Entrevistador Diego Pardavé Espinosa, desde Radio IPN 95. 7 FM
P.- ¿Sería posible trazar una línea de principio a fin sobre el Movimiento Popular-Estudiantil de 1968?
R.- Mira, la realidad no se desarrolla en sentido horizontal, sino más bien “zigzagueante” de altas y bajas, de debilitamientos y fortalezas. Encuentro sus orígenes en la represión de los gobiernos de derecha-conservadores que se dedicaron a debilitar la obra sexenal progresista del Gral. Lázaro Cárdenas hasta llegar a reprimir ferozmente al movimiento estudiantil-popular de Tlatelolco en 1968.
P.- ¿Quiénes participaron en este Movimiento?
R.- Lo iniciaron los alumnos del Poli, de la UNAM, a los que se fueron sumando otros centros de estudios superiores de casi todo el país, organizaciones de maestros, padres de familia, trabajadores petroleros y ciudadanos liberales.
P.- ¿Por qué surge este movimiento?
R.- Brevemente te diré: a) por la inoperancia de nuestra Constitución, b) por la invalidez de las demandas de orden constitucional que frecuentemente presentan los ciudadanos al gobierno y que no encuentran respuestas, c) por la posición crítica de tipo revisionista y conciliatoria del Partido Comunista Mexicano al inicio del Movimiento, d) por el carácter político -mas no legaloide- que debía tener la defensa de los presos políticos. La gente debía liberarnos, no los abogados. Además de los problemas que prevalecían en la educación pública, programas de estudio atrasados, deserción escolar por falta de recursos, maestros sin actualizarse, etc.
P.- ¿Qué papel jugó el Poli en el Movimiento?
R.- Ya dijimos quiénes participaron, todos lo hicieron con el mismo entusiasmo, interés y fuerza de lucha, era un Movimiento comandado por la juventud mexicana, con la misma garra de todos por igual, Poli, UNAM, Tecnológicos.
P.- ¿Qué sectores apoyaron al Movimiento?
R.- En general las capas medias, junto con obreros y campesinos y de las guerrillas rurales de Guerrero y Chihuahua. Cada vez se sumaban más trabajadores al Movimiento: maestros, médicos, petroleros, guerrillas rurales.
P.- ¿Cuál fue la reacción del gobierno?
R.- Inicialmente de conciliación. En su discurso anual, Díaz Ordaz, el 1º. de septiembre nos dijo extendiendo el brazo “aquí les ofrezco mi mano de amigo y compañero para estar en paz”. “Esa mano es de un asesino” le gritaron los huelguistas desde el Zócalo.
P.- ¿Quiénes actuaron contra el Movimiento?
R.- El gobierno, por supuesto, las grandes empresas trasnacionales, organizaciones familiares conservadoras, los medios de comunicación, prensa, TV, radio, principalmente.
P.- ¿En qué momento se debilitó el movimiento?
R.- En el momento en que el gobierno y sus fuerzas armadas atacaron drásticamente a los asistentes al plantón de masas en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, causando multitud de muertos, heridos y detenidos.
P.- ¿Cómo culminó el Movimiento?
R.- Los estudiantes se replegaron en tregua, en espera de la organización necesaria para renovar la lucha, que se mantendría mientras en el país subsistiera la dictadura.
P.- ¿Cuál fue mi participación en el Movimiento?
R.- Siempre he sido un activista en el ámbito médico, de modo que me apresaron en agosto de 1966 una vez terminada mi participación en la huelga médica de 1964-1965. En el interior de la prisión me propuse escribir las crónicas de los movimientos sociales del país de los años 60 y lo logré. Mi libro sobre Tlatelolco fue el primero que vio la luz pública, fue en enero de 1969, reconocido por la Casa de las Américas de Cuba en ese enero de 1969.
P.- ¿Cuánto tiempo pasó en el Palacio Negro de Lecumberri?
R.- La sentencia fue de 8 años y medio: cumplí 6 años, legalmente lo que corresponde a dos partes de la sentencia. No quedé libre por gracia de Luis Echeverría.
P.- ¿Con quién estuvo preso?
