceremonia sirvió como un recordatorio de la humanidad compartida y de la responsabilidad que ambas naciones tienen para asegurar condiciones dignas para los migrantes.
Esta misa anual en el río Bravo no solo honra a aquellos que ya no están, sino que también busca inspirar un cambio hacia una frontera más segura y humana, uniendo en oración y esperanza a las comunidades de México y Estados Unidos.
IO