Gilberto Balam Pereira
El desarrollo del capitalismo a escala mundial con sus efectos de monopolio, centralización del capital y agudización de la explotación masiva e intensiva de las fuerzas productivas, en particular de la fuerza de trabajo, va dejando sentir sus consecuencias de empobrecimiento en las capas de trabajadores. Aparejado a ello surgen también las vanguardias de defensa, transitoriamente aniquiladas como en Indonesia; pero así mismo triunfantes como en Cuba cuya revolución victoriosa sacude a las masas de América Latina y como en Vietnam donde asestan certeramente derrota tras derrota a los yanquis imperialistas.
Prolegómenos en México
Aquí, surgen guerrillas rurales y otros compatriotas anónimos continúan en luchas diarias por arrancar a los capitalistas los bienes elementales de subsistencia.
El encarcelamiento de Vallejo y de grupos revolucionarios, la brutal represión a los movimientos independientes de protesta de los ferrocarrileros, campesinos, copreros de Acapulco, maestros, médicos, petroleros transitorios; las luchas de la Asociación Cívica de Guerrero con su líder Genaro Vásquez; son luchas que no podían ser estériles, contribuyeron eficientemente en la revolución de la conciencia reformista estudiantil que va incorporándose al proceso revolucionario. Está comenzando con luchas espontáneas y aisladas, sin dirección revolucionaria, pero que va dejando a su paso cuadros radicalizados que por su condición de intelectuales sintetizan experiencias, examinan y valoran los fenómenos sociales del país y del mundo.
El pueblo en todos sus sectores comenzaba a organizarse para combatir democráticamente la dictadura del nefasto sistema del presidencialismo opresor de las luchas populares, opresión iniciada por los gobiernos desde décadas anteriores.
Gobiernos derechistas bloquean reformas progresistas del Gral. Lázaro Cárdenas
El apocalipsis destructor de las conquistas nacionalistas de Lázaro Cárdenas va tomando desquites, aún después de la toma militar del Internado del IPN en 1956.
Se van cerrando internados, Casas de Estudiantes, normales rurales, comedores estudiantiles y populares. Se clausura la Escuela de Ciencias y la Preparatoria en Puebla; así como la Facultad de Altos Estudios en Morelia.
De los estudiantes de enseñanza superior sólo el 4% obtiene título profesional.
La burguesía modifica los planes de estudio. Impulsa la creación de escuelas técnicas de bajo nivel sobre capacitación industrial, de agricultura, de contabilidad y administración, en detrimento de las ciencias sociales y humanísticas. Con el desarrollo del capitalismo y de la industria interesan más al gobierno los físicos, los químicos, los ingenieros, los técnicos medios. La transformación de la educación como elemento de supraestructura es consecuencia de los intereses económicos de clase del Estado.
La ciencia como vehículo para la superación y resolución de los problemas sociales no cuenta, no interesa a la oligarquía.
Por qué avanzan las protestas estudiantiles
Los estudiantes mexicanos realizan, en mayo de 1966, gigantescas manifestaciones de protesta e indignación. Por una conciencia más crítica. Ahora no sólo se trataba de petición de becas y condiciones de estudio.
Hay huelgas en la Escuela Nacional de Maestros, en la Nacional Preparatoria, en la Universidad de Puebla. Todos unidos.
Se cierran muchas escuelas normales, sobre todo las rurales.
Se eleva a tres años la enseñanza preparatoria; se exige numerosos requisitos y exámenes de admisión; se niega los pases automáticos; se suprimen cursos de regularización y con esto se sigue un método de selección de naturaleza económica y, por tanto, de clase; así se restringe la educación media y superior para las clases populares y se reserva para los altos sectores y de clase media superior.
El divorcio progresivo del régimen y las capas medias se expresa, entre otras manifestaciones, por la imposición de una educación clasista al servicio del estado y del capital.
El estudiante se ve, además, sometido a numerosas presiones económicas y sociales que dan por resultado una elevada tasa de deserción escolar.
Así, para 1965 se calculó en las instituciones de enseñanza media una asistencia de 768,000 alumnos y para 1966, en ese mismo nivel recibieron su título 28,779 egresados.
