Opinión

Acerca del dinero

Gilberto Balam Pereira

Del origen de la violencia y el crimen

Desde que Marx se propuso estudiar lo que es el dinero, la riqueza y la pobreza, el autor se introduce en complejidades que en apariencia son intríngulis (enredos y vericuetos).

Pero cobramos la calma si partimos de que el origen de la temática se reduce a dos protagonistas: productores de bienes de consumo (dueño de la materia prima, futuro amo y señor) y el productor verdadero de la riqueza (trabajador, que moldea hasta el final el producto acabado para su consumo) disponible en el mercado para su uso inmediato, o cambiado por ese terrorífico elemento llamado dinero, representante y equivalente a determinada mercancía. El dinero es así, también una mercancía; además de su carácter mercantil, encierra otros componentes: ambición, acumulación, codicia, competencia, corrupción, explotación de mano de obra del trabajador y riqueza material “in crecendum” en manos del dueño del capital. Por ello, uno de los capítulos de El Capital es “la acumulación originaria del capitalismo”.

La primera contradicción que surge en este desarrollo, es el antagonismo del amo y el trabajador, éste se lleva la menor parte del valor del producto, dejando la mayor proporción llamada plusvalía al dueño de la materia prima transformada. Así surgen las dos clases sociales del capitalismo: el amo o burguesía que se enriquece y el trabajador productor de la riqueza ajena que se empobrece.

Perdón, mis estimados, pero no está por demás recordar el origen de tanta riqueza de nuestro país, y también así de monstruoso ha sido el saqueo de la misma por tanto político ladrón neoliberal, nacional y extranjero.

La riqueza en manos degeneradas

Según sus posibilidades y oportunidades, cualquier hijo del vecino puede erigirse en gran capitalista, con la salvedad de que en el mercado se encontrará con los primeros espantos: la competencia y el monopolio, circunstancias de las que se originan los primeros enemigos del sano desarrollo social, los bodrios de la contemporaneidad nacional e internacional como el mercado negro, la especulación, la ambición, la codicia y la corrupción, con su referente la pobreza extendida. De allí que de esta situación se engendran los monstruos de la violencia, la rapiña a los pobres, la corrupción hasta llegar al homicidio y el genocidio.

Más acerca del dinero

Mi admirado literario, Javier Sicilia agrega que “con el dinero se compra todo, desde objetos inanimados hasta conciencias, seres humanos (trata) y hasta vidas mediando una violencia atroz”.

La experiencia nos demuestra, digo yo, que no existe, al parecer, un ser todopoderoso y todo misericordia que combata el egoísmo, la ambición malsana y el rápido enriquecimiento mediante la industria y la tecnología. La codicia insolente y desesperada no tiene ya paciencia para esperar resultados de la artesanal mano de obra, descalificada por la propaganda comercial moderna a favor de un consumo ocurrente, ocioso y hasta enfermizo por adquirir baratijas masivas y chatarras. A la par, la adquisición costosa de bienes inmuebles en el extranjero.

Partidos No; organizaciones con

identidad ideológica, Sí

Equivocadamente, a mi juicio, han sido Peña Nieto, Ochoa Reza y René Juárez, del PRI, los responsables del desastre a que han conducido al país. Opino que en este caso, la actividad partidaria y sus dirigentes han tenido un precario papel de conducción al mal en el país. Son, por el contrario, otros determinantes los autores de la devastación general como los grupos políticos sectarios –Atlacomulco, Hank Rohn, los Salinas, los Moreira, los Duarte y otros consorcios– sin orientación partidaria. Así como también la mayoría de la población sin impulso de un partido en particular, llevó al poder a un nuevo presidente. Lo que nos conduce a visualizar la perspectiva del avance y la maduración democrática del país en organizaciones y movimientos aliados por la identidad ideológica y la unidad de acción hacia un estado verdaderamente institucional.

AMLO opina que “la guerra en México se desató por la economía injusta, pero de eso no se habla”.

Francisco, el Papa, respondió ayer con su apoyo a López Obrador: “Rezo por usted, por su familia y por todo el pueblo mexicano”.

Aumentan los pobres en el país

La desigualdad económica en México es, sin duda, consecuencia del fracaso de las políticas públicas creadas por el gobierno actual.

Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) hay en el país 55.3 millones de personas pobres, casi 100 mil más que al comenzar el sexenio.

Por desgracia, están presentes continuos terremotos, huracanes, inundaciones, ráfagas de balas en ciudades populosas, nubes de inmigrantes hambrientos, niños aplastados en sus colegios colapsados por los temblores, infanticidios, homicidios, feminicidios, desaparecidos, desplazados, etc.

Le pregunto a una colega muy creyente: ¿dónde estaba Dios ante tanta calamidad doctora? Me responde de inmediato: “esa pregunta no tiene respuesta en mi religión”, contestó inteligentemente para evitar absurda e inútil discusión.

Volviendo a Sicilia, él si tiene una respuesta muy constructiva:

“Cuando una estructura jerárquica de orden sagrado se colapsa, transmite el pánico, el miedo a lo desconocido, a lo que perdió el sentido y se volvió salvaje y violento”.

Ahora bien, “si estamos solos ante tanta desgracia, con tanto miserable presente y si Dios ha muerto”, decía Dostoievski contemplando la emergencia de un mundo que pierde el sentido de la vida, “entonces todo está permitido, y el nuevo Dios (que produce pánico, que reproduce lo salvaje dentro de la casa) lo permite, lo auspicia, lo consiente…”

Entonces, ¿qué onda con AMLO?

Se supone que Andrés Manuel tiene claro todo lo anterior. Es la razón por la que insiste en la austeridad republicana, su cruzada contra la corrupción, un intento casi desesperado por moralizar un mundo sometido a los designios de un dios brutal y devolverle lo que él llama como buen cristiano, la honestidad, lo decoroso, lo razonable, o como dijeron los griegos “los cuidados de la casa”.

Ustedes creen mis estimados, ¿que los prianistas y demás contras van a entender la filosofía de López Obrador?

Aceptamos que AMLO es una persona moral. Su error inmediato, al parecer, es pretender moralizar a los demás cuyo Dios es un Dios colapsado, digo.

“Confío en que no estamos solos, dice El Peje”. Francisco le responde oportunamente ayer: “oro por ti, por tu familia y por tu México”.

Mientras tanto, digo, el dinero sigue mandando.

Pero aquí… ¡nadie se rinde, AMLO!