Martí Batres
Esta semana, el Senado de la República aprobó la ratificación de Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, firmado en la Ciudad de Buenos Aires el 30 de noviembre del 2018, así como una serie de acuerdos paralelos de diverso tipo que tienen que ver con seguridad en automóviles, medidas sanitarias y transporte, entre otros, además de mecanismos de solución de controversias.
Con ello, México se convierte en el primer país en ratificar ese acuerdo firmado por los tres países. Esto no podría haber sido posible sin un notable esfuerzo de pluralidad parlamentaria que supo poner por encima de todo el interés general del país. La decisión del Senado de la República contribuye, sin duda, a un posicionamiento fuerte de México en la actual coyuntura internacional; se consolida la cooperación multilateral en materia económica, especialmente en la región norte de América y se da un mensaje contundente para la estabilidad económica de México, para las empresas mexicanas y para la economía nacional.
Así lo entendieron los Presidentes involucrados. El primer mandatario de México, Andrés Manuel López Obrador, felicitó a los Senadores consciente de que con ello se fortalece la relación comercial con nuestros dos países vecinos.
Por su parte, el Presidente Donald Trump mostró su beneplácito por la ratificación del tratado por parte del Senado Mexicano y urgió al Congreso de su país a hacer lo mismo. Y es que la determinación de las y los senadores mexicanos movió de forma interesante el tablero en el proceso de ratificación del acuerdo comercial.
En primera instancia provocó una reunión no prevista entre los mandatarios de Estados Unidos y Canadá con el objetivo de impulsar la convalidación de este acuerdo. El encuentro no fue poca cosa, pues es el primer acercamiento entre Trump y Justin Trudeau luego de la crisis diplomática que vivieron sus países el año pasado. Esto quiere decir que México se puso al frente de esta coyuntura y ahora, está a la espera de las determinaciones que tomen los congresos de Estados Unidos y Canadá.
Para aquilatar en su justa dimensión lo hecho por la Cámara de Senadores, no debemos olvidar que la confirmación del acuerdo comercial se da en una coyuntura difícil entre México y Estados Unidos por el tema migratorio. En buena medida la unidad mostrada en el Senado tiene que ver con la unidad a la que urgió la sociedad mexicana.
En este contexto, México ha puesto sobre la mesa el tema del respeto a los derechos humanos de los migrantes centroamericanos. Por eso es interesante que, en la reunión entre Trump y Trudeau, ambos gobernantes reafirmaran su compromiso con los derechos humanos en América Latina.
Si bien la ratificación debe pasar por los procesos y tiempos de cada Congreso, la aprobación de México hace que nuestro país tome la iniciativa y, de forma indirecta, logre colocar en el debate temas de impacto positivo en la región, encontrando una visión más humanista frente a la migración de Centroamérica a los países del norte, tan ausente en la discusión internacional, con miras a convertirla en una región más justa y con beneficio social para todas las naciones.
También es importante no olvidar que en el debate se presentaron discrepancias con el T-MEC en temas como cultura y agricultura, mismas que serán referencia para decisiones legislativas posteriores.