Opinión

Las bombas me 'huelen” a Miami

Max Lesnik

Ni soy policía ni lo parezco, como tampoco tengo por costumbre hacer acusaciones falsas o infundadas, pero esas bombas enviadas por correo con la intención de asesinar a conocidas personalidades políticas de Estados Unidos, todos líderes del Partido Demócrata, entre ellos a los ex presidentes Bill Clinton y Barack Obama, me inclinan a pensar que el autor o los autores de tales atentados criminales –si éstos conforman un grupo conspirativo que me recuerda a la organización terrorista “Omega 7”– deben tener su origen en el Sur de La Florida y posiblemente su núcleo duro pertenezca o responda a los intereses de la extrema derecha cubana de Miami.

No por casualidad la dirección del remitente es de la congresista Demócrata Debbie Wasserman Schütz, que reside en la vecina ciudad de Fort Lauderdale, bien conocida en el área de Miami por su apoyo electoral a los candidatos de su Partido como lo son el aspirante a Gobernador de La Florida, Andrew Guilliam, el Senador Bill Nelson y a la candidata a Representante por el Distrito 27 de Miami, Donna Chalala.

No por casualidad otra de las bombas enviadas por correo llevaba como destino una dirección postal relacionada con el famoso actor de Hollywood Robert De Niro, quien recientemente con motivo de la visita a New York del Presidente cubano Miguel Díaz Canel había organizado un evento social en honor al nuevo mandatario de Cuba.

No quisiera caer en acusaciones sin pruebas fidedignas como las que hizo el Presidente Trump, cuando afirmó gratuitamente que en la caravana de centroamericanos que avanza hacia Estados Unidos por el territorio mexicano, arrastra a un buen número de terroristas musulmanes.

Digo y repito que no son “casualidades” las que me hacen pensar que las 10 bombas enviadas por correo a prominentes figuras del Partido Demócrata al tiempo preciso de estas elecciones nacionales de “Medio Término”, tienen el olor apestoso del Miami cubano de la extrema derecha cuya historia en los anales del terrorismo en Cuba y Estados Unidos es bien conocida de todos.

¡Ojalá que me equivoque por el bien de la imagen de los cubanos de Miami! Ahora tienen la palabra las autoridades federales de los Estados Unidos. Es que lo que “huele” mal, mal acaba.