1965. La guerrilla comandada por
El Prof. Arturo Gámiz en Chihuahua
Al igual que la de Jaramillo y la de Genaro Vázquez, la del maestro Gámiz fue aplastada cruelmente por el Ejército. Fueron experiencias ya asimiladas por los luchadores mexicanos. Resalto algunos detalles de esta última por razones emotivas y por haber convivido con algunos compañeros de Chihuahua en Lecumberri, simpatizantes del grupo rebelde del maestro Arturo. De éstos, el Prof. Pablo Alvarado fue sacrificado en la Dirección del Penal con el argumento de que “pretendía fugarse”. Llevamos con gran pesadumbre el luto en nuestro encierro en Lecumberri. El fracaso de la guerrilla de la Sierra de Chihuahua no sólo fue de carácter táctico-militar sino también de falta de apoyo social, a pesar de su justificación por necesidad de la disponibilidad de tierras para subsistir, las cuales están siendo acaparadas por los terratenientes. Arturo Gámiz explicó los motivos de su lucha a través del documento dado a conocer en 1965, al que llamó:
“Resoluciones del Segundo Encuentro en la Sierra Heraclio Bernal”
A la letra dice: “Los revolucionarios se forman en el torbellino de la lucha de clases, actuando y estudiando a la vez…
…el camino de los trámites burocráticos, de las comisiones, abogados y amparos no conducen sino a un callejón sin salida… el gobierno y los poderosos no respetan las leyes y éstas sólo se mal aplican a los pobres…
...el sindicalismo de hoy se caracteriza por la existencia de aproximadamente una docena de centrales que reparten como botín los sindicatos, una dirección degenerada a un grado inconcebible y corrompido hasta la médula. Fidel Velázquez es ya millonario y va por treinta años al frente de la CTM, se ha dicho, y con justicia, que México tiene el movimiento sindical más corrupto de América Latina…
… los dirigentes del sindicato pasan a ser diputados y senadores o reciben alguna otra gratificación del gobierno y de la embajada yanqui por su traición al proletariado. No son capaces de mover un dedo, de citar a una reunión y mucho menos de organizar una huelga o una manifestación en defensa de los trabajadores, pero se desviven por afiliar a la fuerza y en masa, los sindicatos a la oficina electoral del gobierno o del PRI, por llevar a los obreros a sus actos electoreros y a las recepciones a los visitantes del imperialismo, así como a los homenajes del señor presidente…
…desgraciadamente, falta dirección revolucionaria al movimiento campesino; predomina el reformismo, el economismo y el burocratismo; se fomentan las ilusiones en el régimen, la confianza en las palabras del señor presidente, la creencia en promesas verbales y convenios escritos de los funcionarios; no van a resolver los males de los campesinos como si eso dependiera de la buena voluntad de alguno de ellos, se sobreestima la importancia del papeleo, de los trámites burocráticos…
“…por eso la lucha armada se ha iniciado y se desarrolla al margen de las organizaciones. Falta organización, falta dirección y hay un bajo nivel de conciencia revolucionaria, es cierto, pero con todo y eso es posible empezar la lucha armada, durante su desarrollo surgirán y madurarán las premisas para los obreros, los campesinos y los estudiantes se organizarán para participar en la lucha, antes no.
Obreros, campesinos y la gente de izquierda se aglutinarán en una Central…
…tenemos fe absoluta en las masas y sabemos que de su seno surgirán cada día más revolucionarios que se encarguen de preparar e iniciar la acción. Por nuestra parte no daremos marcha atrás en el camino de la revolución, sabemos que sin el apoyo de las masas no podremos triunfar, ganar su confianza y su apoyo es nuestra principal preocupación y nos proponemos lograrlo para que el campesino tenga su propia tierra… Poco después llegó el Ejército regular a masacrar sin miramiento a los guerrilleros. Los cadáveres fueron exhibidos en el centro del poblado próximo y de allí fueron trasladados a fosas comunes para su entierro con gritos de la soldadesca:
¡SI TIERRA QUIEREN, TIERRA LES ESTAMOS DANDO! ¡A LA FOSA COMUN!
Y así, convulsionado el país por huelgas, paros, protestas, marchas, heridos, muertos, se aproximaba el 1968 imborrable en nuestra historia, sin dirección organizativa y con un solo común denominador: el de ser producto de la situación general que prevalece en el país, de explotación creciente y miseria del obrero y del campesino y de opresión asfixiante a las capas medias.
La educación superior es planificada por el estado de acuerdo a sus intereses, a los del capitalismo en auge en poder de una oligarquía. El nuevo economista es un capataz de las fábricas al servicio de las empresas; el antropólogo no es un humanista al servicio de las ciencias sociales, es un técnico restaurador de museos y ruinas arqueológicas con fines e intereses del monopolio turístico que exige poca mano de obra, sólo hay ganancia para unas cuantas empresas. El químico, el técnico electrónico, el ingeniero mecánico, el físico matemático, el biólogo son absorbidos por el capital industrial y por oficinas oficiales burocráticas, a fin de propiciar la explotación de las fuerzas productivas de manera cada vez más “científica”. El nuevo médico no encuentra otra salida que la de ingresar con grandes dificultades a las instituciones médicas burocráticas del país, como trabajador asalariado, por lo general mal remunerado, sin incentivos académicos ni científicos.