R.- Nos tuvieron aislados de los presos comunes, nuestra crujía exclusiva era la “N”. En la misma crujía conviví con los periodistas Adolfo Gilly, Víctor Rico Galán, el escritor José Revueltas, los doctores Rolf Mainers, Tito Domínguez y Miguel Cruz, así como con una veintena de campesinos y obreros.
P.- ¿Cómo era la vida en el penal?
R.- Tratamos a toda costa evitar el ocio. Nos organizamos en círculos de estudios diariamente, aprovechamos el tiempo para estudiar a Marx, al boom latinoamericano, Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo y otros. Por las tardes no me perdía los programas de música clásica de Radio Universidad. Además, nosotros, en comisiones, preparábamos nuestra comida. Rara vez hubo problemas personales; sólo un pequeño “agarrón” entre dos compañeros sin mayores consecuencias. Jueves y sábados por la tarde teníamos los casados la visita conyugal privada en nuestra celda. Baño de vapor diariamente especialmente para nosotros. Deporte, dos veces por semana en la cancha, también solos, sin mezclarnos.
P.- ¿Cuál era el trato de los médicos del penal hacia ustedes?
R.- Muy bien, bien…nos trataron con muchas consideraciones.
P.- ¿Por qué los detuvieron?
R.- Por agitadores, por luchar contra el gobierno dictador, por organizar grupos disidentes del sistema… temían que organizáramos escándalos durante las Olimpiadas que se aproximaban…
P.- ¿Qué recuerdos tiene del Movimiento Médico?
R.- Las causas por las que los médicos nos fuimos a huelga general nacional; sólo las emergencias médicas eran atendidas. Los salarios del personal de salud eran muy bajos, no nos daban uniformes ni alimentos durante las guardias. Sólo nos daban acelga y espinacas cocidas.
En una de nuestras marchas de protesta, a la altura de la Alameda fuimos agredidos por gente pagada, nos aventaron objetos pesados de plástico, basura, etc. Nos gritaban: “vayan a atender a sus pacientes, huevones…”
Fueron tres paros nacionales en todos los servicios médicos del país. El último duró tres meses. En agosto de 1966, el hospital del ISSSTE “20 de Noviembre” fue asaltado y “tomado” por la tropa. Nos sacaron a golpes al personal que se hallaba en el interior y los soldados nos advirtieron: “la huelga se acabó y ustedes están cesados; hay nuevo personal contratado…”
P.- ¿Quiénes les apoyaron en su encarcelamiento?
R.- Recuerdo a los médicos del Instituto de la Vivienda, del Instituto Nacional Indigenista, a los de la Comisión Federal de Electricidad…y otros menos visibles.
P.- ¿Qué recuerdos le quedaron del Movimiento Médico?
R.- Que en general fue un éxito, se hicieron recontrataciones con mejores salarios y prestaciones y los servicios mejoraron en calidad de asistencia.
P.- ¿Cómo influyó el Movimiento Médico en el Movimiento de 1968?
R.- No parece haber parámetros para medir la influencia de un movimiento en otro. Ambos son resultado de los problemas en que el gobierno tenía al país.
P.- ¿En su opinión, qué presos políticos se han perdido en el olvido?
R.- Me parece que los medios y la memoria progresista está perdiendo los nombres de Heberto Castillo, Danzós Palomino, Víctor Rico Galán, Adolfo Gilly, Rolf Mainers, César Catalán, Pablo Alvarado, José Revueltas y quizá otros más.
P.- ¿Qué movimientos de apoyo tuvo el de 1968?
R.- Poco antes del conflicto de Tlatelolco hubo algunos movimientos sociales de protesta antigubernamentales, en los años 60. La educación pública superior tenía problemas sobre todo académicos y asistenciales. En casi todo el país había movilizaciones de los estudiantes. Surgen guerrillas rurales como en Guerrero con Jaramillo y Genaro Vázquez; y en Chihuahua la guerrilla comandada por Arturo Gámiz es masacrada por el Ejército. Y se dan los movimientos de los trabajadores petroleros transitorios, la lucha de los copreros en Acapulco y el Movimiento Magisterial en el que militó mi esposa Celia Ramos, mi leal compañera por 55 años. Me apoyó siempre en la lucha.
Quiero agradecer al periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, quien a través de su diario ¿POR QUÉ? mantuvo informada a la sociedad oportunamente y con objetividad.
