En un movimiento significativo, Moody's ha ajustado a la baja la evaluación del riesgo crediticio base (BCA) de Petróleos Mexicanos (Pemex), situándola en Ca desde Caa3.
Esta decisión responde a un panorama desafiante para la petrolera estatal, marcado por una necesidad creciente de liquidez, un costo de capital en aumento y una serie de vencimientos de deuda significativos en los próximos dos a tres años.
Moody's destaca que Pemex, enfrenta riesgos operativos incrementados debido a sus esfuerzos por expandir la capacidad de refinación y aumentar su producción de petróleo.
A pesar de los esfuerzos del Gobierno mexicano por reducir la deuda de la compañía en un 17.4 por ciento durante su gestión, la calificadora advierte sobre los retos futuros.
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El análisis también refleja una disminución en la calificación de familia corporativa (CFR) de Pemex a B3 desde B1, además de ajustar las calificaciones de las notas existentes de la empresa.
Esta revisión considera el deterioro intrínseco de la calidad crediticia de Pemex y la modificación en la percepción de Moody’s sobre el nivel de apoyo gubernamental, que ha disminuido de "muy alto" a "alto".
Impacto de los Riesgos Ambientales y Sociales
Otro factor influyente en la decisión de Moody's es la falta de medidas por parte de Pemex para mitigar su exposición a riesgos ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ESG).
Esto ha llevado a algunos bancos a restringir su exposición financiera con la petrolera, añadiendo presión a su estructura de capital y posibilidades de financiamiento.
Perspectivas Futuras y Necesidad de Reformas
La agencia proyecta flujos de efectivo negativos para Pemex en los próximos tres años, exacerbados por los vencimientos de deuda y una reducción en el flujo de efectivo operativo.
Este escenario se complica aún más con la dependencia de la compañía del financiamiento externo y el apoyo gubernamental esencial para su operación.
La perspectiva negativa de Moody's subraya la urgencia de una reforma estructural en la estrategia de negocio de Pemex.
Sin cambios significativos, la generación de flujo de efectivo y los indicadores crediticios de la petrolera podrían deteriorarse aún más, aumentando la necesidad de apoyo gubernamental.
En resumen, la rebaja de Moody's refleja una serie de desafíos financieros y operativos que enfrenta Pemex, así como la necesidad crítica de adaptar su estrategia de negocio para mejorar su posición crediticia y financiera en el futuro.
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