Cristóbal León Campos*
Tocar las hojas, sentir el olor a nuevo, apreciar el camino andado por una edición antigua, revisar la portada, sentir los contornos del título y el nombre del autor o autora, usar alguno de los soportes modernos que la tecnología ofrece, mirar el índice buscando la trama de interés, disfrutar en algún rincón personal esos momentos íntimos de soledad en los que nos abrimos a otros mundos, instantes que duran por siempre, son algunos de los placeres de los lectores y las lectoras. Transmitir el gusto por una obra y compartirla a través de todos los medios actualmente posibles, recomendarla a los amigos, a la pareja o algún compañero o compañera del trabajo y la escuela, a los alumnos o entre académicos, con nuestros familiares o vecinos, tener entre las manos una lectura es el deleite de quien hace suyas las palabras y el mensaje de otro ser humano, reconociendo que no debe reducirse a una obligación de estudio y a un placer vanidoso, leer debe ser “la gota que alimente el espíritu”, como afirma Rosely E. Quijano León, en su más reciente libro intitulado “El lector y sus mundos” (Disyuntivas Ediciones, 2019).
La obra referida compendia años de incansable labor por la promoción de la lectura, por la apertura de espacios para la enseñanza de la importancia del acto de leer y por la literatura en sí misma. En sus páginas se reúnen una serie de reflexiones y análisis de gran valor y vigencia, escritas desde el compromiso con los libros, los lectores y el mundo. Las temáticas se dividen en cuatro apartados: “Mundos breves de la lectura”, “Todos los caminos llevan a la lectura”, “Mujeres en los libros” y “El lector descubriendo mundos”. En ellos se desglosan los intereses de la autora por hacer de la lectura algo más que una moda o un discurso instaurado en la oficialidad, pero alejado de la realidad y las necesidades lectoras de cada clase y sector de la sociedad. Cartas, viajes, lecturas infantiles, celebraciones del libro, amistades y enemistades entre libros, la voz del lector y otras cuestiones son las que dan sentido al conjunto de textos reunidos. Es un acercamiento que nos abre el camino hacia el interior de otras obras, pero sobre todo, al trayecto de la autora, quien desde tiempo atrás asumió el compromiso con la lectura como una forma de vida, e hizo de la promoción su quehacer cotidiano en un contexto tan adverso como lo es la realidad educativa del país.
¿Para qué sirve la lectura y cuál es su función social? ¿Puede el acto de leer mejorar la calidad de vida de las personas? ¿Qué leer y por qué? ¿Cómo iniciar el camino hacia los libros y cómo hacerlo una experiencia placentera y significativa para la vida individual y colectiva? Estas y otras preguntas subyacen al interior de “El lector y sus mundos”, que a través de los setenta y cuatro textos compilados, conduce a la puesta crítica del lector, configurando un mundo dentro de varios otros mundos a los que cada lectura nos transporta, y esas posibilidades, son también tema central de la obra, pues no se trata únicamente de qué leer y por qué, se pretende fomentar la reflexión sobre el lector y su papel central, los mundos a los que nos conduce la lectura son diversos, una o mil posibilidades para el desarrollo de la imaginación. Los caminos son variados y dependen de la situación particular de cada quien, aspectos económicos, sociales, culturales y hasta tecnológicos entran en juego a la hora de ejercer el derecho que todo ser humano tiene de cultivar su espíritu al entrar en contacto con el mensaje que nos envía o envían los autores y autoras, el diálogo se abre para proliferar en el camino de la comprensión y del disfrute a la vez; leer es también camino, memoria y sentimiento.
Uno de los temas centrales del libro y razón del tercer apartado es el lugar y la relación de la mujer o las mujeres con los libros y la lectura, nombres de escritoras como Sor Juana Inés de la Cruz, Simone de Beauvoir, Rosario Castellanos, Rosa Montero, Marie Curie, Elena Arizmendi, Guadalupe Loaeza, y otras, aparecen sin equivocación como ejemplo de lucha por visibilizar y reconocer sus aportaciones a la literatura, a la historia social y cultural contemporánea, y como rebeldía ante un mundo regido por la lógica patriarcal que reivindica a los hombres negando a las mujeres. La lectura de los artículos ofrecidos por Rosely E. Quijano León, acerca al conocimiento de grandes libros, de pensamientos, de historia cargada de símbolos correspondientes a cada época, pero que trazan además, el continuo derrotero de las mujeres por ocupar su lugar, ejercerlo con dignidad y reivindicarse a sí mismas al tiempo en que lo hacen con toda la humanidad, la lectura, en ese sentido, contribuye a la ruptura paradigmática del saber y a la reconfiguración de la sociedad bregando por la igualdad, la equidad y la justicia.
“El lector y sus mundos” es de igual forma una bandera que ondea a favor de que la lectura sea un derecho gozado por toda la población y un placer que nutra las conciencias. Esta obra de Rosely E. Quijano León, escrita con la calidez del lenguaje periodístico y fortalecida con la experiencia de una vida dedicada a la lectura es, sin duda, una aportación para futuros proyectos y diálogos encaminados a engrandecer el espíritu humano mediante el acto de leer nuestro mundo y todos los mundos posibles.
*Integrante del Colectivo Disyuntivas