Por su composición, de rocas formadas por carbonato de calcio y magnesio, el suelo de la Península de Yucatán es proclive a colapsos, por lo que el Tren Maya sí podría traer impactos severos y por eso se necesitan planes a detalle sobre este proyecto y sus implicaciones, para poder tomar medidas preventivas y de mitigación, expuso la doctora en Geografía y maestra en Ingeniería Ambiental Yameli Aguilar Duarte, investigadora del Instituto Nacional de Investigaciones Forenses Agrícolas y Pecuarias (Inifap).
La especialista explicó que, geológicamente hablando, la Península es una de las superficies más jóvenes y está formada en su mayoría por carbonato de calcio y magnesio, así como algunos yesos en el sur.
“En su mayoría estamos hablando de roca de carbonato de calcio y magnesio. Esto significa que se disuelve con la acción del agua. De hecho, como se sabe, hace millones de años la Península estaba cubierta por agua”, expuso.
Agregó que la composición de la roca es a base de organismos marinos con exoesqueleto, como son conchas, caracoles, esponjas y otros. Por consiguiente en las rocas del suelo se pueden ver fósiles y por ello, dijo que en toda construcción o proyecto de grandes magnitudes se debe tomar en cuenta este tipo de suelo que es llamado kárstico.
Expuso que la región es un afloramiento continuo de rocas kársticas, la más extensa de América y la más grande de todo el país.
“Tenemos que el agua de la lluvia es ligeramente ácida y al pasar por la roca caliza la va disolviendo. Este es el proceso principal que tenemos en todo el territorio peninsular y lo que genera la formación de oquedades, hoyos, debido a los colapsos, que tienen diferentes nombres en lo científico, pero en lo local lo conocemos como cenotes, rejoyadas, hondonadas, etc.”, señaló.
Además, dijo que algo que también domina el territorio es que el agua que corre por la Península lo hace de forma subterránea, pues no hay ríos ni lagos, por lo que muchas de las oquedades que se dan se convierten en cuerpos de agua como son los cenotes o aguadas.
En torno al tipo de territorio, explicó, hay grandes mitos como que la Península es plana, lo que no es verdad.
“Si la comparamos con otros lugares del país donde hay grandes montañas y formas de relieve, sí hay una gran diferencia, pero hay elevaciones que no superan los 400 metros sobre el nivel del mar. La mayoría son montañas bajas y la mayoría son planicies”.
“Otro tema es que se reduce la geología a los cenotes, cuando esto es solo uno de los componentes del sistema geológico. Por eso, el relieve y todo el tema hay que verlo a escala detallada para ver su heterogeneidad”, dijo.
Aguilar Duarte reiteró que lo que predomina en el territorio es el proceso de disolución y colapsos que generan depresiones, hondonadas, cenotes, y lo que no se puede ver, además, es la complejidad subterránea.
“Todo estudio debe tener en cuenta esta interrelación de lo que hay en la superficie con lo que hay debajo. Muchas cosas ocurren en el interior. Puede haber una disolución sin que lo veamos y luego convertirse en un colapso y ya ser exterior.
“La complejidad externa e interna se debe de estudiar también en relación al tipo de roca kárstica. Se han hecho estudios, pero parciales y creo que se necesita un trabajo de integración”, agregó.
Comentó que de no llevarse a cabo estudios a profundidad se pueden presentar diferentes problemáticas.
Ahora bien, en el caso del Tren Maya dijo que este proyecto sólo vino a resaltar problemas socioambientales que ya existían, que no son nuevos, porque ya existen las inundaciones, la contaminación de agua y los colapsos, como se han dado en diferentes carreteras.
Expuso que hay voces a favor y voces en contra, pero en lo que toca a la geología sí se deben hacer estudios a detalle para conocer de los impactos y poder tomar acciones de prevención.
“Creo que una de las preocupaciones que más se han dado es que el proyecto va muy rápido y sin que se hagan las consultas respectivas. Se deben hacer estudios hidrogeológicos, porque si no se hacen sí podría haber un riesgo en el sentido de lo que hemos hablado, de cosas que ya existen, como colapsos o inundaciones”, comentó.
Puso el caso de Mérida, donde se han registrado fuertes inundaciones en fraccionamientos o en carreteras de Quintana Roo, donde se han presentado grandes colapsos en carretera.
“En Mérida tenemos que la parte norte ha sido la más inundada y el sur no. Porque en el norte está mas cerca el manto freático y la descarga del agua se va hacia esta zona”, comentó.
Sobre la posibilidad de la construcción de una estación en Mérida del Tren Maya y un recorrido en la ciudad que sea subterráneo, dijo que desde su punto de vista no sería adecuado.
“Porque año con año se darán eventos como los huracanes y las lluvias y no se puede pronosticar cuántos serán ni la intensidad. Creo que se debe reconsiderar el tema de que sea subterráneo”.
“No es recomendable, porque las condiciones hidrometeorológicas no son las apropiadas y en el futuro no sabemos que otros fenómenos climáticos impactarán y en este sentido es mejor la prevención, porque lo contrario sería hacer una obra que además tendría un alto costo y la pregunta es cuánto tiempo duraría”, señaló.
Otro tema a considerar, dijo, es que el recorrido del Tren Maya pasará por la Reserva Cuxtal de Mérida, lo que implica riesgos por la cercanía del manto freático.
“No es viable que sea subterráneo, porque somos una Península rodeada las tres cuartas partes de agua, expuestos a huracanes. Es mejor prevenir”, comentó.
Por David Rico