P.- ¿Sería posible trazar una línea de principio a fin sobre el Movimiento Popular-Estudiantil de 1968?
R.- Mira, la realidad no se desarrolla en sentido horizontal, sino más bien “zigzagueante” de altas y bajas, de debilitamientos y fortalezas. Encuentro sus orígenes en la represión de los gobiernos de derecha-conservadores que se dedicaron a debilitar la obra sexenal progresista del Gral. Lázaro Cárdenas hasta llegar a reprimir ferozmente al movimiento estudiantil-popular de Tlatelolco en 1968.
P.- ¿Quiénes participaron en este Movimiento?
R.- Lo iniciaron los alumnos del Poli, de la UNAM, a los que se fueron sumando otros centros de estudios superiores de casi todo el país, organizaciones de maestros, padres de familia, trabajadores petroleros y ciudadanos liberales.
P.- ¿Por qué surge este movimiento?
R.- Brevemente te diré: a) por la inoperancia de nuestra Constitución, b) por la invalidez de las demandas de orden constitucional que frecuentemente presentan los ciudadanos al gobierno y que no encuentran respuestas, c) por la posición crítica de tipo revisionista y conciliatoria del Partido Comunista Mexicano al inicio del Movimiento, d) por el carácter político -mas no legaloide- que debía tener la defensa de los presos políticos. La gente debía liberarnos, no los abogados. Además de los problemas que prevalecían en la educación pública, programas de estudio atrasados, deserción escolar por falta de recursos, maestros sin actualizarse, etc.
P.- ¿Qué papel jugó el Poli en el Movimiento?
R.- Ya dijimos quiénes participaron, todos lo hicieron con el mismo entusiasmo, interés y fuerza de lucha, era un Movimiento comandado por la juventud mexicana, con la misma garra de todos por igual, Poli, UNAM, Tecnológicos.
P.- ¿Qué sectores apoyaron al Movimiento?
R.- En general las capas medias, junto con obreros y campesinos y de las guerrillas rurales de Guerrero y Chihuahua. Cada vez se sumaban más trabajadores al Movimiento: maestros, médicos, petroleros, guerrillas rurales.
P.- ¿Cuál fue la reacción del gobierno?
R.- Inicialmente de conciliación. En su discurso anual, Díaz Ordaz, el 1º. de septiembre nos dijo extendiendo el brazo “aquí les ofrezco mi mano de amigo y compañero para estar en paz”. “Esa mano es de un asesino” le gritaron los huelguistas desde el Zócalo.
P.- ¿Quiénes actuaron contra el Movimiento?
R.- El gobierno, por supuesto, las grandes empresas trasnacionales, organizaciones familiares conservadoras, los medios de comunicación, prensa, TV, radio, principalmente.
P.- ¿En qué momento se debilitó el movimiento?
R.- En el momento en que el gobierno y sus fuerzas armadas atacaron drásticamente a los asistentes al plantón de masas en Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, causando multitud de muertos, heridos y detenidos.
P.- ¿Cómo culminó el Movimiento?
R.- Los estudiantes se replegaron en tregua, en espera de la organización necesaria para renovar la lucha, que se mantendría mientras en el país subsistiera la dictadura.
P.- ¿Cuál fue mi participación en el Movimiento?
R.- Siempre he sido un activista en el ámbito médico, de modo que me apresaron en agosto de 1966 una vez terminada mi participación en la huelga médica de 1964-1965. En el interior de la prisión me propuse escribir las crónicas de los movimientos sociales del país de los años 60 y lo logré. Mi libro sobre Tlatelolco fue el primero que vio la luz pública, fue en enero de 1969, reconocido por la Casa de las Américas de Cuba en ese enero de 1969.
P.- ¿Cuánto tiempo pasó en el Palacio Negro de Lecumberri?
R.- La sentencia fue de 8 años y medio: cumplí 6 años, legalmente lo que corresponde a dos partes de la sentencia. No quedé libre por gracia de Luis Echeverría.
P.- ¿Con quién estuvo preso?
R.- Nos tuvieron aislados de los presos comunes, nuestra crujía exclusiva era la “N”. En la misma crujía conviví con los periodistas Adolfo Gilly, Víctor Rico Galán, el escritor José Revueltas, los doctores Rolf Mainers, Tito Domínguez y Miguel Cruz, así como con una veintena de campesinos y obreros.