El estudiantado, sin claras perspectivas, ni seguridad para el desarrollo de su profesión expresa la inconformidad que prevalece en la sociedad capitalista, que toma conciencia de la necesidad de iniciar la lucha democrática. Lo que ocurre en México, ocurre en cualquier país de América Latina encadenada a los trusts imperialistas; y también ocurre en países industrializados de Europa y Asia: Francia, Inglaterra, Italia, Alemania, Japón y en el mismo centro del capitalismo, EU, como consecuencia de la depauperación, el subconsumo, la opresión que trae aparejados la gran industria moderna del capitalismo.
La huelga médica de 1965 *
Todo comenzó por el aguinaldo de 1964 que no se pagó. En el hospital “20 de Noviembre” se pagó a todo el personal las gratificaciones de fin de año, con excepción de los residentes e internos, conocidos también como becarios, quienes no eran considerados como trabajadores. Convocamos a reunión para analizar la situación.
El acuerdo fue unánime. Paro y huelga de labores de médicos becarios a lo que se sumó el personal de base, incluyendo las enfermeras. Sólo se atenderían las emergencias. Se declaró huelga permanente a la que se añadieron otros centros asistenciales, de la Ciudad de México y progresivamente se agregaron los demás hospitales del IMSS y del ISSSTE de todo el país.
Era injusto que se siguiera considerando a los médicos como becarios y no trabajadores de la medicina. Estábamos a sólo unos meses de haberse iniciado el régimen de Gustavo Díaz Ordaz y ya se encontraba en protesta uno de los sectores más conservadores, los médicos.
La amenaza fue contundente: o se retornaba a los servicios o se aplicaba el cese inmediato de los paristas.
La autoridad máxima de los servicios médicos contestó iracundo: ¿cómo regresarán al trabajo si ya están todos cesados y están por aprobarse los contratos de nuevo personal?
Se acordó entonces una marcha de las batas blancas a lo largo de la Avenida Hidalgo, en las que se enarbolaron pancartas pidiendo justicia para los trabajadores de la salud.
Se había montado provocaciones a lo largo de la avenida. Lumpen pagado por las autoridades, nos gritaron lo que les vino en gana. ¡Asesinos! ¡Se están muriendo sus pacientes!
La amenaza fue terminante. Se dio de plazo hasta el 16 de enero de 1966 para que los paristas regresáramos a los hospitales, de lo contrario todos seríamos cesados automáticamente. Un día antes de esa fecha había llegado a la Dirección del Hospital “20 de Noviembre” una cantidad abrumadora de cartas y telegrama de solidaridad de asociaciones médicas, hospitales, sanatorios, escuelas de medicina, organizaciones de enfermeras, etc. a favor del Movimiento.
¡Nuestras demandas son justas y necesarias. No podemos sostener a nuestras familias con el monto de nuestra beca que es de 400 a 600 pesos mensuales!
Partiendo del Monumento a la Revolución los médicos y enfermeras huelguistas marchamos a lo largo de la Avenida Juárez en cuyo trayecto los manifestantes fuimos objeto de repudio e insultos por gente lumpen pagada por el gobierno.
Hacia fines de agosto los granaderos hicieron acto de presencia en los hospitales y a punta de culatazos expulsaron al personal que continuaba en paro y otros quedaron encerrados en cubículos por varios días sin agua y sin alimentos.
Sin esperar una respuesta como la que nos estampó el gobierno, por fin nos fue imposible al poco tiempo el acceso de nuevo a los nosocomios. La soldadesca nos impedía la entrada a médicos y enfermeras. Era necesario exhibir las nuevas tarjetas de contratación de personal esquirol. Ni una asamblea más. El paro se levantó el 30 de enero de 1966. Fuimos los autores de conquistas laborales que permanecen en la historia de la medicina del país.
Epílogo
Llegaron así los luchadores sociales mexicanos al fatídico 1968.Se da entonces un salto cualitativo en la madurez política de estudiantes y capas populares. Los movimientos ya no obedecen a peticiones reformistas. En 1968 los estudiantes ya se planteaban como punto prioritario de lucha, la libertad de los presos políticos.
Entonces se fraguaba la indignante represión del único medio informativo de la masacre de 1968, la histórica revista POR QUÉ?, dirigida por el periodista Mario Renato Menéndez Rodríguez, que por varios años nos había mantenido al corriente de cuanto acontecía en el país, denunciando la falta de democracia, justicia, equidad y soberanía a causa del único responsable: el mal gobierno.
* Fuente: “Cuarto Menguante”, libro del autor escrito en Lecumberri.1967
** “Tlatelolco, Reflexiones de un Testigo”. Libro escrito por el autor en la cárcel de Lecumberri en 1968.