Opinión

Difíciles tiempos de reflexiones

María Teresa Jardí

Que hay avances notables desde la llegada de AMLO por lo que toca a temas nodales, salta a la vista. Y que merece que el apoyo continúe a pesar de tener desacuerdos en cosas importantes en aras de no caer en el juego de la corruptísima ultraderecha es de vital importancia.

Una alarmante llamada de atención es lo ocurrido en Bolivia. Efectivamente a Evo no lo quieren las mafias que dominan el poder, incluidas las eclesiales, porque es indígena y a los indígenas se les puede aceptar como folclore, pero no como gobernantes ni como seres pensantes.

Si los indígenas son corruptos y traidores, no es que sean bien vistos por los blancos, aún más corruptos y más traidores, pero se les deja ser hasta cierto punto. Pero si los indígenas defienden lo que les pertenece se les encarcela y mata. Evo es un ejemplo. Y misma suerte corren mestizos y criollos si son gente honrada. Imperdonables para los ultras de derecha son Lula y Andrés Manuel por atreverse a llevar un plato de lentejas a la mesa de los pobres.

En México se vienen tiempos de decisiones difíciles y hay que cerrar filas con AMLO. La bota de Trump en el cuello por hechos orquestados presumiblemente en el imperio yanqui ameritan cambios profundos en la Secretaría de Relaciones Exteriores y grabaciones de dichos irresponsables en la de Gobernación y en la Corte la marcha atrás a Ley Bonilla marcarían un cambio de rumbo que se hace necesario.

Cerrar filas no significa renunciar a sentir alarma ante las equivocaciones ni callar por lo que toca a acompañantes que sí son conservadores y que prestos deben estar para dar el zarpazo en cuanto sientan que baja el apoyo al movimiento que se empeña en no convertirse en partido cabeza del cambio de sistema.

El fascismo está de regreso. No sólo aquí. Está en Bolivia y en el avance de Vox en España. Los intereses económicos unen a los Calderón, a los Salinas, a los Zedillo, Fox y Peña.

Lo ocurrido con Evo Morales en Bolivia amerita un alto para América Latina y lo ocurrido en España para Iberoamérica.

Qué bueno que esté libre Lula y más vale Fernández que Mauricio Macri. Medio conjurado el golpe en Ecuador, pero Lenin Moreno también debe irse y ni qué decir de Piñeira, de demócrata, que nunca fue, a dictador golpista que debió soñar ser desde siempre.

Mal haría Andrés Manuel en no hacer un alto en el camino para dimensionar el quién es quién en cada acción y en el caso del Sureste ojalá y la consulta a las comunidades sea realmente escuchando a todos y no sólo a los a modo, como todo parece indicar que sucedió en su último viaje por la Península.

“… Es la hora de releer a Pereyra, de recordar a Simón Bolívar y a Lucas Alamán y también de revisar la posibilidad de fortalecer a la América Latina que siempre ha sido vista con desprecio por nuestros vecinos de continente, quienes, con su política pragmática, su culto al éxito económico y su desprecio por la justicia social, han sido siempre un obstáculo para nuestro desarrollo y crecimiento. La imposición en México y en otros países, como Chile y Colombia, de instituciones copiadas sin mucha reflexión, el contagio de la idea de que la fuerza y las armas son herramientas para resolver problemas sociales y de justicia y el culto al becerro de oro, han sido malas influencias que en lugar de servirnos para salir adelante y consolidarnos en el progreso compartido y en la equidad, han producido efectos negativos de clara disolución social e inmoralidad generalizada...”, nos recuerda Bernardo Bátiz en La Jornada (https://www.jornada.com.mx/2019/11/11/opinion/022a1pol).

Son tiempos difíciles que ameritan altos en el camino para hacer reflexiones que conduzcan a buenos puertos.