Félix Sautié Mederos
“...La vida es un don que siempre nos ofrece la posibilidad de empezar de nuevo, incluso en las peores situaciones”, Francisco, homilía del 1ro de enero 2019
Queridos lectores de Crónicas Cubanas, todos los primeros de enero de cada año el Papa expresa una homilía que se divulga universalmente y da inicio a una “Jornada Mundial de Oración por la Paz, Basílica de San Pedro de Roma”; paz y amor que son muy necesarios más bien imprescindibles en el mundo que estamos viviendo y que se refieren a lo que bien podría ser un “detente” de la posible destrucción de nuestro planeta que haríamos nosotros mismos por las armas de destrucción masiva que se están acumulando en los almacenes de las grandes potencias en pugna, o por motivo de la destrucción del medio ambiente en que vivimos, debido a la despiadada explotación destructiva de los recursos naturales por causa de un consumismo sin control generalizado que potencia y aplica inmisericordemente el neoliberalismo galopante que nos rodea por todas partes.
Francisco no se cansa de advertir estos peligros que nos amenazan a todos sin excepción, de predicar y de llamar al amor compartido como cura esencial de los males que nos aquejan. Lo plantea sin ambages en este su primer documento del año que recién comenzamos; que en mi criterio deberíamos estudiar todos, creyentes y no creyentes sin distingo alguno. Con mi crónica de hoy quiero ponderarlo positivamente llamando la atención al respecto de la advertencia que significa, porque en mi opinión las campanas están repicando a arrebato para que se detenga la locura generalizada de odio, de explotación y de guerras que nos está llevando a la destrucción segura de nosotros mismos.
Un párrafo de la Homilía que me impresionó en muy especial y que quiero no pasar por alto fue su definición de Dios y del hombre más allá de un simple clericalismo dogmático que nunca lo ha caracterizado en su obra pastoral en la Iglesia apegada al pueblo sin distingos algunos. Cito textual: “...Dios y el hombre siempre juntos, esta es la buena noticia al inicio del año: Dios no es un señor distante que vive solitario en los cielos, sino el Amor encarnado, nacido como nosotros de una madre para ser hermano de cada uno, para estar cerca: el Dios de la cercanía”
Por otra parte, considero esencial su definición sobre lo que es en realidad la fe que muchos profesamos y que también se sale de todos los esquemas porque plantea que:”...la fe es un encuentro, no es una religión. La vida sin asombro se vuelve gris, rutinaria; lo mismo sucede con la fe. Y también la Iglesia necesita renovar el asombro de ser morada del Dios vivo, Esposa del Señor, Madre que engendra hijos. De lo contrario, corre el riesgo de parecerse a un hermoso museo del pasado. La “Iglesia museo”...”
En lo referido al mundo en que vivimos hoy, Francisco plantea dos definiciones esenciales que a la vez devienen un llamado en lenguaje teológico a decidirnos todos juntos a edificar un mundo mejor Posible. Cito: ...En la vida fragmentada de hoy, donde corremos el riesgo de perder el hilo, el abrazo de la Madre es esencial. Hay mucha dispersión y soledad a nuestro alrededor, el mundo está totalmente conectado, pero parece cada vez más desunido...En ocasiones, mostrarse malvados parece incluso signo de fortaleza. Pero es solo debilidad. Necesitamos aprender de las madres que el heroísmo está en darse, la fortaleza en ser misericordiosos, la sabiduría en la mansedumbre...”
En resumen, puedo decirles que en mi apreciación personal Francisco, en su primera homilía del 2019, nos llama a armarnos de oídos para oír como diría el Evangelio y actuar en consecuencia en este 2019 que estamos comenzando.
Así lo pienso y así lo expreso en mi derecho a opinar con mis respetos para el pensamiento diferente y sin querer ofender a nadie en particular.