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Opinión

La lucha ideológica contra el tren de pasajeros y la guerra simbólica

Algunos intelectuales en la abstracción de sus cubículos o bibliotecas o militantes de organizaciones de izquierda se oponen, siguiendo a Marcos-Galeano, a la “construcción” del Tren Maya e interoceánico, porque su funcionamiento significaría un “ecocidio”, que ya sucedió, ya han reducido la Selva Lacandona. Se construiría con capitales trasnacionales afectando una Reserva de la biosfera protegida por el Estado como son los Chimalapas Chiapas-Oaxaca-Veracruz y Calakmul, se impondría una zona económica capitalista en una región indígena.

En Yucatán se vivió el megaproyecto henequenero con servilismo-esclavitud de los trabajadores mayas, no era socialismo evidentemente, aunque con Salvador Alvarado y Felipe Carrillo se organizaron las Ligas de Resistencia campesinas, obreras, de mujeres. No hay que olvidar que el segundo congreso del Partido Socialista de Yucatán estuvo dirigido a las mujeres y fueron ambos congresos en lengua maya. Impulsaron el tren para la red de comunicación de transporte de carga y pasajeros cuando se enfrentaban a los capitalistas más depredadores, el imperialismo estadounidense con la oligarquía local. Después la caída del mercado del henequén sustituido por fibras sintéticas organizó la diversificación de la economía, a partir de la actividad comercial y turística con la expropiación y concentración de la propiedad del suelo.

El neoliberalismo, fase superior del capitalismo, no enfrenta una selva virgen intacta, actualmente se trata de un reducto habitado con migrantes locales chiapanecos, desplazados, se conocieron en la Selva, estos trabajadores comuneros, jornaleros, ejidatarios son señalados por los ecologistas del capitalismo de derecha –académicos como Julia Carabias, Saruhkán, Gabriel Quadri- “los indios son los principales depredadores”, es un enfoque distinto del escocido que descubre la izquierda con el tren maya. La caoba, cedro, con unas 30 variedades tropicales duras y suaves de madera, el café chiapaneco de exportación, es consumido café y madera por europeos que ahora les preocupa el ecocidio en Chiapas, mientras los democráticos pequeñoburgueses canadienses callan con las mineras depredadoras a cielo abierto. La selva desapareció en Yucatán saqueada por trasnacionales con el apoyo de la oligarquía local.

En esta lucha de clases prevalece la lucha ideológica sobre la económica-política-cultural es virtual y simbólica. La coreografía en la celebración del EZLN es fantástica, no pocos compañeros invitan desde su escritorio a la “carga al combate final” sin medir la fuerza militar sistémica con armas de quinta generación misiles que destrozarían la Selva y al EZLN como han deshecho a Siria o Afganistán.

Se critica que el tren maya abriría la puerta al “turismo de masas” sin explicar qué se comprende en este concepto. Uno es que la región tiene sus principales ingresos económicos por el turismo, los comercios y los servicios, es decir la mayoría de los trabajadores asalariados se desempeñan en algún comercio, servicio o infraestructura en la que el turismo es la actividad con mayores ingresos económicos. Este sector terciario obtiene el 80% de los ingresos económicos totales en la región Sureste, ¿cómo hablar del turismo de masas?

Al aeropuerto de Cancún llegan entre 13 y 16 millones de pasajeros por año que pagan pasaje en 80 líneas aéreas europeas y 2 mexicanas, Volaris e Interjet, que son propiedad de Carlos Salinas de Gortari con Carlos Slim, Pedro Aspe, Miguel Alemán, Azcárraga Jean. Es un monopolio aéreo con pasajes “baratos” pero con costo elevadísimo para carga, puedes viajar con 10 kilogramos y si te pasas son de entre 500 y 1,700 pesos por kilo de más. A Mexicana de Aviación, con su sindicato, la destruyeron desde el gobierno salinista y redujeron a Aeroméxico a una empresa poco competitiva por cara y empleados mal pagados, recuerden que Alejandra Barrales era su dirigente antes de volverse de los Chuchos.

El pasaje en transporte terrestre como el ADO, propiedad monopólica de Alejandro Bailleres, la empresa cuenta con poco más de 6 mil autobuses que mueven a 150 millones de pasajeros anualmente. Del Sur al Norte por el Golfo de México y el centro Pacífico, hay que imaginar lo que significaría el tren para estos millones de trabajadores usuarios que podrían trasladar sus productos y usar el tren como pasajeros con trenes eléctricos a bajo costo.

La lucha de clases, además del zapatismo selvático, precisa análisis objetivos, comprendiendo que la región Sureste será seguro una geografía geopolítica que seguirá por el Golfo a los movimientos sindicales, campesinos, populares en defensa de ecosistemas y tierras, la defensa de la educación pública y gratuita, de la Universidad Pública, y de la salud con servicios integrales y que comprende la movilización de los trabajadores nómadas en escala local, regional e internacional.

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