Mario Marín llega a su domicilio para cumplir prisión domiciliaria en Puebla por caso Lydia Cacho

El exgobernador de Puebla, Mario Marín Torres, llegó la madrugada de este miércoles a su domicilio en el residencial San Ángel, en la ciudad de Puebla, para cumplir con la prisión domiciliaria ordenada por un juez. Marín enfrenta un proceso penal por los delitos de tortura y abuso de autoridad en agravio de la periodista Lydia Cacho, delitos cometidos tras la publicación de su libro "Los demonios del Edén".

Marín Torres arribó a su residencia aproximadamente a las 3:57 h, transportado en una camioneta de la Guardia Nacional, acompañado de una ambulancia. La noche anterior, había salido del penal del Altiplano, en el Estado de México, donde estuvo recluido desde su detención en febrero de 2021.

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La decisión de otorgarle prisión domiciliaria fue tomada por la jueza Angélica del Carmen Ortuño Suárez, en acato a una sentencia de amparo que ordenó el retiro de la medida de prisión justificada. Durante la audiencia, la Fiscalía General de la República (FGR) no pudo acreditar la necesidad de mantener al exmandatario encarcelado, argumentando solo la falta de bienes inmuebles en Quintana Roo y un informe sobre el riesgo procesal.

Entre las condiciones impuestas a Marín Torres para su prisión domiciliaria se encuentran el uso de un brazalete electrónico, resguardo domiciliario bajo vigilancia, la prohibición de abandonar el estado de Puebla y la obligación de mantenerse alejado de la periodista Lydia Cacho.

Mario Marín, conocido como "El Gober Precioso", fue detenido en Acapulco, Guerrero, en febrero de 2021, luego de casi dos años de ser buscado tras una orden de captura emitida en abril de 2019 por una jueza de Quintana Roo.

Es señalado como el autor intelectual de la tortura contra Lydia Cacho, una represalia por la publicación de su libro, que expuso una red de pornografía y prostitución infantil en la que estaban involucradas figuras de alto perfil en México.

Esta medida ha generado una ola de reacciones, tanto de apoyo como de indignación, mientras el caso sigue siendo un tema delicado en el ámbito de los derechos humanos y la libertad de expresión en México.

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