En respuesta al posicionamiento de la agrupación Articulación Yucatán, el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) expuso que en el proyecto del Tren Maya se trabaja con asesoría de especialistas internacionales, nacionales y locales, así como con instituciones académicas, con el objetivo de conocer con profundidad la situación actual de la estructura geológica de la región, y así no caer en los errores del pasado y construir con base en la evidencia científica y del conocimiento de las características del subsuelo, para no dañarlo.
El pasado 6 de abril, la organización Articulación Yucatán y otras agrupaciones enviaron una carta a las autoridades federales y estatales, señalando deficiencias en el tratamiento de aguas residuales en Mérida e inconsistencia en los datos de análisis y riesgos al acuífero ante el proyecto del Tren Maya.
El documento señalaba el riesgo que corren los sistemas geohidrológicos kársticos de una región caracterizada por su fragilidad y por el compromiso de su acuífero subterráneo, con graves problemas de sobreexplotación y contaminación en la zona metropolitana más poblada de la región, que comprende los municipios de Mérida, Umán, Kanasín y Conkal, con más de un millón de habitantes, de acuerdo con los datos del Censo 2020 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).
El Fonatur respondió a esta carta que se publicó en diferentes medios de comunicación. El documento de la dependencia federal menciona que la Península de Yucatán se caracteriza por estar formada, principalmente, por rocas calcáreas, en la cual se ha desarrollado un sistema kárstico, cuyas expresiones más notorias son los cenotes y cavernas.
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Señala que en terrenos con estas características se han construido a través de los años innumerables obras de infraestructura como carreteras, vías férreas y edificaciones, y para su diseño no se exigieron estudios hidrogeológicos y geofísicos profundos, por lo que mucha de su actual problemática está asociada a esta carencia.
“Entendemos sus inquietudes y estamos conscientes de que el proyecto genera cuestionamientos. Fonatur trabaja con asesoría de especialistas internacionales, nacionales y locales, así como con instituciones académicas”, expone la dependencia.
“Este trabajo interinstitucional permitirá conocer con profundidad la situación actual de la estructura geológica de la región, y así no caer en los errores del pasado y construir con base en la evidencia científica y del conocimiento de las características del subsuelo”, señala el texto.
Añade que el Fonatur ha integrado un equipo conformado por el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el Instituto de Ingeniería de la UNAM, con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y con la Secretaria de Investigación, Innovación y Educación Superior del Gobierno de Yucatán, liderado por el investigador emérito de la UNAM y Doctor en Geofísica, Jaime Urrutia Fucugauchi.
“Este equipo realiza los estudios geofísicos no sólo en donde se han presentado fenómenos asociados al sistema kárstico, como un colapso. Gracias a estos trabajos de exploración, se detectó una fractura en la carpeta asfáltica sobre la Carretera Federal 307, de Cancún a Tulum, antes de que ocurriera un colapso, por lo cual se evitaron accidentes. Estos estudios se llevan a cabo a lo largo de todo el trazo del proyecto que pasa por zonas kársticas”, comentó el Fonatur.
“Un equipo de geólogos y geofísicos recorren a pie cada metro llevando equipos para aplicar métodos eléctricos y electromagnéticos. Se realizan tomografías geoeléctricas del subsuelo, estudios gravimétricos y la aplicación de técnicas de radar de penetración terrestre en toda la ruta para conocer la composición y estructura del subsuelo”, se menciona en la carta. Además, se expone que se toman muestras de los materiales del suelo, se acopian y son estudiados por más de 50 técnicos expertos.
“Con los resultados, se identifican los sitios que representan un mayor riesgo geológico y que necesitarán soluciones de ingeniería especiales. También se crean modelos geotécnicos y se estudian opciones para la cimentación de cada apoyo”, expresa el documento oficial.
“Se revisa, con apoyo de académicos y expertos regionales, el historial de comportamiento de la variabilidad de los niveles freáticos y permeabilidad del suelo y se analiza la continuidad del flujo subterráneo a fin de no generar barreras que afecten o impidan el funcionamiento del acuífero”, añade el Fonatur.
En el documento, la dependencia federal menciona también que, en las etapas de operación y mantenimiento del proyecto, se dará seguimiento mediante monitoreo de variables asociadas al comportamiento del suelo.
Además, que Fonatur busca obtener la certificación ISA de Seguridad, por lo que se realizarán todos los estudios pertinentes para que se demuestre la viabilidad del proyecto.
“Todo el proceso está acompañado por una mesa interinstitucional compuesta por expertos de los Institutos de Ingeniería y Geofísica de la UNAM, el Fonatur, la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la empresa constructora ICA (Ingenieros Civiles Asociados) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE)”, finaliza el texto.