Aproximadamente 320 trabajadores pertenecientes a Ferrocarriles del Istmo de Tehuantepec permanecen en la incertidumbre de no saber qué hacer, dado que este 31 de julio terminó la actividad de la carga al pasar supuestamente a manos del Tren Maya, toda la actividad que deberían de manejar otros organismos ahora pasará a otras empresas, como los tráileres para transportar la carga, como lo tiene proyectado el Gobierno Federal.
Acusaron que el seudolíder nacional Víctor Flores Morales y el secretario general de la Sección 37, Ernesto Sonda Castro, brillan por su ausencia ante la difícil situación que afecta a más de 300 trabajadores del Sindicato Ferrocarrilero y de la Sección Calkiní-Yucatán, que están con los brazos cruzados esperando una solución hasta el 15 de agosto a más tardar.
Ante esta situación los trabajadores de Ferrocarriles del Istmo de Tehuantepec, con sede en Calkiní, demandaron la pronta intervención del líder yucateco Ernesto Zonda Castro, para que se agilice el caso y se resuelva antes del 15 de agosto, como lo establecen las autoridades competentes.
Según se han enterado que al finalizar esta actividad de carga de Ferrocarriles de México ahora pasará a manos de los tráileres para manejar la carga de la República Mexicana y no como era antes de que la empresa lo hacía con sus locomotoras.
Por ello presumen que todo pasará a manos del Grupo ADO, a nivel nacional que maneja Carlos Salinas de Gortari, como un proyecto de trabajo que tiene en manos del Gobierno Federal.
De tal modo los trabajadores desconocen si serán tomados en cuenta en la construcción de las vías del Tren Maya, porque desde el día 31 de julio dejó de operar la empresa o el tren carguero del Istmo de Tehuantepec que transportaba carga a la capital yucateca, lo que ya los comienza a desesperar.
Ahora estos trabajadores esperan que el Gobierno Federal les cumpla con conservar sus empleos con la empresa del FIT, porque no saben si en breve serán liquidados, “porque los secretarios generales están escondidos y no dan la cara a los trabajadores”, denunció Diego Guzmán Cupido, uno de los inconformes.
Por Néstor Cuevas