La construcción de la estación del Tren Maya proyectada para Mérida está llena de incertidumbre. El doctor Rodrigo Patiño Díaz, investigador del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), aseguró que ante la falta de información acerca de la estación que se proyecta en la zona de “La Plancha”, todavía queda mucho por debatir e incluso se debe seguir considerando que ésta se construya fuera de la ciudad.
Recordó que en días pasados el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) y ONU Hábitat hicieron una presentación del proyecto a diferentes colegios de profesionistas y especialistas, acerca del proceso mediante el cual se decidió que la zona de la terminal sería en los terrenos de “La Plancha” y toda la ruta que va desde el Oriente de la ciudad hasta el citado punto.
“En general hubo un rechazo a este procedimiento, así como cuestionamientos e inconformidad porque se ha llevado a cabo un proceso muy vertical y las decisiones las toma el Gobierno Federal sin la intervención de los gobiernos ni los expertos locales. Y en este sentido se toman decisiones y propuestas absurdas, como la de hacer una vía y una terminal subterráneas”, comentó.
El también integrante de la organización Articulación Yucatán dijo que, a nivel local, es de todos sabido el suelo kárstico de la Península, la presencia de cenotes, el riesgo de inundaciones, etcétera, por lo que dichas propuestas son inviables.
“Eso molesta a muchos locales por la toma de decisiones de gente que no conoce el espacio ni ha considerado las opiniones de los expertos”, expuso.
Por ello, dijo que antes de poner sobre la mesa si es viable la terminal de Mérida, hay mucho por debatir acerca de las ventajas y desventajas, incluso hay que discutir si se deben considerar otras opciones en las afueras de la ciudad. Añadió que en la misma presentación la dependencia federal dio a conocer que una de las opciones evaluadas es la de construir la estación fuera de Mérida.
Rodrigo Patiño Díaz lamentó que, desde el principio se hayan tomado decisiones unilaterales y advirtió que no será sencillo convencer a los especialistas locales de la viabilidad del proyecto en Mérida.
“Debió hacerse un proceso diferente y creo que hoy, ante esta situación, el éxito del proyecto está en riesgo porque la información se da a cuentagotas y no se ha tomado en cuenta el punto de vista de la gente local y es como una imposición externa”, expuso.
En cuanto a las afectaciones medio ambientales, el doctor Emiliano Monroy-Ríos, hidrogeólogo del Karst del Instituto Tecnológico de la Universidad de Northwestern, consideró que el entorno kárstico presenta retos en diseño y construcción muy característicos.
“Es verdad que todo depende de cómo se haga, en especial se hace necesario tener identificadas las cavidades en la zona, y la dirección y magnitud de los flujos de agua subterránea locales, que es un poco más complicado de estimar”, expuso.
Dijo que cualquier descuido en estos campos podría provocar tres cosas: contaminación del manto freático durante la construcción y operación, colapsos impredecibles e inundaciones en el sitio o en zonas aledañas por desvíos no calculados del flujo de agua subterránea.
En Mérida, dijo, la profundidad del manto freático debe estar entre 10 y 12 metros y cualquier construcción de este calibre debe garantizar el manejo adecuado del agua subterránea, extracción y descargas, modificación de flujos, eventos extraordinarios como huracanes, escenarios de cambio climático como aumento en el nivel del mar y construir un bombeo de emergencia para evitar inundaciones como las que ocurren en el paso a desnivel de Mérida, que dijo, no fue bien diseñado
Piden estudios ambientales
“Antes de que se tome cualquier decisión o se mueva la primera piedra, se deben tener los estudios de impacto ambiental y, sin duda alguna, aquí el riesgo mayor, como sucede en todo Yucatán, es la contaminación del manto freático, además de los impactos que pueda tener toda la zona”, expuso el diputado Harry Rodríguez Botello del PVEM, presidente de la Comisión de Medio Ambiente, acerca del proyecto de construir la estación del Tren Maya en Mérida.
El legislador fue entrevistado con respecto a la advertencia que emitió en días pasados Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), al respecto del impacto negativo que provocaría la construcción de una estación del Tren Maya en Mérida, que se ubicaría en la zona de “La Plancha”, desde el proceso de construcción a través de la contaminación a los cuerpos de agua subterráneos y al manto freático.
El legislador consideró que no hay que perder de vista el tipo de suelo kárstico de Yucatán que lo hace altamente vulnerable a filtraciones que lleguen directamente al subsuelo. Recordó en este sentido que hay 3 tipos de cenotes, el de carga, descarga y tránsito.
“Y aquí, al que le pegaría en directo sería a los cenotes que pasan por debajo, que son los de tránsito que a su vez descargan en el mar y por ello es un tema que tendrían que valorar”, comentó.
“Creo que este tema de la estación en Mérida tendría que pensarse dos veces, pero con una correcta medición del impacto ambiental. Si después de los estudios se determina que el proyecto es viable y que abonará a los yucatecos y sin impactos, que se haga, pero si no habrá que buscar otras alternativas”, señaló.
El diputado advirtió que los encargados de la obra están obligados a garantizar que no habrá ningún tipo de impacto negativo.
“Una obra de este calado debe tener todos los estudios pertinentes, porque hay graves riesgos para Mérida”.
Sin embargo, el legislador admitió que no hay que descartar la opción porque estos momentos se busca una reactivación económica y el Tren Maya puede dinamizar y ser impulsor para la reactivación.
Expuso que es un hecho, como han denunciado diferentes actores, que ha faltado información y ese ha sido el problema que ha rodeado este proyecto. Por ello pidió que se tome en cuenta el punto de vista de los investigadores locales que finalmente son los que tienen el conocimiento del suelo y el subsuelo de Yucatán.
Por David Rico