P.- ¿Cómo era la vida en el penal?
R.- Tratamos a toda costa evitar el ocio. Nos organizamos en círculos de estudios diariamente, aprovechamos el tiempo para estudiar a Marx, al boom latinoamericano, Vargas Llosa, Gabriel García Márquez, Juan Rulfo y otros. Por las tardes no me perdía los programas de música clásica de Radio Universidad. Además, nosotros, en comisiones, preparábamos nuestra comida. Rara vez hubo problemas personales; sólo un pequeño “agarrón” entre dos compañeros sin mayores consecuencias. Jueves y sábados por la tarde teníamos los casados la visita conyugal privada en nuestra celda. Baño de vapor diariamente especialmente para nosotros. Deporte, dos veces por semana en la cancha, también solos, sin mezclarnos.
P.- ¿Cuál era el trato de los médicos del penal hacia ustedes?
R.- Muy bien, bien…nos trataron con muchas consideraciones.
P.- ¿Por qué los detuvieron?
R.- Por agitadores, por luchar contra el gobierno dictador, por organizar grupos disidentes del sistema… temían que organizáramos escándalos durante las Olimpiadas que se aproximaban…
P.- ¿Qué recuerdos tiene del Movimiento Médico?
R.- Las causas por las que los médicos nos fuimos a huelga general nacional; sólo las emergencias médicas eran atendidas. Los salarios del personal de salud eran muy bajos, no nos daban uniformes ni alimentos durante las guardias. Sólo nos daban acelga y espinacas cocidas.
En una de nuestras marchas de protesta, a la altura de la Alameda fuimos agredidos por gente pagada, nos aventaron objetos pesados de plástico, basura, etc. Nos gritaban: “vayan a atender a sus pacientes, huevones…”
Fueron tres paros nacionales en todos los servicios médicos del país. El último duró tres meses. En agosto de 1966, el hospital del ISSSTE “20 de Noviembre” fue asaltado y “tomado” por la tropa. Nos sacaron a golpes al personal que se hallaba en el interior y los soldados nos advirtieron: “la huelga se acabó y ustedes están cesados; hay nuevo personal contratado…”
P.- ¿Quiénes les apoyaron en su encarcelamiento?
R.- Recuerdo a los médicos del Instituto de la Vivienda, del Instituto Nacional Indigenista, a los de la Comisión Federal de Electricidad…y otros menos visibles.
P.- ¿Qué recuerdos le quedaron del Movimiento Médico?
R.- Que en general fue un éxito, se hicieron recontrataciones con mejores salarios y prestaciones y los servicios mejoraron en calidad de asistencia.
P.- ¿Cómo influyó el Movimiento Médico en el Movimiento de 1968?
R.- No parece haber parámetros para medir la influencia de un movimiento en otro. Ambos son resultado de los problemas en que el gobierno tenía al país.
P.- ¿En su opinión, qué presos políticos se han perdido en el olvido?
R.- Me parece que los medios y la memoria progresista está perdiendo los nombres de Heberto Castillo, Danzós Palomino, Víctor Rico Galán, Adolfo Gilly, Rolf Mainers, César Catalán, Pablo Alvarado, José Revueltas y quizá otros más.
P.- ¿Qué movimientos de apoyo tuvo el de 1968?
R.- Poco antes del conflicto de Tlatelolco hubo algunos movimientos sociales de protesta antigubernamentales, en los años 60. La educación pública superior tenía problemas sobre todo académicos y asistenciales. En casi todo el país había movilizaciones de los estudiantes. Surgen guerrillas rurales como en Guerrero con Jaramillo y Genaro Vázquez; y en Chihuahua la guerrilla comandada por Arturo Gámiz es masacrada por el Ejército. Y se dan los movimientos de los trabajadores petroleros transitorios, la lucha de los copreros en Acapulco y el Movimiento Magisterial en el que militó mi esposa Celia Ramos, mi leal compañera por 55 años. Me apoyó siempre en la lucha.
Quiero agradecer al periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, quien a través de su diario ¿POR QUÉ? mantuvo informada a la sociedad oportunamente y con objetividad.