Gilberto Balam Pereira
Se trata de 55 Bancos de Alimentos de la iniciativa privada, distribuidos a lo largo del país para recolectar sobrantes de alimentos en domicilios, fondas, restaurantes y hoteles, además de las dádivas de gente particular caritativa que dona alimentos para el proyecto de los pobres hambrientos.
¿De esta manera se pretende reducir la frecuencia de la desnutrición que existe en la población mexicana? ¿Quién les dijo?
Porque al cabo de cumplir más de 30 años este proyecto, su presidente Federico González Celaya se expresa con desánimo de los resultados obtenidos.
Por cierto, son Bancos tecnológicamente bien armados, sobre todo por lo que respecta a la conservación de los restos de alimentos.
Aunque como médico sanitarista albergo muy serios temores sobre la calidad de los restos alimenticios y su manipulación.
La política asistencial de alimentación ha tenido siempre un contenido político-electoral.
Me pregunto, ¿será que el tal Marko Cortés tendrá conocimiento de este programa? Porque aquí dispondría de argumentos a usar en su lenguaje ridículo y chabacano de todos los días.
A través de los años
Vengo realizando una investigación longitudinal desde 1959, sobre el problema de desnutrición endémica que ha padecido la población originaria, desde Sonora hasta Yucatán, con la colaboración de estadígrafos, economistas, antropólogos y dietistas.
Los resultados han sido muy exitosos y objeto de conferencias y seminarios nacionales y extranjeros.
Ahora, no me pregunten de la causalidad múltiple de este Apocalipsis. ¿Qué tanto se ha investigado para ponerle remedio a dicho flagelo? ¿Por qué ese conservadurismo por décadas del problema?
Sudzal con 84% de desnutrición infantil en 1959 y en la actualidad los Dres. Avila y Balam siguen encontrando en la actualidad la misma frecuencia de la endémica desnutrición.
Preguntémosles a los gobernantes de todas estas décadas qué han hecho al respecto con su bandera neoliberal.
El estado nutricional. En cuanto a la frecuencia de desnutrición preescolar, recordamos que en Sudzal, en ese año (1959), el 85% de los preescolares tenía algún grado de desnutrición, según el peso para su edad y las organizaciones internacionales consideran este indicador como uno de los más importantes que nos evalúa el estado de nutrición y las condiciones críticas que prevalecen en la colectividad.
En otras regiones del estado como la milpera, la citrícola y la ganadera permanece aún alta la frecuencia de desnutrición infantil en los estratos de bajos recursos.
El Dr. Abelardo Avila ha encontrado hace unos cinco años un 75% de bajo peso en menores de 4 años y Balam un 63% en estas poblaciones marginadas. En la edad escolar comenzamos a observar tendencia al aumento de peso desde los 8 años de edad.
Comentario. Es cierto que la mortalidad infantil y preescolar muestran un evidente descenso. Pero la frecuencia de desnutrición no muestra diferencias significativas en muchos municipios de Yucatán. Y es que los índices de pobreza en general se mantienen altos en el medio rural del Estado.
Opinión del Ceneval
Según el Consejo Nacional de Evaluación (Ceneval) entre 2008 y 2010 en Yucatán, del 8.2 al 9.8% de la población (35 mil personas) cayeron al sector de pobreza extrema, que sumadas a las que ya había, 158 mil, suman un 10% aproximado de yucatecos en pobreza extrema (200,000).
Reconozcamos que le hemos prestado la mayor importancia a la investigación longitudinal del estado nutricional a través de los últimos 50 años, es decir, al efecto, pero hemos descuidado el estudio de las causas socio-económicas.
Por ejemplo, se da poca importancia a la disponibilidad local y regional de alimentos, que es una variable determinante de primer orden en la calidad de la nutrición. En Yucatán, la producción de leche ha caído un 73%, la milpera (maíz, frijol, calabaza) hasta en un 50%.
Lo cierto es que en la mayoría de estos rubros socio-económicos, nuestra entidad va para atrás, lo que se traduce en dependencia alimentaria con el extranjero y/o con dádivas de la iniciativa privada.
Este es un reto más de lucha para los que nos dedicamos al estudio de la nutrición infantil y para los de espíritu caritativo que se ocupan de donar alimentos.
Conclusiones. 1- Los programas oficiales llamados asistenciales son programas políticos-clientelares y dirigidos al grupo de edad escolar que es menos vulnerable a la desnutrición. O bien a personas de escasos recursos.
2- Nuestra generación todavía tiene pendiente el intensificar el combate a la desnutrición infantil y a la pobreza en muchas regiones de Yucatán y en el país. 3- Los nutriólogos investigadores no debemos incurrir en el reduccionismo del estudio del efecto del problema nutricional. Y las causas del problema que son eminentemente socio-políticas, ¿quién las corrige? ¿Quién se preocupa por la falta de empleo? ¿Quién padece insomnio por los raquíticos salarios de la gente marginada?
*Tomado de la Ponencia presentada por el autor con motivo del homenaje que le dedicó el INNSZ, el día 11, del mes 11 del 2011, a las 11 hrs. en el Salón Ek Balam de Siglo XXI