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La Revolución llegó por Ferrocarril

Ricardo Manuel Wan Moguel1

El 20 de noviembre es el aniversario de la Revolución Mexicana. El movimiento armado que comenzó Madero en 1910 y en el que participaron personajes como Pascual Orozco, Francisco Villa, Emiliano Zapata, Venustiano Carranza y Alvaro Obregón ha pasado a la historia porque trajo consigo un cambio de régimen que desde 1876 encabezó Porfirio Díaz. Asimismo, se proclamó la Constitución de 1917 en la cuál se plasmaron muchos derechos de los mexicanos que nos rigen hasta el día de hoy.

Muchos historiadores han dedicado gran cantidad de pluma y papel para describir los acontecimientos más conmemorativos de la Revolución. Incluso, abundan escritos de personajes que participaron directamente en el movimiento armado. Algunos de ellos, como Federico Cervantes en su libro Francisco Villa y la Revolución describen algunas batallas que fueron decisivas para el triunfo revolucionario y en el que el ferrocarril jugó un papel importante para el traslado de tropas y municiones.2

Otro autor, Manuel W. González, en su obra Con Carranza: episodios de la Revolución constitucionalista 1913-1914, ve la Revolución como un movimiento popular integrado por todas las clases sociales: profesionales, empleados, militares, campesinos, obreros y, por supuesto, ferrocarrileros. De ellos dice que fueron un gremio que sacrificaron su porvenir, comodidades y grandes sueldos con el desprendimiento y la valentía que los caracterizaba. Asimismo, menciona algunos nombres de ferrocarrileros que jugaron un papel importante para que la Revolución triunfara ya que “en aquella época los ferrocarrileros llevaban su carabina como soldados, porque a cada momento el enemigo atacaba y había que responder al fuego, hasta cumplir la comisión que llevaba y era aquel trabajo de los rieleros tan arduo y tan expuesto, que había ocasiones que se destruía un tramo de vía y al día siguiente, por necesidades de campaña, había que reconstruirlo para atacar al enemigo”.3

La importancia del ferrocarril en la Revolución fue estudiada con detenimiento por el historiador Guillermo Guajardo Soto, quien apunta que las empresas perdieron el control de su personal durante este período y los caminos de hierro fueron utilizados como arma de guerra y controlados por las distintas facciones, como el Ejército Libertador del Sur, comandado por Zapata. Asimismo, el Primer Jefe concibió el control y la operación ferroviaria como una plataforma de proyección nacional y un medio para captar rentas y mandó a incautar los ferrocarriles en las regiones que estaban controladas por él.4

En este contexto, es importante recordar que en el Yucatán porfiriano las vías ferroviarias estaban controladas por la Casta Divina. Sin embargo, con la llegada de la Revolución desde afuera, comandada por el general Salvador Alvarado, los caminos de hierro fueron incautados como en la mayor parte de la República Mexicana y comenzaron a ser nombrados Ferrocarriles Constitucionalistas de Yucatán. Hay que señalar que en un contexto de auge henequenero y en el que los caminos de hierro jugaban un papel importante, era primordial tener control de ellos para captar rentas para la facción carrancista.

Salvador Alvarado, en su libro Mi sueño, apunta cómo encontró la empresa y su plan de reconfigurarla: “El gobierno ha adquirido todos los ferrocarriles del Estado, poniéndolos como todos los demás servicios, en manos de especialistas capaces y sobre todo de iniciativa propia y de talento organizador, los hemos extendido y llevado a un gran extremo de perfección en tiempo relativamente corto, creando una verdadera falange de ferrocarrileros que ya competirán con los mejores del mundo. El material rodante ha sido sustituido por otro nuevo y adecuado a las crecientes necesidades de la región. Se ha reconstruido casi todas las vías y se invirtió en carros especiales para el traslado del henequén, lo que facilita el tráfico de la fibra y la rapidez de carga y descarga. Las antiguas estaciones terminales se han refundido en una estación central, y los talleres de construcción y reparaciones, fueron dotados de excelente y moderna maquinaria”.5

Lo cierto es que aún no se ha estudiado con detenimiento lo acontecido con el sistema ferroviario en Yucatán durante este período. Mi hipótesis, considerando los conceptos de Orden y Desorden, de Douglas North, quien dice que el orden político es una condición necesaria para el desarrollo económico y que es un bien público que debe de ser construido,6 es que debido a la relativa “calma” que imperó en este período en Yucatán, los ferrocarriles sí tuvieron una mejora. ¡Hay que comprobarla!

1 Historiador, [email protected]

2 Cervantes, Federico. 2000. Francisco Villa y la revolución. México, Inst. Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana – INEHRM, p.34.

3 González, Manuel W. 2015. Con Carranza: episodios de la Revolución constitucionalista 1913-1914. pp. 87-88.

4 Guajardo Soto, Guillermo. 2007. Tecnología, estado y ferrocarriles en Chile, 1850-1950. México: UNAM, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, pp. 73-109.

5 Alvarado, Salvador. 1980. Mi sueño. Culiacán: Universidad Autónoma de Sinaloa. pp. 38-39.

6 North, Douglas, William Summerhill y Barry Weingast. “Orden, desorden y cambio económico: Latinoamérica vs Norte América”, Revista Instituciones y Desarrollo, números 12 y 13, 2002, pp. 9-59.

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